Gimnasia

Robert Vilarasau, el primer gimnasta en enlazar tres cuádruples: "He pasado por un infierno"

El bicampeón de España de gimnasia trampolín volverá a competir internacionalmente un año y medio después tras haber superado una lesión del tendón rotuliano

El Campeonato del Mundo de trampolín de Birmingham de esta semana es clasificatorio para los Juegos Olímpicos de París 2024

Robert Vilarasau posa para EL PERIÓDICO en el CAR de Sant Cugat

Robert Vilarasau posa para EL PERIÓDICO en el CAR de Sant Cugat / Jordi Cotrina

Jordi Grífol

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El sonido de la lona elástica es martilleante, constante como un metrónomo. No cesa. Robert Vilarasau (Artés, 2001) salta sin parar en el trampolín. Se eleva hasta los siete u ocho metros e inicia las acrobacias; rápidas y elegantes, frenéticas y precisas. Mira la repetición en una pantalla en la sala de entrenamiento y se lamenta. Un par de elementos no le salieron como proyectó en su cabeza. El jueves empieza el Mundial de gimnasia trampolín en Birmingham, clasificatorio para los Juegos Olímpicos de París 2024. Una lesión del tendón rotuliano tuvo a Vilarasau sin prácticamente poder entrenar durante más de un año. Pensó en abandonar. No lo hizo. Ahora, resurgido, buscará a sus 22 años cumplir el sueño que la lesión no le ha podido arrebatar, ser deportista olímpico. 

Vilarasau estaba en su mejor momento. El doble campeón de España absoluto de gimnasia trampolín estaba consolidado nacionalmente, bien posicionado a nivel internacional, y acababa de cumplir uno de sus grandes objetivos, hacer un récord mundial. En el CAR de Sant Cugat, su hogar desde los 14 años, consiguió dos. A finales de 2021, logró encadenar dos cuádruples mortales en posición agrupada - con las rodillas pegadas al pecho -, algo que nadie había hecho con anterioridad, y a principios de 2022 se superó a sí mismo encadenando un triple cuádruple, haciendo una de las series en posición carpada - con las piernas estiradas y los pies en punta -.

"Perdí la fe"

El ritmo que llevaba el gimnasta era muy alto. La cantidad de elementos que intentaba una y otra vez estaban fuera de lo normal. Participó en el campeonato de Europa en Rimini y el campeonato de España. Y los tendones dijeron basta. La tendinopatía se convirtió en una pesadilla que duró de septiembre a junio de este año. Nueve meses. "He pasado por un infierno", se sinceraba Vilarasau, con la mirada perdida. "Venía a la sala de entrenamiento y veía a todos los gimnastas saltando y progresando mientras yo hacía preparación física y lo que podía. Al cabo de una hora solo quería irme de allí", explica.

Coger altura es fundamental para iniciar las acrobacias en la malla elástica. Impulsarse hacia arriba requiere mucha fuerza en las piernas, y las rodillas acaban soportando el peso de todo el cuerpo. Cuando Vilarasau se creía recuperado, saltaba de nuevo y, al apoyar de más en la rodilla izquierda buscando más altura, el tendón volvía a pedir tregua. Otras tres semanas sin poder subir a la malla elástica, y así una y otra vez durante los nueve meses. Probó todo tipo de tratamientos en su rodilla. Visitó a doctores, especialistas y fisioterapeutas, probó con factores de crecimiento y ácido hialurónico. Nada funcionaba. "Perdí la fe. Pensaba que nunca volvería al nivel que tenía", asegura.

Empezar de cero

"¿Por qué me pasa esto a mí?, ¿Qué necesidad tengo de estar así si no estoy disfrutando?", se preguntaba el gimnasta. La vida en el CAR se volvió muy complicada. "Vives aquí haciendo una sola cosa, y cuando esta cosa no va bien, no tienes nada. Solo te tienes a ti", expone.

Progresivamente, fue cogiéndole la medida a su rodilla. Tuvo que volver a empezar de cero, aprender a saltar en su novena temporada como gimnasta de trampolín. "Aún no puedo sostener todo el peso que sostenía en mi rodilla. Obviamente, tengo todos los elementos en la cabeza, pero plasmarlos de nuevo lo he tenido que hacer de cero", cuenta. "Esto me ha hecho mejor gimnasta, y poco a poco vuelvo a progresar, me siento mejor", añade.

Robert Vilarasau entrenando en el CAR de Sant Cugat

Robert Vilarasau entrenando en el CAR de Sant Cugat / JORDI COTRINA

"Por mucho que mentalmente estuviera por los suelos, seguí, seguí y seguí. Mi entrenador, Guillem Vila, ha apostado mucho por mí en estos meses, y me ha ayudado a no abandonar el barco. Además, tenía la motivación de no decaer y de conseguir mi objetivo", asegura. En 2020, Vilarasau intentó la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio. No pudo ser. Ahora, en el Mundial de Birmingham buscará, de nuevo, ser deportista olímpico. Para ganarse un hueco en París, tendrá que ser finalista. Ningún español lo ha conseguido aún en esta modalidad, olímpica desde Sídney 2000.

Los momentos duros han quedado atrás. A Robert Vilarasau todavía se le escapa una sonrisa nerviosa cuando recuerda los baches que ha tenido que superar. Le han hecho mejor gimnasta. Su primera profesora, en el Gimbe de Manresa, no se creía que aquel niño elástico y que no paraba quieto nunca había dado brincos sobre un trampolín antes. En Birmingham, a partir del jueves, Vilarasau volverá a competir internacionalmente con el combinado español tras un año y medio sin poder hacerlo. "Es el Mundial para dar la sorpresa", concluye.