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La Liga de los hombres... "especiales": los presidentes del fútbol de los 90

La serie ‘La Liga de los hombres extraordinarios’ (Movistar+) rememora las extravagantes vivencias de los directivos de los clubes españoles en la década de los noventa con algunos de los protagonistas de esos años locos.

PRESIDENTES

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Daniel Gómez

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Manuel Ruiz de Lopera ayudando a un bético a introducir las cenizas de su padre fallecido al campo en un envase de zumo, Jesús Gil en la sede de La Liga arreando un puñetazo al gerente del Compostela delante de Jose María Caneda y presentando a su cocodrilo Furia en la sala de prensa del Vicente Calderón, Joan Gaspart bañándose en el Támesis tras conquistar la primera Champions del Barça...

Escenas que se repetían cada fin de semana en los años noventa y que parecen más propias de una comedia que de unos tipos que representaban a los clubes más importantes de LaLiga. Los cinco capítulos del documental ''La Liga de los hombres extraordinarios' (Movistar+) rememoran aquellos años en los que los presidentes eran los grandes protagonistas de sus equipos a base de extravagancias, su forma diferente de dirigir a dichos equipos y un escaso sentido de la moralidad con los que llenaban portadas de la prensa deportiva y no deportiva.  

«No éramos extraordinarios, éramos especiales», afirma Joan Gaspart (FC Barcelona), cuyo testimonio está presente en la serie junto a los de Augusto César Lendoiro (Deportivo de La Coruña), Manuel Ruiz de Lopera (Real Betis), José María Caneda (SD Compostela) y José María del Nido (Sevilla FC). «Los tiempos han cambiado y todo ha evolucionado muchísimo. Entonces éramos más forofos, más divertidos para el público, ya que los fichajes, los enfrentamientos y las disputas dependían de la pasión y la forma de ser de los dirigentes», añade. Capaces de manejar a las masas a su antojo, cada uno de ellos dejó multitud de momentos para la posteridad. Del «estábamos en la UVI» de Lopera al ganar la Copa del Rey con el Betis al «a mi que me inhabiliten estos gilipollas, esto es una corrupción y una adulteración de la competición» de Jesús Gil a los árbitros, pasando por el «que bote Mendoza» con el que el expresidente del Madrid celebró una victoria ante el Barcelona en la Supercopa.

«Nos insultábamos y nos decíamos de todo. Pero cuando tuvo que venir a ser operado en Barcelona, yo me encargué de ir todos los días a llevarle comida a la clínica, porque no le gustaba la de allí», recuerda Gaspart sobre su gran rival blanco antes de recordar una anécdota con la que su «gran amigo» Jesús Gil trató de aconsejarle.

 «Una vez jugamos un partido benéfico en Barcelona y yo, que jugaba de delantero, tenía que tirarle un penalti a él, que era era el portero del otro equipo. Se acercó para decirme que al estar en mi ciudad se iba a dejar meterlo, que disparara hacia la izquierda y él se tiraría a la derecha. Hice eso y él lo para», rememora Gaspart sobre el que fue presidente del Atlético. «Tras hacerme el lío, me dijo: ‘Esto es para que aprendas a no fiarte nunca de nadie’».

"Ahora los presidentes están más preparados y se preocupan más por la economía"

— Joan Gaspart

Polémicos, irreverentes y desafiantes, los presidentes de los noventa se convirtieron en ídolos de masas hasta que, antes o después, los resultados deportivos dejaban de acompañar y llegaban los problemas financieros, arrastrados por las dudosas prácticas económicas empleadas para dirigir los clubes y fichar estrellas, que llevaron a muchos de sus equipos a la ruina. Muchos de ellos protagonizaron la conversión de los clubes en Sociedades Anónimas Deportivas en 1992, con unas formas tan estrambóticas como la de Ruiz-Mateos, exdueño del Rayo Vallecano, que se presentó a última hora en la sede del Consejo Superior de Deportes en bata y zapatillas con los documentos necesarios.

«Ahora los presidentes están más preparados, son más fríos y están más preocupados por las condiciones económicas», asegura Gaspart. «Si te descuidabas te robaba la cartera», decía sobre él Lendoiro, célebre por su dureza negociando traspasos, al recordar como el Barça pagó los 4.000 millones de pesetas (unos 24 millones de euros) de la cláusula de Rivaldo a última hora del mercado de fichajes de 1997. «Éramos todos muy amigos, pero nos hacíamos muchas cosas incorrectas dentro de la legalidad. En el caso de Rivaldo, fue una mala jugada de nuestra parte hacia el Deportivo y hacia su presidente. Estuvimos un tiempo sin hablarnos».

Futbolistas como Mijatovic y Pablo Alfaro, el entrenador Fernando Vázquez y periodistas como Olga Viza y Alfredo Relaño, entre otros, completan el elenco de una producción que navega entre la nostalgia y el pudor por los actos de unos directivos que décadas después aún son recordados y mantienen, fuera del foco, la «pasión» por sus equipos. «Ahora soy incluso más forofo que entonces, es algo que empeora con el tiempo», asegura Gaspart. 

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