Sin liga profesional

De 'mileuristas' en España a cobrar 10.000 euros al mes en Rumanía: así es el éxodo del balonmano femenino

En España, la mayoría de clubs ofrecen contratos de 10 u 11 meses, con un salario que ronda el mínimo interprofesional. En verano, sin retribución

"No volvería pidiendo los sueldos de Rumanía, pero sí un mínimo y que la liga fuera fuerte", reconoce Alicia Fernández, que lleva seis años en Bucarest

Las 'Guerreras', selección española de balonmano femenino.

Las 'Guerreras', selección española de balonmano femenino. / RFEBM / J. L. Recio

Gisela Boada

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Hace más de una década que el balonmano femenino español se ha convertido en una fábrica de leyendas para este deporte. Marta Mangué -conocida como 'la pantera'-, Eli Pinedo y Silvia Navarro, entre muchas otras, fueron la cara visible de una revolución que bajo la marca de las 'Guerreras' marcó un antes y un después en este deporte.

Después de la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, la actual generación de 'Guerreras' se proclamó subcampeona del mundo en Japón 2019 y sigue demostrando que España es una buena cantera para el balonmano internacional.

Su palmarés ha ido acompañado de mejoras en la sección femenina, pero vivir del balonmano femenino en España sigue siendo, para la mayoría de ellas, una utopía. "En España te puedes dedicar exclusivamente al balonmano solo en casos muy puntuales", comenta Alicia Fernández Fraga (30). Este será la sexta temporada que la central titular de la selección española juegue en Rumania (Rapid de Bucarest). En España había pasado por diferentes clubes. "En esos tiempos, ni cotizaba o tenía un contrato a jornada parcial", explica Fraga.

Kaba Gassama (25), con quien comparte banquillo en la selección, repetirá esta temporada en la liga alemana después de haber pasado dos temporadas en Francia. Se formó en el BM Granollers, donde jugó en la máxima categoría sus primeros años. "Quería dedicarme al balonmano, pero sabía que si quería aspirar a algo tenía que irme, no solo de Granollers, sino de España", reconoce la jugadora catalana. "Hasta que no me fui a Francia no tuve un contrato de verdad, con cláusulas, primas, y 12 meses de vigencia", explica Gassama. En España, la mayoría de clubs ofrecen contratos de 10 u 11 meses, con un salario que ronda el mínimo interprofesional, alrededor de los 1.000 euros. Los meses de verano, sin competición, no reciben ninguna retribución.

Rumanía y su apuesta por el balonmano: hasta 10.000 euros al mes

El club de Alicia, el actual campeón de Rumanía, es una de las entidades que mejor paga a sus jugadoras en el mundo. La sociedad del club pertenece al Ministerio de Transportes, de donde recibe la mayor parte de su financiación. Sus salarios se acercan en algunos casos a los 10.000 euros mensuales y son un atractivo para muchas de las jugadoras de nuestro país.

En la última temporada hasta nueve jugadoras españolas estaban jugando en la liga rumana. "No podemos competir contra esos salarios, en estos países hay una apuesta clara y decidida por el balonmano con aportaciones estatales y locales", comenta Francisco Blázquez, presidente de la RFEBM.

Alicia Fernández lanzando en una jugada con el Handbal Rapid București de Rumanía.

Alicia Fernández lanzando en una jugada con el Rapid de Bucarest de Rumanía. / Cedida

Fraga reconoce que le gustaría volver a España. "No volvería pidiendo los sueldos de Rumanía, pero sí un mínimo y que la liga fuera fuerte, y pudiera competir en Europa”, reconoce. Actualmente, los equipos de la liga española solo pueden optar a clasificarse por la EHF Cup, la segunda división europea, puesto que la Champions League -máxima categoría- exige a los clubes jugar en una liga profesional.

El camino hacia la profesionalización de la liga española

Hace apenas unas semanas la 'Liga Plenitude ASOBAL' de balonmano (máxima categoría masculina) adquirió la calificación de Liga Profesional, un paso que a la máxima categoría femenina, la Liga Guerreras Iberdrola, le queda lejos todavía.

Mar Latorre, exjugadora de la selección española y actual narradora de TVE de la competición femenina de balonmano, reconoce que en términos de igualdad el balonmano ha mejorado mucho. Latorre, conocida en el mundo del balonmano como "Txarco", es anterior a la marca de las 'Guerreras' y su percepción es que si los chicos han conseguido la Liga Profesional, "las chicas pueden estar cerca".

En su apuesta por la mejora, la RFEBM ahora obliga a los clubes femeninos a tener un mínimo de contratos a jornada completa y parcial para competir en a máxima categoría. Los resultados son positivos: en las últimas 5 temporadas ha aumentado un 10% los contratos en las jugadoras inscritas a la liga Iberdrola.

En España, la nueva Ley del Deporte 39/2022, de 30 de diciembre, reconoce a las jugadoras de balonmano como profesionales del deporte. Esta sustituye la anterior del 1990, donde solo se consideraban profesionales las jugadoras que competían en una liga profesional. Esto conlleva la posibilidad -que no la obligación- de que los clubes ofrezca un contrato profesional a sus jugadoras.

Paulina Pérez Buforn, jurista y jugadora profesional del Club Balonmano Porriño considera que "esto es algo muy importante y un cambio fundamental". Paulina, que pertenece a la AMBM (Asociación de jugadoras de balonmano) -un colectivo que representa a las jugadoras- explica que el nuevo modelo de contrato profesional mejora las condiciones de las jugadoras porque, entre otros aspectos, ofrece bonificaciones mejores en caso de lesión, establece otras bases de cotización y se reconoce el derecho a vacaciones, a diferencia de los contratos comunes de 10 meses.

Sin convenio colectivo en la liga femenina

"Hay jugadoras que no quieren un contrato profesional, y hay muchos clubes que perderían a muchas de ellas si la liga fuese profesional", comenta Paulina Buforn. La jugadora y jurista explica que el hecho de que tengan otros trabajos o un plan de estudios dificultaría la profesionalización de su situación. "Como jugadoras necesitamos garantías de que merece la pena aplazar nuestros estudios o dedicarnos a 100% al deporte", comenta. Buforn subraya que sin un convenio colectivo que reconozca los derechos y las obligaciones de todas las partes involucradas, es muy difícil avanzar hacia la profesionalización.

Vivir del balonmano en España: la excepción

Elisabet Cesáreo (24) es una de las 'Guerreras' más jóvenes, y ha jugado solo una temporada en el extranjero, la pasada. Este año ha vuelto a España para fichar por el Costa del Sol Málaga, donde sí puede vivir del deporte. "La diferencia principal de la liga española con otras es un tema económico y que viene dado de ayudas, de espónsors y que de verdad se toman en cuenta el balonmano en esos países", comenta.

La pivote internacional es muy sincera sobre el futuro del balonmano español: "En España puedes vivir, pero que creo que a la larga y pensando en un futuro, necesitas marchar fuera para realmente poder vivir bien de verdad".

Si bien es cierto que algunos clubes de la Liga Iberdrola han logrado tener a todas las jugadoras en plantilla y cotizando, no es la dinámica habitual. "Nuestros clubes no tienen un músculo económico que les permita tener a todas sus jugadoras con los salarios que merecen", insiste Blázquez.

España: un mercado de oportunidades

Los equipos europeos se fijan en el mercado español porque el nivel es muy bueno y las condiciones contractuales que pueden ofrecer son mucho mejores que las de aquí. El balonmano español a nivel táctico está por encima de muchos países. A ojos del mercado europeo, este es el cultivo perfecto para fichar jugadoras españolas para sus ligas.

Ante un éxodo irremediable de jugadoras españolas, Blázquez reconoce que, como mínimo, se puede sacar algo positivo: "A la selección española le va bien, porque nuestras jugadoras están en los mejores clubes del mundo y se van perfeccionando".

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