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EL PARTIDO DE MESTALLA (0-1)

Lewandowski, con un gol en el tiempo añadido, lo camufla todo

Agonizaba el partido, ya en el tiempo añadido, cuando el polaco transformó un delicado centro de Raphinha en un hermoso remate. Hermoso, plástico y decisivo remate para marcar el gol del sufrido triunfo en un ruidoso Mestalla.

Barça

Barça / VALENTI ENRICH

Marcos López

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 Se dirigía el Barça hacia un empate que le condenaba a días de frustración y desasosiego. Pero un centro, preciso, suave, educado y dulce de Rapinha, encontró el inacabable cuerpo de Lewandowski, un delantero que desató la euforia culé porque hay goles que valen mucho más que tres puntos. Hay goles, ya en el tiempo añadido de un volcánico encuentro, que son una auténtica fortuna. En la primera parte, el polaco cabeceó al palo; en la segunda se estiró de manera tan elástica como bella para silenciar Mestalla, permitiendo a Xavi tener una semana tranquila persiguiendo al Madrid. Noche veraniega en Valencia.

Noche de manga corta y miles de personas atiborrando el viejo Mestalla, un estadio que parece una caldera. Un estadio que está a punto de cumplir sus 100 años de vida, capaz como ha sido históricamente de meterle miedo al Barça. Da igual qué Barça. Sea el gran Barça de Guardiola. O el vertical Barça de Luis Enrique o el Barça de Xavi, que está en constante “proceso de construcción”. Empezó algo tibio el equipo azulgrana, superado por el ambiente y la intensidad exhibida por los jugadores de Gattusso.

Los equipos son el espejo del alma de sus entrenadores. Y este Valencia solo entiende el fútbol como una manera de correr aunque se apagó demasiado pronto. Eso fue mérito del orden establecido por el Barça, sustentado, anoche sí, en los interiores. Dominaban y gobernaban el partido Pedri, que retornó a su situación de interior derecho, y Frenkie de Jong, ubicado como volante zurdo. No era, curiosamente, el Barça de los extremos, condicionado, además, por las malas elecciones tomadas por Dembélé, el único especialista puro. Un rebelde que transforma su juego en un tratado de incomprensión. Un ejercicio infinito de impaciencia y descontrol. Anclado junto a la cal, el francés recibía bien la pelota y la pasaba mal. Tan simple como torturador resultaba para sus propios compañeros, desesperados como estaban. Y hasta Xavi, su más firme defensor, cayó en la angustia cuando veía, una y otra vez, que la “pulcritud”, palabra clave de su método de juego, era traicionada con alevosía y nocturnidad. Hasta 12 balones perdió Ousmane en los primeros 45 minutos. 

Un equipo con control, pero sin peligro

Prisionero de sus prisas, el Valencia fue domesticado con el control azulgrana, quien acurrucó la pelota para silenciar el estridente y ruidoso Mestalla. A pesar de que el Barça no lograba concretar ese dominio. Mucho control, pero poco remate (siete, una a puerta y otro al palo, el cabezazo de Lewandowski) porque no se sincronizaron bien las líneas. Al inicio, Kluivert ejerció de ‘guardaespaldas’ de Busquets, unido a la lesión de Cavani (sufrió un golpe en el tobillo derecho cuando no se había alcanzado ni el minuto 20), que rompió el atrevido plan diseñado por Gattuso. 

A través de la valentía de Balde, que no extraña jugar de lateral derecho siendo zurdo cerrado como es, encontró la vía para empujar al equipo valenciano al hogar de Mamardashvili, ese gigante que tiene por portero. Se puso nervioso el meta georgiano por la presión ordenada por Xavi y sus pies parecían llevar zuecos de madera. Terminado el primer acto, el Barça tenía motivos para estar más que enfadado porque resultó estéril acallar a toda Valencia. Mucho control, mucho gobierno, pero escasa eficacia. Un problema porque producir mucho y no sacar nada es muy mal negocio. 

Eric y Koundé, lesionados

Xavi se percató de que el negocio podía empeorar y efectuó un triple cambio cuando el reloj veraniego de Mestalla no fijaba ni la hora de partido: Gavi por Busquets, Raphinha por Dembélé y Ferran Torres, silbado y recriminado por la que fue su gente, por Ansu Fati. Medida de urgencia porque el Barça empezó dormido la segunda mitad y el Valencia vivía excesivamente tranquilo. Pero ni así le cogió el hilo del partido, al tiempo que se le iban cayendo jugadores lesionados. Primero, Eric; luego, Koundé. Y Piqué, entretanto, necesió varios minutos para calzarse las botas en un gesto que desesperó al banquillo, incapaz de quitarle el nudo a los borceguíes. No hubo fútbol alguno enredada la noche entre discusiones y polémicas como el gol anulado, y con razón, al Valencia por la mano de Marcos André que detectó el VAR.

Fue entonces cuando Gattuso desde la banda se adueñó del encuentro. Se jugo a lo que él quiso terminando Xavi con una zaga de circunstancias formada por Balde, Piqué, Marcos Alonso y Alba. En ataque fue un verdadero desastre resumido en esa doble ocasión a falta de cinco minutos. El centro de Pedri dejaba solo a Ferran Torres. Pero remató contra sí mismo. Bueno, en realidad, ni remató. Y después la pelota, caprichosa ella, caía ante dos delanteros. Raphinha se adelantó ante Lewandowski y envió el balón a la calle valenciana. ¡Ver par creer! Dos ocasiones en el área pequeña de un asustado Mamardashvili. Era gol o gol. Dos goles en una misma jugada. Dos errores que hicieron llevarse a Xavi las manos a la cabeza porque no podía entender tanto desacierto.

Agonizaba el partido, con un frustrante y desesperanzador partido hasta que llegó la jugada ‘made in Madrid’. Un gol en el último suspiro. Un gol de oro en el tiempo añadido porque Raphinha se inventó un mágico centro rematado de forma espectacular por Lewandowski. El gol de un nueve cuyas piernas se estiraron como si fueran un robot hasta cambiar la dirección de la pelota para darle al Barça una victoria que es todo un tesoro. Aunque el tesoro es tener a Lewandowski, un cazagoles que camufla todas las disfunciones de un equipo convaleciente.   

Valencia 0 - Barça 1

Valencia: Mamardashvili (6), Thierry (7), Gabriel (7), Cömert (6), Gayà (8), Foulquier (5), Hugo Guillamón (5), Almeida (5), Kluivert (6), Cavani (s.c) y Samuel Lino (6).

Entrenador: Gennaro Gattuso (5)

Cambios: Marcos André (5) por Cavani (m. 17); Samu Castillejo (5) por Kluivert (m.72); Lato (5) por Almeida (m. 72); Jesús Vázquez (s.c) por Thierry (m. 77)

 Barça: Ter Stegen (5), Balde (6), Koundé (6), Eric (5), Alba (5), De Jong (6), Busquets (4), Pedri (5), Dembélé (4 ), Lewandowski (8) y Ansu Fati (5).

Entrenador: Xavi Hernández (5)

Cambios: Marcos Alonso (4) por Eric (m. 42); Ferran Torres (4) por Dembélé (m. 56); Gavi (5) por Busquets (m. 56); Raphinha (4) por Ansu (m. 56); Piqué (5) por Koundé (m. 73)

 Goles: 0-1, Lewandowski (m. 90 +3)

 Árbitro: De Burgos Bengoetxea 6), vasco.

 Tarjetas amarillas: Eric (m. 21); Marcos Alonso (m. 44); Lino (m. 67); Hugo Guillamón (m. 83); Gavi (m. 88); Piqué (m. 90 +2); Castillejo (m. 90 +6); Foulquier (m. 90+6), Ferran Torres (m. 90+7) 

Estadio: Mestalla

Espectadores: 46.007

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