R. SOCIEDAD-BARÇA (0-1)

Real Sociedad-Barcelona: Araujo obra un milagro para una victoria inmerecida

El defensa uruguayo aparece de la nada para asestar el gol decisivo en el tiempo añadido en un pésimo partido azulgrana

La contracrónica: Araujo premia las paradas de Ter Stegen

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FBL-ESP-LIGA-REAL SOCIEDAD-BARCELONA / AFP

Joan Domènech

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Tres visitas seguidas a San Sebastián coronadas con victoria, siendo reales, eran engañosas. Ocultaron las tres verdaderos suplicios. Seguramente no tuvieron la dimensión del vapuleo futbolístico al que sometió la Real al Barça anoche, al que maltrató como a un muñeco.

Pero se añadió el cuarto triunfo. Gracias a un milagro que benefició al campeón para llevarse el botín de los tres puntos sin merecerse siquiera el puntito que estaba obteniendo con el empate. Cayó del cielo ese milagro, pero no de quien se supone, sino de alguien de carne y hueso. Por el cielo volaba Ronald Araujo en una irrupción impetuosa y desesperada para atrapar ese balón colgado en la única acción positiva de Ilkay Gündogan en toda la noche.

Araujo culmina el remate que supuso la victoria del Barça sobre la Real.

Araujo culmina el remate que supuso la victoria del Barça sobre la Real. / Vincent West / Reuters

Cayó del cielo el milagro, pero no de quien se supone, sino de alguien de carne y hueso. Por el cielo voló Ronald Araujo para cabecear el 0-1.

La idea del clásico

Xavi quiso mantener la idea del clásico, pero la salida del equipo al campo no se pareció en nada. Solo se pareció con el desenlace, con un gol en el tiempo añadido que sentenció el duelo en favor del peor equipo. Del visitante en ambos casos. Hace una semana fue el Madrid; esta vez, al Barça.

Igual que Bellingham, Araujo avisó primero con un obús que rechazó Remiro, lo intentó Gavi con un tirito inocente y finalmente causó la tragedia local Araujo con una aparición que evitó no solo una derrota: evitó la crisis de que se alejaran a seis puntos el Girona y el Madrid.

Araujo, Koundé, Pedri, Lamine Yamal y Ferran celebran alborozados el 0-1.

Araujo, Koundé, Pedri, Lamine Yamal y Ferran celebran alborozados el 0-1. / Vincent West / Reuters

Araujo continuó de lateral, Fermín se mantuvo de interior y Cancelo volvió a ser extremo. El añadido de Koundé y Lewandowski no supuso un plus.

El Barça de Granada

Los planes de Xavi de perpetuar el dispositivo no tuvieron ningún efecto beneficioso. Cierto es que Araujo siguió de lateral derecho, que Fermín ocupó la zona del interior y que Cancelo repitió como extremo derecho, pero el Barça no tuvo nada que ver. Los refuerzos de Koundé y Lewandowski como titulares tampoco aportaron un plus. Al contrario, el francés regaló un balón a Oyarzabal que pudo costar el primer gol. Perdón, el segundo.

Sí se pareció, en cambio, la entrada del Barça a la que perpetró en Granada. Un robo a Gavi en la primera posesión calcó el inicio de Los Cármenes. Aquel día Bryan Zaragoza marcó el gol a los 18 segundos. Barrenetxea pudo anotar a los 27 segundos. Lo impidió una gran intervención de Ter Stegen. Con el pie evitó que la torpeza de Koundé se transformara en el segundo gol. Ese córner lo cabeceó demasiado cruzado Merino y al cuarto de hora Kubo tuvo en sus pies el cuarto gol. No es ninguna exageración. Así de lamentable y vergonzosa fue la entrada del Barça en el césped. Indigna.

Koundé se escapa de Merino en un lance del partido.

Koundé se escapa de Merino en un lance del partido. / Vincent West / Reuters

Gündogan se dejó en evidencia a sí mismo con un pésimo partido que apenas reparó con el centro del gol.

Digno de 4-0

Un 4-0 en el primer cuarto de hora habría sido perfectamente razonable. O en el descanso, porque en la siguiente media hora, el Barça solo reajustó sus posiciones defensivas y redujo el monumental índice de errores. No puede decirse que el equipo se pusiera a jugar, sino que pudo zafarse del acoso realista, calcando el dispositivo azulgrana: eran tres contra tres en el centro del campo, pero parecían seis contra tres. La defensa era una calamidad y la delantera no existía.

Gündogan se dejó en evidencia a sí mismo. Después de lamentar la ausencia de rabia tras la derrota de Montjuïc cabía esperar una reacción de genio, suya la primera por haber señalado a los demás. Perdió nueve veces el balón en la mitad inicial, lo que es demencial tratándose de un mediocentro supuestamente de garantías -por no darlas fue relevado Oriol Romeu, ¿no?- y, sobre todo, tratándose de él, por veterano y por acusica.

Gavi y Take Kubo pugnan por un balón.

Gavi y Take Kubo pugnan por un balón. / Juan Herrero / Efe

Agotar las cinco sustituciones habría sido insuficiente para promover una regeneración suficiente para igualar a la formidable Real.

Ni él ni nadie expuso un gramo de rebeldía, de mala leche por el baile a que estaban siendo sometidos. Fue el Barça un equipo pusilánime, sin fuerza ni orgullo, dominado y sometido por la Real, de cuya entidad estaban todos avisados.

Un descanso para reaccionar

Si el mensaje del entrenador había sido desoído, y esa pudiera ser una de las razones del desastre preliminar, tuvo Xavi la oportunidad de repetirlo, reforzarlo o cambiarlo en el descanso. Esas paredes debieron retumbar porque, como mínimo, lo que merecían escuchar era una sarta de improperios y groserías. Pero también de soluciones. No bastaba con una reacción enérgica, sino que era imprescindible una respuesta futbolística.

Mikel Oyarzabal remata y Marc Andre ter Stegen desvía la ocasión de gol en el segundo minuto de partido.

Mikel Oyarzabal remata y Marc Andre ter Stegen desvía la ocasión de gol en el segundo minuto de partido. / AFP7

El Barça no hilvanó una jugada decente hasta el minuto 90 y entonces dispuso de tres ocasiones.

No se atisbó ese rebote colectivo más allá de que terminara la sangría del acoso en el área de Ter Stegen. No bastaron las palabras del entrenador ni la introspección de los futbolistas, con lo que la tercera opción eran las sustituciones. Agotar las cinco habría sido insuficiente para promover una regeneración suficiente para igualar a la formidable Real que avasalló al Barça más tiempo y exhibiendo una mayor superioridad en todas las facetas. Pero con peor puntería, calamitosa impericia, nefasta destreza rematadora.

Entraron primero Pedri y Ferran y no funcionó. Irrumpieron Lamine Yamal y Raphinha un rato después, y tampoco. No radicaba el problema en los delanteros, sino en el juego. El Barça no hilvanó una jugada decente hasta el minuto 90 y la prueba fueron los tres remates consecutivos que, al final, obraron un fenómeno sobrenatural.

Pedri Gonzalez reapareció en el segundo tiempo de Anoeta después de dos meses.

Pedri Gonzalez reapareció en el segundo tiempo de Anoeta después de dos meses. / AFP7

Ficha técnica

Real Sociedad: Remiro (6); Traoré (7), Zubeldia (6), Le Normand (5), Aihen (6);Brais (7), Zubimendi (7), Merino (7);Kubo (8), Oyarzabal (7), Barrenetxea (7).

Técnico: Imanol Alguacil (8).

Cambios: Aritz (4) por Traoré (m. 63); Cho (sc) por Barrenetxea (m. 79); C. Fernández (sc) por Oyarzabal (m. 84).

FC Barcelona: Ter Stegen (9); Araujo (8), Koundé (4), Iñigo (6), Balde (5);Fermín (5), Gündogan (4), Gavi (6); Cancelo (4), Lewandowski (4), João Félix (4).

Técnico: Xavi Hernández (4).

Cambios: Ferran (5) por Fermín (m. 57); Pedri (4) por Lewandowski (m. 57); Raphinha (5) por Cancelo (m. 69); Lamine Yamal (sc) por João Félix (m. 69).

Goles: 0-1 (m. 92), Araujo.

Árbitro: Alberola Rojas (6),castellano-leonés. 

Tarjetas: João Félix, Brais, Iñigo, Zubeldia, Zubimendi, Gavi.

Estadio: Anoeta.

Espectadores: 37.555.