Opinión | Apunte

Sergi Mas

Sergi Mas

Periodista

Domingos de Ramis, por Sergi Mas

No maten al mensajero

Los Premios Ondas Pericos 2023

Luis García, en una imagen de archivo en un entrenamiento con el Espanyol

Luis García, en una imagen de archivo en un entrenamiento con el Espanyol

Otro entrenador. Otro proyecto. Otro dibujo. Otra propuesta. A ver si ésta es la buena. Veremos. Señor Ramis: estamos en sus manos. Aunque, mejor dicho, estamos en manos de los pies de los jugadores. ¿Cuántas veces se ha dicho que no son capaces de echar a un entrenador? ¿Qué no son capaces? Ay, que me da la risa y no acabo el artículo…

Quienes tengáis una edad, ¿os acordáis lo que nuestros futbolistas hicieron con Pavic, en 1983? Aquello daba la risa. ¿Pongo otros ejemplos de la era Míster Chen? ¿Los pongo de otros equipos? Le doy al Excel en el ordenador y me salen varios por cada temporada. Mandan los futbolistas, por muchos ipads que tengan los entrenadores y muchas tácticas que hagan. Hacen lo que les da la gana. Así va este gremio.

Ahora, en la Copa toca el Real Valladolid. Tal y como está el patio, lo sensato parecería tirar la copa y centrarse en el ascenso. Vale. Puede. Aunque creo que siendo la plantilla mejor pagada de la categoría y siendo la copa el torneo que hoy por hoy podemos aspirar para darle una alegría al cuerpo, Macarena, ehhhhhh, Macarena. Pues a por la Copa. ¿El Real Valladolid? Pues a por ellos.

No seamos pobres de espíritu centrándonos en el ascenso. No nos formulemos la pregunta “¿el ascenso o la copa?” Los dos, joder. Los dos. ¿Quién no firmaría una temporada así? “No estamos tan bien como para eso, Sergi”. ¿Estamos tan mal como para no aspirar? Ambición y orgullo, caray.

Por cierto, amigo Luis García. Hizo usted un buen trabajo. Su pasión y dedicación fue innegable e indiscutible. Pero como muchas de las cosas que pasan en la vida, pues eso: pasan. Aquello que tienen de ir de la mano tres factores: el momento oportuno, el lugar adecuado y la compañía necesaria. Pues que simplemente, quizás sí que era el lugar, pero desde luego ni fue el momento, ni con la compañía necesaria. Pero paciencia. Porque el fútbol nunca debe nada, pero la vida, sí. Y cuando menos te lo esperas, hablo por experiencia propia, la vida te espera a la vuelta de la esquina para darte un beso inesperado.