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SUIZA 1- 1 ESPAÑA

Las manos de Unai Simón llevan a España a Wembley

La selección española se clasifica para las semifinales después de superar a Suiza en una tanda de penaltis agónica

Marcos López

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Unai Simón, un chico de hielo, con manos de acero y pies precisos, pese a todo, abrió la puerta de Wembley a la España de Luis Enrique. El fútbol, caprichoso como es, tenía guardada una tarde para que ese portero vasco se agigantara en la tanda de penaltis para quebrar la resistencia heroica de Suiza y colocara a la selección en las semifinales de la Eurocopa. Sí, esa selección en la que casi nadie creía, guiada por un terco entrenador asturiano, que ha firmado una regeneración en tiempo récord hasta colocar a ese equipo, que no jugó bien, sufrió más que nunca y emocionó como hacia años que no se veía, entre los cuatro mejores del continente.

Palabras mayores para una España que sobrevivió con una encomiable dignidad en una tanda de penaltis que empezó horriblemente. ¿El partido? Gol de rebote de Zakaria en propia puerta y rebote entre Laporte y Pau Torres para que Shakiri firmara el empate. Ni contra 10 pudo el equipo de Luis Enrique, chocando, una y otra vez, contra Suiza. En la prórroga,  mejoró el juego, pero no la puntería, angustiados todos temiendo los penaltis, donde España había fallado los cinco últimos lanzamientos antes de esta tanda. En realidad, fueron seis porque Busquets lanzó el primero y se estrelló en el poste derecho, como si Sommer, el héroe suizo, tuviera un ángel de la guarda.

Lo que no sabía el meta helvético que el verdadero héroe fue Unai Simón. No pudo hacer nada en el primer penalti de SUiza, paró el segundo, cuando España estaba al borde del abismo, paró el tercero y asustó de tal manera a Vargas que lo tiró al Mar Báltico. Luego, Dani Olmo y Gerard enmendaron el error de Rodri antes de que Oyárzabal, otro vasco frío, firmara el penalti decisivo.

Buen comienzo

Pero en San Petersburgo, un portero, que llevaba escondida la chuleta en la toalla, se levantó con tanta contundencia que España acabó arrodillada, llena de admiración y emoción por la tremenda personalidad que demostró.

Y eso que el partido empezó mal para España. No tenía juego. Y sin darse cuenta, en una acción a balón parado que estaba diseñada para el cabezazo de Laporte, liberado tas una pantalla defensiva, terminó con un afortunado disparo de Jordi Alba, que topó con el pie derecho de Zakaria. Lo que era un tiro sin aparente peligro del lateral azulgrana acabó siendo un gol decisivo. La trayectoria de la pelota quedó desviada por el centrocampista del Borussia Mönchengadbach con tan mala suerte que dejó sin margen de respuesta alguna a Sommer. Sin fútbol, es verdad que el partido ni había alcanzado el minuto 10, y España ya ganaba en San Petersburgo en ese imponente y modernísimo estadio, situado en una isla, asomándose al Mar Báltico.

Y Suiza, con una sustancial modificación táctica (Petkovic abandonó el 3-5-2 y apostó por un 4-2-3-1 para arroparse mejor lamentando la ausencia de Xhaka, su líder), se desplomó, ensuciando su interesante arranque, con dos apariciones peligrosas de Shakiri. Pero el córner servido por Koke, que era para Laporte (saltó el central del City pero el balón iba demasiado alto), disparado por Alba, desviado por Zakaria cambió totalmente el paisaje.

A partir de ahí, España se quedó con el balón gracias a la sabiduría de Busquets y la creatividad sin fin de Pedri, inteligente, además, el canario en un par de valiosas acciones defensivas, aunque el choque se jugaba en la zona ancha. Parecía que no había áreas. Se movía Morata con criterio para desgastar a los centrales suizos, pero solo tenía la ayuda de un vertical Ferran Torres, quien empezó por la banda derecha. Suya fue la acción que provocó el saque de esquina, prólogo del afortunado 0-1 de la selección de Luis Enrique. En la izquierda, Sarabia no tenía peso alguno en el ataque, por lo que la tarde en la antigua capital del imperio ruso se hizo anodina. Hasta aburrida. Plomiza. Nada que ver con el vértigo exhibido en el Parken de Copenhague para quebrar a la Croacia que se dirige hacia el final de un ciclo.

Suiza asustaba por la derecha

En los primeros 45 minutos queda la estadística como retrato de ese choque sin áreas. Un tiro de España, un gol. Cero remates de Suiza. Aunque no indica, sin embargo, el temor que anidaba cada vez que el equipo de Petkovic percutía por la banda derecha del ataque. Hasta cuatro córners forzó la selección helvética. Tres de ellos en apenas cinco minutos. Y los tres fueron rematados. Fuera acabó el balón, pero rematada siempre ya fuera por Akanji o Widmer.

Luis Enrique, que ya metió mano en la alineación inicial (entró Alba por Gayà y Pau Torres por Èric García), se desesperaba con esos minutos finales de la primera mitad, consciente de que España no tenía el control. Ni siquiera aprovechó que los dos accidentes le salieron cara. El providencial desvío de Zakaria y la lesión de Embolo, uno de los mejores delanteros de Suiza, que se marchó abatido al vestuario cuando no se llevaba ni media hora de partido.

Sí hubo, en cambio, un rasgo de la verdadera España de Luis Enrique. ¿Cual? La presión. Un arte. Si se hace bien, claro. Si se ejecuta mal es un desastre. Pero la selección, de forma disciplinada y solidaria, trabajaba en la reducción de los espacios a una Suiza apocada, que solo generaba peligro en las acciones a balón parado. Para ser exactos y precisos, en los saques de esquina. Iban ocho (el séptimo fue el único sacado en corto) en 55 minutos y seis rematados, con el de Zakaria generando tal susto Ni una falta lateral concedió la Roja que iba vestida de blanco, tras perder no solo el control sino también exhibir falta de frescura. Morata, agotado, fue sustituido. Entró Gerard Moreno. Antes, Dani Olmo,  ya ocupó justo tras el descanso el hogar de un apagado Sarabia en el flanco izquierdo. Aunque el gol suizo era cuestión de tiempo. Y, curiosamente, no llegó en una acción de estrategia sino que lo consiguió con un regalo de la pareja de centrales. Dos zurdos que no se entendieron. La fortuna que tuvo España en el 0-1 se transformó en desgracia en el 1-1 porque Laporte, un zurdo anclado en el flanco derecho de la zaga, salió al cruce y despejó la pelota que topó en el cuerpo de Pau Torres para que Suiza montara un contragolpe exprés en el área de Unai Simón gracias a la asistencia de Freuler para el diminuto jugador del Liverpool.

Temblor en las piernas

A España le empezaron ahora sí a temblarle las piernas. Y de verdad. Vivió minutos angustiosos hasta que Freuler, una de las piezas más importantes de la selección helvética, vio una tarjeta roja directa por una entrada a Gerard Moreno. Protestó el centrocampista del Atalanta porque entendía que era amarilla. Protestó toda Suiza, pero Michael Oliver, el colegiado inglés, acostumbrado como está a la exigencia física de la Premier, entendió todo lo contrario. Era roja. Sí o sí. 

Mientras, la selección estaba con las luces apagadas, tierna en el área de Sommer. Apenas la pisaba. Más tierna aún en la casa de Unai Simón. Con poco o casi nada, incluso jugando con 10, Suiza provocaba terror cada vez que merodeaba por allí en una frustrante segunda mitad española. No era, por lo tanto, mal negocio una prórroga de media hora con uno más, apareciendo Marcos Llorente (suplió a Koke) y, por vez primera en este torneo, ejerciendo de centrocampista, con pasaporte para subir al ataque, sin la cadena que le suponía ser lateral derecho.  

Una vez iniciada la prórroga España sí comprendió lo que demandaba el partido, teniendo la paciencia necesaria para arrinconar a una Suiza en inferioridad en torno a Sommer, un portero que firmó paradas prodigiosas. Primero a Gerard Moreno; después, a Oyárzabal.

El estadio de San Petersburgo, con apenas 500 aficionados españoles en las gradas, se inclinó ya descaradamente hacia el área helvética. Sostenía Yann Sommer, el cancerbero que eliminó a la Francia de Mbappé, a todo un país, mientras Luis Enrique que cambió toda el trío de ataque (se pasó de Ferran Torres-Morata-Sarabia a Oyárzabal-Gerard Moreno-Dani Olmo) empujaba y empujaba en una agónica prórroga. Pero el delantero del Villarreal tiró a la basura una ocasión increíble. Tan clara era que hasta él mismo pateó el poste derecho de la portería suiza, indignado con su error. Y Petkovic, desprovisto de sus mejores jugadores, dictó una lección de solvencia defensiva gracias, por supuesto, a esas manos de Sommer, que jamás se doblaron.

Pero ofreció una versión tan granítica como indestructible. Acabó Suiza con la paciencia de España, a la que envió a la tanda de penaltis. Una suerte que no tiene nada de lotería porque hay ciencia, trabajo, estudio y, por supuesto, método, tanto en el lanzador como en el guardameta. Un artista le dio el billete a la selección camino de Londres. El fútbol, a veces, tiene una justicia poética. Hermosa justicia poética . Gracias Unai, gritó toda España.

FICHA DEL PARTIDO

Suiza: Sommer (9), Elvedi (6), Akanji (7), Rodríguez (5), Widmer (5), Zuber (7), Zakaria (4), Freuler (5), Shaquiri (7), Embolo (s.c.) y Seferevic (5).

Entrenador: Vladimir Petkovic (6)

Cambios: Vargas (6) por Embolo (m. 23); Sow (5) por Shaquiri ( m. 81); Gavranovic (5) por Seferovic (m. 81); Mbabu (s.c.) por Widmer (m. 101); Schär (s.c. ) por Zakaria (m. 101)

España: Unai Simón (10), Azpilicueta (5), Laporte (5), Pau Torres (4), Jordi Alba (6), Koke (5), Busquets (6), Pedri (7), Ferran Torres (6), Morata (5) y Sarabia (4).

Entrenador: Luis Enrique (5)

Cambios: Dani Olmo (7) por Sarabia (m. 46); Gerard Moreno (5) por Morata (m. 54); Marcos Llorente (5) por Koke (m. 90); Oyárzabal (6) por Ferran Torres (m. 91); Thiago (s.c.) por Pau Torres (m. 113); Rodri (s.c.) por Pedri (m. 119)  

Goles: 0-1, Zakaria (p. p.); 1-1, Shaquiri (m. 68)

Árbitro: Michael Oliver, inglés (6)

Tarjetas amarillas: Widmer (m. 67)

Tarjeta roja: Freuler (m. 77), Laporte (m. 90 + 2); 

Estadio: San Petersburgo

LA TANDA DE PENALTIS

1.- Busquets, al poste derecho (0-0)

2.- Gavranovic, gol (0-1)

3.- Dani Olmo, gol (1-1)

4.- Schär, para Unai Simón (1-1)

5.- Rodri, para Sommer (1-1)

6.- Akanki, para Unai Simón (1-1)

7.- Gerard Moreno, gol (2-1)

8.- Vargas, fuera (2-1)

9.- Oyárzabal, gol (3-1)