"SE LO DEBÍA AL EQUIPO", DICE EL CENTRAL

La contracrónica del Real Sociedad-Barça: Araujo, el delantero que premió las paradas de Ter Stegen

Araujo obra el milagro y le da el triunfo al Barça

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Marcos López

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"Se lo debía al equipo. Estaba en mi debe. Es mi primer gol de esta temporada". Así de contundente se ha mostrado Ronald Araujo, el central que marcó el gol del triunfo del Barça. Fue él quien dio una victoria "de oro", según Xavi, premiando, además, las decisivas paradas de Ter Stegen. Hasta cinco y todas decisivas del meta alemán.

Dos ataques distintos y un gol de un central

Agitó, una y otra vez, Xavi al Barça. Quiso reanimar a un equipo que estaba inerte. Sin fútbol, sin alma, sin reacción, sin energía… El técnico modificó toda la estructura ofensiva. Pero sin resultado. Empezó Xavi con Cancelo en ese rol de extremo derecho/interior derecho que no le está siendo nada productivo. Tuvo a Lewandowski, que se marchó con una hora de juego en sus piernas, aunque ni un solo remate. Y destinó a João Félix al flanco derecho, difuminado como anda el portugués en los últimos partidos.

Araujo festeja el gol que le da el triunfo al Barça en San Sebastián.

Araujo festeja el gol que le da el triunfo al Barça en San Sebastián. / Afp

Ese tridente no tuvo peligro. Ni gol, claro. Ni intimidó a la Real. Tan preocupado andaba Xavi que cambió, poco a poco, a los tres. Primero, al polaco; luego, a los ‘Joãos’. O sea, terminó con una delantera integrada por Lamine Yamal, que jugó en San Sebastián de extremo diestro. Necesitó 12 minutos, ¡sí 12 minutos! para tocar el balón porque nadie lo encontró. Nadie lo vio. Lamine, Ferran Torres, de ‘nueve’, y Raphinha, que salió en la derecha en el clásico, escorado como extremo zurdo en Donosti.

Ni con seis delanteros generaba peligro el Barça. Hasta que llegó Araujo en los minutos finales, creando hasta tres ocasiones. Y una de ellas acabó en el gol que vale tres puntos. Fue el uruguayo el jugador más determinante en ataque.

Xavi y su ayudante Òscar Hernández, en el banquillo del Reale Arena de San Sebastián.

Xavi y su ayudante Òscar Hernández, en el banquillo del Reale Arena de San Sebastián. / Efe

Xavi repitió el plan táctico del clásico

Repitió dibujo Xavi. Repitió el técnico el mismo plan táctico que ideó para el clásico colocando a tres centrales, con el retorno de Koundé al eje de la zaga y desplazado, de nuevo, Araujo al flanco derecho ejerciendo de lateral. Cayó Christensen del once y se mantuvo, en cambio, Iñigo Martínez encadenando su tercera titularidad consecutiva. El Barça de los tres centrales no dio, sin embargo, la solvencia defensiva. 

Resultó ser un equipo transparente, con tanta debilidad que la Real se le tiró encima. No había firmeza. Ni fiereza. Y eso que, tal vez, jugaban los tres mejores especialistas que tenía Xavi en este aspecto: Araujo, Koundé e Iñigo Martínez. Al uruguayo se le vio, curiosamente, sufrir más con Barrenetxea que con Vinicius la pasada semana. Al francés se le vio demasiado generoso haciendo regalos impropios de su calidad y, sobre todo, de su estatus. Y al vasco, silbado en su propia casa porque se fue en su día al Athletic, no se le detectó la autoridad que le caracterizaba.

Iñigo Martínez, durante el Real Sociedad-Barça en San Sebastián.

Iñigo Martínez, durante el Real Sociedad-Barça en San Sebastián. / Efe

Un papelito para Iñigo Martínez

A Iñigo no solo le tocó ejercer de central zurdo sino también de mensajero. Veía Xavi que el Barça, por mucho que intensificara la presión al inicio de la segunda mitad, no funcionaba como quería. Introdujo dos cambios. No tocó nada atrás, con los tres centrales. Pero sí cambió en el centro del campo (Pedri, que reapareció tras dos meses y 11 días, entró por Fermín) y en el centro del ataque: Ferran Torres suplió a un gris e invisible Lewandowski.

"Había tantas cosas puestas en el papelito que no sabia ni cómo decirle al resto"

Iñigo Martínez

— Defensa del Barça

Fue entonces cuando Iñigo Martínez recogió un papelito que le entregaron los técnicos desde el banquillo. Desplegó la hoja y la leyó. Aunque en más de una ocasión. Tenía que ir repartiendo órdenes a sus compañeros. Tres minutos más tarde recibió una tarjeta amarilla. Aunque iba sacando ese papelito que tenía escondido en una de sus medias.

"Había tantas cosas puestas en el papelito que no sabia ni cómo decirle al resto", ha reconocido después el defensa vasco.

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