LA INDUSTRIA DEL DEPORTE

Deportistas y criptomonedas

Moshe Hogeg, con barba, de Ownix.

Moshe Hogeg, con barba, de Ownix.

Marc Menchén

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En las últimas semanas hemos asistido a dos circunstancias que han reabierto el debate sobre el papel que tienen los deportistas y los clubes en el desarrollo de la sociedad, y, sobre todo, ha dejado claro que el dinero no lo puede ser todo. A veces, más vale ser el primero en hacerlo bien que simplemente el primero. Lo hemos visto con el fallido proyecto del FC Barcelona y Ownix, pero también con la reprimenda de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a Andrés Iniesta por publicitar Binance, una plataforma de compraventa de criptomonedas.

El deporte ha visto en el mundo del blockchain y los nuevos activos digitales una nueva manera de generar elevados ingresos a corto plazo, vitales en un contexto como el actual, donde el Gobierno ha cortado de raíz los patrocinios de las casas de apuestas y el negocio tradicional no acaba de arrancar por los estragos de la pandemia y las restricciones de público que aún se vislumbran. El problema es que, en muchos casos, se ha firmado con empresas totalmente desconocidas y, como evidenció el Barça, claramente sin un análisis serio de los riesgos reputacionales de asociarse con determinadas empresas. Pero será si, advertida la junta sobre los problemas que podía traer el lanzamiento de NFTs con un operador desconocido, se tiró igualmente adelante.

De hecho, la misma semana que en el Camp Nou se rescindía rápidamente con Ownix tras la detención de varios ejecutivos vinculados a la compañía, el Manchester City decidió dejar en suspenso un patrocinio regional con 3Key Technologies, a la espera de realizar una mayor investigación sobre una empresa que, al parecer, no tenía una actividad real.

"Riesgos relevantes"

Ambos casos comparten el hecho de que se trata de auténticos desconocidos incluso para los expertos en el universo cripto. Y muchos clubes pequeños y medianos deberían preguntarse hasta qué punto no es extraño que haya plataformas capaces de vender tokens con su escudo sin apenas incidencia entre sus aficionados por varios millones de euros. Algunos clubes están incluso obteniendo más dinero con este modelo de negocio que con la publicidad de las apuestas.

En cuanto a Iniesta y Luis Suárez, que participaron en una campaña coordinada de Binance, el debate es otro. La CNMV criticó al manchego por publicitar la compraventa de criptomonedas, a las que atribuye “riesgos relevantes”, si bien nunca ha hablado cuando otros atletas han promocionado ampliaciones de capital en bancos con los que muchos ahorradores perdieron dinero. Aquí la pregunta es si tiene sentido que un deportista publicite productos que no siempre entiende cómo funciona, porque su situación será la de muchos fans que compraron tras ver la foto. Y ahí el deporte sí debe demostrar que, además de para generar ingresos, está para apoyar el progreso de la sociedad.

Bayern y Real Madrid, un oasis entre los gigantes del fútbol europeo

Junto al FC Barcelona, Real Madrid y FC Bayern son los únicos dos grandes colosos del fútbol europeo que están controlados total o parcialmente por sus socios. Ahora bien, a diferencia de los blaugranas, estos dos equipos de fútbol han demostrado una mayor capacidad de resiliencia durante la crisis de la Covid-19. Mientras los blaugranas han cerrado las dos temporadas pandémicas con unas pérdidas agregadas de 582 millones de euros, los blancos han logrado ganar 1,2 millones y los bávaros han registrado un saldo favorable de 11,7 millones de euros.

Podemos discutir mucho qué explica esta diferencia en los modelos de gestión de la pandemia, pero hay un argumento de peso que expuso esta semana el director financiero de los germanos. “Una gestión sensata y no gastar más de lo que ganamos ha contribuido al hecho de que aún pudimos registrar una pequeña ganancia”, dijo Jan-Christian Dreesen, ante los socios del club.

Esa sensatez es la que exige trabajar con un presupuesto de gasto que no contemple ingresos extraordinarios no realizados, y es un error que Joan Laporta repetirá pese a las consecuencias que puede tener hacerlo, como nos demostró Josep Maria Bartomeu. Hoy el Barça aún está buscando 75 millones de euros que dijo que generaría en ingresos y no están (venta de Barça Studios y nuevos patrocinios), de ahí que pasar a octavos de la Champions League sea una necesidad más económica que deportiva. De no suceder, el agujero se incrementaría en 20 millones. Y un tercer año de pérdidas lo que supone es perder competitividad a futuro.