Fútbol

Cuando el Carranza o el Teresa Herrera los jugaban Pelé y Cruyff: "¡No eran amistosos, se preparaban a muerte!"

Durante décadas, los trofeos de verano atraían estrellas de talla mundial que los jugaban como si fueran copas internacionales

"Al Carranza venían los titulares" y "Pelé lloró cuando recogió el Teresa Herrera", recuerdan los expertos Juan Lebrero y Héctor Pena

Pelé, a la izquierda, da la vuelta de honor en Riazor tras ganar el Teresa Herrera de 1959.

Pelé, a la izquierda, da la vuelta de honor en Riazor tras ganar el Teresa Herrera de 1959. / Santos FC

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hubo un tiempo en el que los equipos de Primera División llenaban estadios españoles en verano. Torneos como el Ramón de Carranza, el Teresa Herrera o el Colombino estaban marcados en rojo en el calendario. Eran eventos sociales para los que se hacía cola. No era para menos, porque como cabezas de cartel estaban Pelé, Cruyff o Di Stéfano. "Los equipos se los tomaban como si fuera la Intercontinental", recuerda Juan Lebrero, del Área de Historia del Cádiz, a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, aludiendo a los intensos enfrentamientos que se daban entre equipos de Latinoamerica y Europa.

"En un reportaje le preguntaron a Miguel Muñoz, exjugador y entrenador del Real Madrid, además de seleccionador español, cuál era el mejor trofeo de los 300 que figuraban en la sala del club blanco. Él respondía: el del Teresa Herrera. Con esto nos hacemos una idea de la importancia que tenían estos torneos", explica a este diario Héctor Pena, periodista y autor del libro 'Historia del Trofeo Teresa Herrera: 75 aniversario (1946-2021)'.

Un Trofeo Ramón de Carranza sin fecha y sin rival

Hoy, el Ramón de Carranza es la última de las prioridades del Cádiz. "Tenemos previsto salir de España el fin de semana del 5 de agosto para hacer un cambio de aires y dar un poco de lustre a la pretemporada del equipo. En ese caso, el trofeo se jugaría sobre el día 7", comentaba hace unos días Manuel Vizcaíno, presidente de la entidad gaditana. Aunque aseguraba que el Carranza "se merece un respeto" y que "hay otros equipos para los que es casi un partido de entrenamiento o que no lo celebran", lo cierto es que a estas alturas no se saben ni los equipos que lo van a jugar.

Por su parte, el 78º Teresa Herrera enfrentará al Bragantino brasileño y al Deportivo. El rival del equipo gallego, ahora bajo el paraguas de Red Bull, fue el equipo desde el que Mauro Silva, mito blanquiazul, fichó por el equipo deportivista. Será homenajeado en este encuentro junto a su compatriota Bebeto, otro jugador capital en la historia del club.

El cartel está muy lejos de los que Héctor Pena recopila en su obra. Entre todos, destaca el duelo que se vivió en 1959 en Riazor: "Fue la edición más importante, cuando se midieron el Santos de Pelé y el Botafogo de Garrincha. En el césped había hasta siete jugadores que se habían proclamado campeones del mundo en Suecia 1958".

El Palmeiras, con el Trofeo Carranza que consiguió en 1969 ante el Real Madrid.

El Palmeiras, con el Trofeo Carranza que consiguió en 1969 ante el Real Madrid. / Palmeiras

El día que Pelé lloró al recoger el Teresa Herrera

Brasil ha sido clave en la historia del fútbol de verano, tal y como reivindica Juan Lebrero, quien tiene guardado, sin publicar, un libro sobre lo que han significado los equipos del país latinoamericano en torneos como el Ramón de Carranza o el Teresa Herrera.

"Para ellos, eran auténticas giras. Suponía un choque de estilos. No es como ahora, por aquel entonces los equipos se desconocían mutuamente. ¡Se preparaban a muerte! Era tal el prestigio que daba ganar estos trofeos que en Brasil los cuentan en el palmarés oficial de los clubs", reivindica el miembro del Área Histórica del Cádiz.

"Un dato que habla de la importancia del trofeo es que Pelé reconoció que había recogido entre lágrimas el Teresa Herrera. Él, un jugador que venía de ser campeón del mundo", cuenta Pena. Lo que no admite discusión el componente artístico de los trofeos físicos de estos torneos. "El capitán de la Lazio, que ganó la edición de 1950 al Atlético, dijo: 'En Italia no existe algo igual. Estoy acostumbrado a copas que parecen para beber vino, pero esta es para champán. Es maravillosa", añade el periodista gallego.

Fueron las mejores décadas de estas competiciones, que nacieron en su mayoría a mitad del siglo pasado. El decano es el Teresa Herrera, cuya primera edición se llevó el Sevilla tras ganar al Athletic Club (3-2). Según el libro de Héctor Pena, la etapa inicial del torneo va hasta 1959, cuando se disputa el recordado Santos - Botafogo. Se llegaron a hacer unas fiestas propias a su alrededor.

Curiosamente, hasta 1955, el Deportivo no participó en el Teresa Herrera, cuya financiación corría a cargo de las autoridades locales de A Coruña. Su primer objetivo era dotar de contenido al Estadio de Riazor, inaugurado en 1944. "Era el modo de justificar el gasto en un país que notaba los efectos de la guerra civil".

El astro brasileño Pelé, a la izquierda, posa tras ganar el Teresa Herrera de 1959.

El astro brasileño Pelé, a la izquierda, posa tras ganar el Teresa Herrera de 1959. / EPE

Cruyff, en la final de consolación del Trofeo Carranza

En la segunda fase, que va desde 1960 a 1972, "el ayuntamiento empezó a recortar gastos y el nivel de los equipos decayó. El mejor conjunto fue el Benfica de Eusebio, que ganó en 1963 después de ganar dos Copas de Europa". A partir de 1973, en el Teresa Herrera hay un cambio de dirección y se adquiere definitivamente el formato cuadrangular, que el Ramón de Carranza adoptó en 1957. "Los representantes del Racing París le pidieron a los organizadores que, para hacer un viaje tan largo (lo era en aquellos años) se jugase una final de consolación", explica Lebrero, del Área de Historia del Cádiz.

Con el nuevo milenio, se produce el declive que se ha ido agudizando hasta la actualidad. Ahora, el Deportivo, en Primera RFEF, recibe a un equipo a partido único. "Nada que ver con los tiempos en los que venía Zarra, Garrincha, Eusebio, Beckeambuer, la 'Quinta del Buitre', el 'Dream Team'... El torneo tenía un atractivo turístico de primer nivel. Se llegó a conocer como el 'San Fermín del fútbol español'. Se acreditaban periodistas internacionales y José María García mandaba delegación o venía él mismo", explica Héctor Pena, para quien el Teresa Herrera debería ser declarado "patrimonio cultural inmaterial de Galicia".

El auge y declive del Ramón de Carranza es similar al del Teresa Herrera. La primera edición, de 1955, se la llevó el Sevilla tras ganar al Atlético de Portugal. "El primer que yo recuerdo fue el maravilloso de 1974, disputado en formato cuadrangular. Lo conquistó el Palmeiras de Luis Pereira ante el Espanyol bajo un calor de espanto. Pero atentos a la final de consolación: el FC Barcelona de Cruyff contra el Santos de Pelé. Victoria para los azulgranas por 4-1", recuerda Juan Lebrero.

Imagen promocinal del Trofeo Carranza 1974 que tenía a Pelé y Cruyff como cabezas de cartel.

Imagen promocinal del Trofeo Carranza 1974 que tenía a Pelé y Cruyff como cabezas de cartel. / EPE

"Los equipos venían siempre con titulares"

El miembro del Área de Historia de Cádiz se quedó prendado de aquel Palmeiras de 74, cuya plantilla tiene como fondo de pantalla en el ordenador. Eran jugadores que dejaban marca. "Además, los equipos venían con titulares, incluso extranjeros, no como ahora, que se ha ablandado. Juegas un miércoles y necesitas hacer una rotación para el domingo. Esos partidos no eran amistosos".

A esto, Lebrero le añade los periplos que seguían los clubs latinoamericanos, que en ocasiones llegaban horas antes de los partidos y tras comer malamente. Solo se escaqueaban equipos uruguayos como el Peñarol o el Nacional. Así lo cuenta entre risas Lebrero: "Ya era casualidad que siempre la gran figura venía lesionada o montaban una tangana enorme para que le expulsaran y así descansara de cara al campeonato local".

En sus orígenes, el Ramón de Carranza, que recibe su nombre del alcalde de la época, era "el colofón para el verano de Cádiz y servía para promocionar la ciudad". Esto justificaba el déficit que generaba. Hasta 1979, el equipo local no formó parte de la comisión organizadora. Como el Teresa Herrera, el trofeo tuvo que ser rescatado para evitar su desaparición.

El panteón de los trofeos: Costa del Sol, Villa de Madrid...

"El Carranza tenía a los mejores equipos de la Copa de Europa: el Stade de Reims, el Eintracht de Frankfurt, el Milan... Cuando venían el Sevilla o el Betis, el campo estaba abarrotado. Lo mismo el año que jugó el Benfica de Eusebio. Viajaron una ingente cantidad de hinchas portugueses desde Lisboa. El ayuntamiento tuvo que poner butacas para que la gente descansara por la noche debido a las pocas plazas hoteleras que había", rememora Lebrero.

Son tantos los recuerdos y las noches mágicas, que para el aficionado, el Carranza "no es una manifestación deportiva, es algo que le pertenece a todos los gaditanos. No puede desaparecer de ninguna manera". La aseveración viene de alguien que se define como "trofeísta", uno de tantos hinchas que seguirá yendo al campo casi en procesión.

Lo hacen para evitar en una parte de sus vidas corra la misma suerte que el Costa del Sol, Villa de Madrid, Villa de Gijón, Ciudad de Sevilla o Ciudad de Palma, devorados en el agujero negro del fútbol televisado y a deshoras de EEUU o Asia. O lo que es peor, de ciudades deportivas convertidas en patios de recreo a los que no acude nadie. Productos de consumo rápido, a diferencia del banquete de estrellas que eran los torneos de verano. Amistosos siempre fueron mucho más.