La crónica del Rayo-Girona: Otra remontada del Girona para seguir en el paraíso de la Liga

Otra remontada del Girona. Una más. Y lleva ya cinco en la Liga. Sorteó el gol inicial del Rayo para irse al parón del campeonato viviendo en el paraíso. Los goles de Dovbyk y Sávio le dieron el triunfo en Vallecas certificando que va en serio. Muy en serio porque suma ya 34 puntos de 39 posibles y nadie le puede mirar a los ojos.

Ni el Madrid. Ni tampoco el Barça. Pero la remontada se sostuvo sobre Gazzaniga, un portero que aguantó de pie en los malos momentos, y hubo bastantes, del líder en Madrid. Un líder espectacular, capaz de superar hasta un mal arranque de partido. 

Michel, tras asegurar el liderato de la Liga: "Es una pasada, estamos en una nube, queremos seguir soñando"

"Nadie se cree lo que nos está pasando. No hay palabras para definir lo que está haciendo este equipo"

Yangel Herrera

— Jugador del Girona

"Esto es un escándalo, es un escándalo", confesó Aleix García, superado incluso por la obra que están levantando. "Queremos seguir soñando y se ha demostrado que con el marcado en contra jugamos mucho mejor", ha dicho el nuevo internacional absoluto español. "Nadie se cree lo que nos está pasando. No hay palabras para definir lo que está haciendo este equipo", ha certificado Yangel Herrera.

Entró tarde el Girona. Entró 10 minutos tarde, tal vez sacudido emocionalmente por lo que sucedió antes del inicio del partido. Fue emocionante. Todo Vallecas gritando su nombre. Y él, entretanto, mirando a la grada. Aplaudiendo, saludando, emocionado y hasta un poco superado por la escena.

Es uno del barrio, uno de los suyos. Lo sacó “de la tumba de Segunda” y jamás olvidarán a ese entrenador moderno y atrevido que está cambiando el fútbol español dirigiendo al Girona. ‘Míchel, El nieto de la Maria, bienvenido al barrio", se leía en una pancarta que habían escrito los 'Bukaneros'. Nunca se ha ido el técnico. Se marchó a Huesca, luego lo echaron. Se quedó en el paro y lo rescató Quique Cárcel para el fútbol. Y el Girona se lo agradeció con dos años maravillosos, guiándolo a la cumbre de la Liga en solitario.

El equipo, sumergido en esa atmósfera, empezó mal. Mal y con mala suerte porque el 1-0, obra de Álvaro García, llegó tras un rebote desafortunado que nació de la presión, ambiciosa y valiente, de Isi. El Girona estaba espeso. Y ese gol del Rayo certificó ese irregular arranque de partido en la casa de toda la vida de Míchel.

Ese rebote de Camello precipitó la esperanza vallecana. Pero el líder es reconocible, incluso cuando no está lúcido. Pasado ese mal trago para Míchel, el Girona fue reconocible. Desde la defensa, excelente parada de Gazzaniga para sostener al equipo, a la dirección del juego, con un clarividente Aleix García disfrutando de su nueva condición de internacional. ¿Y arriba? Dinamita.

12 tiros, 4 a puerta en 45 minutos

Hasta 12 remates, cuatro a puerta, en los primeros 45 minutos, con dos paradones de Dimietrievski (uno a Iván Martín, prodigiosa fue su mano derecha, y otro a Dovbyk, en un ejercicio perfecto de reflejos), pero incapaz de quebrar el caudal ofensivo diseñado por Míchel ,que topó al inicio con la intervención salvadora de Lejeune sobre la línea de gol, ayudado por la madera. El poste izquierdo del Rayo envió la pelota fuera.

Iván Martín, en cambio, inició una excelente conducción, que le permitió detectar la galopada de Tsygankov por la banda derecha y este otea la gigantesca figura de Dobbyk en el área de Vallecas, aprovechando un también inoportuno resbalón de Mumim, el defensa que debía seguirle. Se deslizó sobre el césped dejando solo al gigantesco delantero ucraniano, quien no perdonó.

Esa conexión ucraniana le dio al Girona el empate. ¿Y el Rayo? Desapareció tras la parada de Gazzaniga al envenenado disparo de Óscar Valentín. Era el minuto 9. Luego, nada de nada. Quedó aplastado por el tsunami ofensivo que produce el Girona. Un equipo bonito de ver y complicado para descodificar. Incluso cuando empieza mal.

Dos palos del Rayo

Y eso que en la segunda mitad arrancó bien para el Girona, pero en un minuto se enredó todo con la ocasión de Espino, desviado por Gazzaniga, el héroe de la tarde vallecana. Luego, el palo ayudó al meta del Girona tras el cabezazo de Camello que repelió el palo izquierdo antes de llegar a sus manos. quien firmó hasta cuatro paradas en dos minutos.

Ni tres minutos de descontrol en los que tuvo la ayuda de la madera porque hasta el larguero se convirtió en su socio escupiendo el disparo de Trejo. Luego, Ratiu también topó con la inmensa figura de Gazzaniga, quien ocultó con manos y pies las deficiencias del Girona. El partido entró entonces en una fase divertida. Divertida para el aficionado, preocupante para los técnicos: Francisco y Míchel.

Tarde volcánica

Pero ni ese gol del Girona calmó la volcánica tarde madrileña. Dimietrievski y el palo derecho evitaron el 1-3 de Yangel Herrera pisando, de nuevo, el área vallecana con peligro, mientras Falcao, un viejo nueve en la fase crepuscular de su carrera (lleva años ya ahí), no acertó a cabecear en solitario lo que era el 2-2.

Si Dimietrievski fue el mejor del encuentro en la primera parte, fue Gazzaniga quien asumió ese rol. No había ni un segundo de pausa. No se podía despegar la mirada de la pradera de Vallecas porque no paraban de pasar cosas interesantes.

El robo de Aleix García

Estaba, sin embargo, por llegar la máxima expresión del Girona, un equipo ambicioso. Iniciaba el Rayo una jugada de ataque cuando se cruzó en su camino Aleix García, punto de partida del 1-2, donde los ucranianos volvieron a ser decisivos.

Rasgó Tsygankov por la derecha, remató bien Dovbyk, pero Dimitrievski estuvo mejor aún en su parada aunque el rechace cayó en los pies de Savinho, que firmó el 1-2. La esencia no era solo esa. La esencia es que había hasta cinco jugadores del Girona en el área del Rayo.

El centro de rabona de Miguel

Pero el espectáculo lo daba el líder. Centró de rabona Miguel, supuesto lateral izquierdo, y Arnau, el lateral derecho, cabeceó fuera al borde del área pequeña. Si acaba en gol habría sido la obra cumbre de Míchel sublimando su idea ofensiva, con los dos especialistas defensivos a casi 100 metros de Gazzaniga.

El Rayo no claudicó en ningún momento. Aquel cabezazo de Lejeune que se marchó fuera por milímetros, a la salida de un córner, posterior al disparo de Kiko Pérez. Nadie quería que acabara el partido. Un encuentro que pudo finiquitar Stuani después de un maravilloso centro de Yangel Herrera desde la banda derecha.

Pero el uruguayo, y por una vez, no fue quien siempre es. Letal y certero. Equivocó el punto de mira para sufrimiento del Girona. Pero vivir en el paraíso no es nada fácil. Y ahí anda el Girona, un equipo de ensueño. Entró ovacionado Míchel a Vallecas y se marchó ovacionado, con el público del Rayo puesto en pie. Aplaudiendo la gente, aplaudiendo el técnico. Conmovedora imagen. Emocionante.