LA INDUSTRIA DEL DEPORTE

Mundial 2030 & CVC: fin a las excusas en el ‘matchday’

Una imagen del Fondo Norte de Son Moix.

Una imagen del Fondo Norte de Son Moix. / MANU MIELNIEZUK

Marc Menchén

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España tendrá de nuevo un Mundial de fútbol 40 años después. El momento Naranjito sirvió entonces para una profunda renovación del parque de estadios nacional con fondos públicos, y desde entonces casi todo han sido parches para ir actualizando una oferta que hoy claramente ha quedado desfasada. En ocasiones por falta de recursos, en otras por dejadez de los dirigentes, y muy habitualmente por la falta de entente entre las administraciones y los clubes. Y un Mundial puede resolver especialmente lo primero, ya que el Gobierno estima una inversión de 750 millones de euros. 

Está por ver a quién le toca la lotería entre los equipos de LaLiga y Primera Federación cuyos hogares están entre las 15 sedes preseleccionadas. Suspiran fuerte La Romareda, El Molinón, Estadio Gran Canaria o Riazor, ya que con los fondos que ha inyectado CVC a través de LaLiga no pueden abordar una inversión como la que exige poner al día sus estadios. Del resto de potenciales sedes, lo cierto es que el saneamiento del fútbol profesional ha hecho que FIFA vea en la candidatura ibérica un seguro de bajo riesgo de desuso de lo construido o renovado para el campeonato.

Aprovechar la oportunidad

Si bien el campeonato no será hasta 2030, los campos seleccionados ya se conocerán como tarde a finales de 2024, y sería bueno no demorarlo mucho más, o incluso avanzar ese tipo de decisiones, para que los clubes no pierdan oportunidades. En un contexto de fuerte aumento de la oferta de entretenimiento, especialmente la digital, que mejore la experiencia de quien va a un estadio de fútbol va a ser crucial para que se sostenga como el producto por excelencia. 

En este caso, la Administración haría bien en recordar que estas infraestructuras tienen poco o nulo uso si no hay un club profesional que lo opere, y que la continuidad de estos en la élite pasa por contar con una infraestructura capaz de facturar más allá del día de partido. Si en su momento la obsesión era una instalación polivalente que exigía una pista de atletismo de por medio -sólo Montjuïc y La Cartuja la mantienen-, hoy el foco debe ser en que los interiores favorezcan los espacios de hospitality y eventos, acerquen al fan a la acción. Miren la transformación del Mallorca Son Moix.

Este año todos los clubes, con la excepción del Barça por el traslado obligado de estadio, han mejorado sus registros de abonados. Y la sensación general es que hay más apetito por ir a los campos tras la pandemia. Una tendencia que sólo se consolidará si la oferta da un salto de verdad. En juego hay 900 millones de euros en ingresos por matchday, y un potencial de crecimiento de más del 30%. Con Mundial y CVC, ¿se acabaron las excusas?

Adidas, una menor exposición al patrocinio en España

Los gigantes del equipamiento y la moda deportiva emprendieron hace tiempo una estrategia mucho más selectiva, prescindiendo de pequeños y medianos acuerdos para centrarse en grandes alianzas, ya fueran de alto impacto a nivel nacional -la Federación- o con un claro foco global, como el Real Madrid. Ha sido la decisión de Nike, pero también de Adidas, cuyas cuentas en España ya reflejan ese cambio de política. Entre 2021 y 2022, sus compromisos por contratos de patrocinio en el país se han recortado un 15,8%, hasta 539,3 millones de euros. 

Esa limpieza se ha dado en muchos casos trasladando el riesgo y la operación a distribuidores, como es el caso de Futbol Emotion, que ha encontrado su espacio en el fútbol profesional intermediando entre equipos y grandes marcas. Pero también han reducido su exposición en disciplinas de escaso impacto mediático y generación de ventas de merchandising, e incluso en los clásicos acuerdos con deportistas mediante entrega de producto. Aquí, el mayor potencial de conversión con campañas digitales y creadores de contenido ha pasado factura, y el deporte debería tomar nota de que hace tiempo perdió la exclusividad de la prescripción.