FÚTBOL CATALÁN

Lleida: un club camino de su segunda muerte

El Lleida Esportiu, que nació de las cenizas del histórico Unió Deportiva Lleida, se asoma al abismo

El Ayuntamiento amenaza con quitarle el campo y los jugadores y la afición se plantan

La Guardia Civil registró por sospechas de fraude a la Seguridad Social el club, que debe 1,6 millones de euros a Hacienda

El Camp d'Esports de Lleida.

El Camp d'Esports de Lleida. / TWITTER / @Lleida_Esportiu

Roger Pascual

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El Lleida Esportiu nació en 2011 de las cenizas de la Unió Esportiva Lleida, que después de haber jugado en Primera en la temporada 93-94 bajó la persiana en Segunda B tras 72 años de existencia. Desde entonces el nuevo club ha sobrevivido en la tercera categoría estatal, pero una década después de su reencarnación los problemas económicos vuelven a asomarle al abismo.

El pasado domingo los jugadores decidieron decir basta, cansados de la situación de precariedad: el club no paga no solo las nóminas de jugadores y técnicos del primer equipo ni del resto de empleados, sino que tampoco los arbitrajes de los equipos de la cantera. Algo que no solo ha provocado sanciones sino que ha llevado a que los tres conjuntos de la base (alevín, infanti y cadete) no pudieran disputar sus encuentros el pasado fin de semana después de la Federació no designara colegiados para los mismos.

La semana anterior la primera plantilla ya habían hecho un parón antes del encuentro contra el Cerdanyola. El domingo, antes del Lleida-Terrassa, hubo cuatro actos reivindicativos: el primero, una concentración frente al Camp d'Esports antes del choque ante el Terrassa en la que participaron los jugadores del primer equipo y también los familiares de los canteranos; cuando el árbitro pitó los jugadores y técnicos locales se quedaron un minuto en la banda mirando a un palco nuevamente vacío; al descanso algunos aficionados tomaron la tribuna para simbolizar el desgobierno que hay; y al final del encuentro hubo una invasión pacífica del campo para solidarizarse con la plantilla.

"El vestuario está destrozado"

"El vestuario está destrozado, peor que nunca", reconocía Gabri en la sala de prensa. El exazulgrana, ahora técnico del Lleida, se fue directo a la caseta tras la derrota 0-1. Necesitaba estar solo, estaba muy tocado, como confesó. Y no pudo presenciar en directo las imágenes de la invasión pacífica de campo, con los aficionados abrazándose a los jugadores.

"Al final estás situaciones hacen unir a los grupos. Afición y jugadores están luchando por lo mismo, todos. Queremos seguir compitiendo y la afición quiere seguir yendo al campo. No quiero creer que se pueda acabar. Espero que no sea así", apuntó, tras la amenaza del Ayuntamiento de dejarles sin campo.

El Ayuntamiento de Lleida llevará al Pleno el fin del convenio de cesión del Camp d’Esports al Lleida Esportiu si el club no justifica el cumplimiento. El pasado 10 de noviembre dio 10 días a la entidad para presentar alegaciones ante un informe que enunciaba los incumplimientos fiscales y sociales. Además del impago de las nóminas de la primera plantilla, de los técnicos y demás empleados y de la deuda con la Seguridad Social, Hacienda denunció que a diciembre de 2019 el Lleida debía 1.587.075,99 euros.

La imagen de la ciudad

«Ya basta», sentenció el alcalde, Miquel Pueyo, que aseguró que habían tomado esta decisión en defensa de «la imagen de la ciudad, el Camp d’Esports y el interés del deporte base». El pasado 5 de octubre la Guardia Civil, en colaboración con funcionarios de la inspección de Trabajo, realizaron una inspección administrativa al Lleida Esportiu en el marco de la Operación Strike 11, en la que se investigan supuestos delitos de fraude a la Seguridad Social y blanqueo de capitales.

«Cada año hay denuncias de impagos pero cuando la Guardia Civil entró en un equipamiento municipal aumentó la preocupación», explica a este diario Ignasi Amor. «Genera tristeza, es complicado y tiene muchas connotaciones», señala el concejal de deportes, que garantiza que si al final se retira el uso del Camp d’Esports al club la cantera seguirá jugando en equipamientos municipales. Si desaparece el Lleida Esportiu, el Atlètic Lleida quedaría como el principal club de la ciudad y juega en Primera Catalana.

Sin noticia de los propietarios

Desde que el Ayuntamiento lanzó el ultimátum, consensuado con todos los grupos y que vence este jueves, no ha recibido comunicación del presidente, Jordi Esteve, que es copropietario del club junto a su hermano Albert. Ambos se hicieron cargo del club hace una década después de que Annabel Junyent, que había ganado la subasta para heredar la plaza del Lleida, no presentara el aval.

Tatxo Benet, propietario durante 12 años de la UE Lleida, le había traspasado su paquete de acciones en 2010, pero Junyent no pudo evitar la quiebra del club ni tampoco consiguió reunir el millón de euros al que se había comprometido para heredar los derechos federativos.

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