Miguel, el nieto de 'La María', dibuja el fascinante Girona que domina la Liga

María, mujer murciana que vino a Vallecas en la posguerra, en los años de penuria y hambre, siempre dio de comer al barrio de Vallecas. Este sábado, en una soleada tarde madrileña, una pancarta escrita por los ‘Bukaneros’ del Rayo Vallecano, otro equipo que cae ante el deslumbrante Girona de Míchel, instalado, casi de forma permanente en el paraíso (1-2), rendía homenaje al nieto de esa mujer tenaz y persistente que fue criado por su abuela, mientras sus padres, Benjamín y Candela, tenían una frutería que les ataba de día y noche.

"Míchel, el nieto de La María, bienvenido al barrio", se leía en esa gigantesca pancarta detrás de la portería donde Álvaro García anotó el 1-0, equilibrado luego por Dovbyk (1-1), prólogo del tanto de Sávio que mantiene al Girona en la cumbre.

Elogios de Ancelotti y Alguacil

"El Girona puede pelear la Liga, sin ninguna duda", proclamó Carlo Ancelotti, el técnico del Madrid, tras golear al Valencia (5-1) y no perder la estela del líder, que sigue teniendo dos puntos por delante. "Sin ninguna duda, es mejor que nosotros", añadió luego el técnico italiano, consciente de que el Girona es algo muy serio en esta Liga.

"¡Qué vamos a hacer si el que se ha puesto en cabeza lleva media de bajar de 2 horas en la maratón! La Real no lleva esa media, no podemos seguir ese ritmo, así que hay que aplaudirle"

Imanol Alguacil

— Técnico de la Real Sociedad

Fue también Imanol Alguacil, el entrenador de esa Real Sociedad que asombra en la Champions, quien encontró una comparación de la trepidante marcha del Girona con la maratón. "¡Qué vamos a hacer si el que se ha puesto en cabeza lleva media de bajar de 2 horas! La Real no lleva esa media, no podemos seguir ese ritmo, así que hay que aplaudirle y seguir trabajando, jugando y emocionando como el día pasado. Y no hablo de ganar, hablo de emocionar, que para mí es más importante", indicó el preparador vasco.

Aclamado en Vallecas

Emociona y conmueve el Girona porque es capaz de superar todo, incluso aquel 0-3 encajado en Montilivi, precisamente, ante el Madrid de Ancelotti. Y todo se debe al nieto de La María, el pequeño de la Cande que entró en su casa, el viejo y pequeño Vallecas, desbordado por la emoción. Salían los dos equipos al césped, pero nadie se fijaba en ellos. Una larga ovación de dos minutos precedió su procesión hacia el banquillo.

Emocionado y desbordado estaba el técnico del Girona. Aplaudía orgulloso a la grada, mientras lloraba por dentro antes de vivir un soberbio partido, lleno de alternativas, un canto al fútbol ofensivo. El Rayo firmó 22 disparos (nueve a portería, dos a la madera); el líder de Primera realizó 19 (siete entre los tres palos, uno a la madera). Una bendición para esta Liga que dos clubs de este nivel tengan la personalidad y valentía que mostraron en Vallecas.

Quinta remontada

 "Ha sido un partidazo, lo he disfrutado y lo he sufrido mucho también", confesó Míchel, quien entró al césped envuelto en aplausos y se marchó de idéntica manera. No se veía, pero las lágrimas dominaban su interior, golpeado en el corazón por esa pancarta que le hizo reencontrarse con La María.

"Esto es una pasada, estamos en una nube, queremos seguir soñando. Es una barbaridad lo que está haciendo este equipo, es increíble"

Míchel

— Técnico del Girona

"Mi afición es ahora la del Girona, que me ha acogido como en mi casa. Pero lo que he sentido con la afición del Rayo es increíble. Es uno de los días más especiales de mi vida", reconoció el técnico de Vallecas.

Y no se refería a su equipo, que no solo logró su quinta remontada en la Liga sino que firma números asombrosos: 34 puntos de 39 posibles, líder en solitario y seis, ‘¡sí, seis! victorias consecutivas fuera de Montilivi, una proeza que solo han conseguido Madrid y Barça.

"Esto es una pasada, estamos en una nube, queremos seguir soñando", proclamó el nieto de ‘La María’, aquella mujer que se instaló en unas chabolas de Vallecas en busca de un futuro mejor. Futuro y presente que encontraron gracias al trabajo de toda la familia, mientras el pequeño de Cande, a quien ellos siempre llamaron Miguel y ahora tiene, en cambio, ya asumida desde hace años la consideración de ‘Míchel I de Vallecas’, disfrutaba feliz de la calle Monte Oiz donde nació y luego pegaba patadas al balón en el patio del colegio Raimundo Lulio, de carácter católico y estilo franciscano, situado a cinco minutos de su chabola. Aunque para él siempre fue su hogar.

Tarde de grandes porteros

Y su hogar llegó ayer emocionado y superado. Antes incluso de que empezara el partido. Más aún al terminar, sumergido en una tormenta de sensaciones. Al equipo, quizá atrapado por ese impacto que rodeaba a su entrenador, también se le vio impreciso y nervioso en el primer cuarto de hora coincidiendo con ese Rayo eléctrico y desatado guiado por la presión voraz de Isi Palazón. 

Ese tanto rayista, producto del infortunio -el rebote favoreció a Álvaro García en el 1-0-, premió, sin embargo, el valiente espectacular arranque local. El barrio se lo estaba pasando en grande. Pero el Girona, una vez superado el aire emocional que suponía la vuelta del nieto de La María, se adueñó, al fin, de la pelota.

Tuvo varias ocasiones, pero topó siempre con Dimitrievski, quien estuvo felino (hermosa parada la suya al disparo de Iván Martín) y a la vez, sobrio, como cuando repelió el tiro furioso de Dovbyk. Gazzaniga se unió a la fiesta de los porteros con varias paradas decisivas para mantener de pie al Girona.

Conexión ucraniana

Entonces, Iván Martín inició una preciosa conducción para detectar a Tsygankov, quien asistió a Dovbyk (1-1). Y todo volvió a empezar. Luego, ya en la segunda mitad, robó Aleix, pasó a Tsygankov, disparó Dovbyk, rechazó Dimitrievski y marca Sávio el gol que mantiene al Girona en el paraíso, con 15 días por delante para disfrutar del liderato.

"Nuestro techo lo tenemos que poner nosotros, no los demás. Debemos soñar y trabajar para este sueño. No nos ponemos techo", dijo el nieto de ‘La María’. “Es una barbaridad lo que está haciendo este equipo, es increíble”, apuntó el pequeño de Cande. O sea, Miguel.