El Madrid gana en Granada y mantiene la presión sobre el Atlético por el título

No le valía otra cosa al Madrid, en la pelea por el título de la Liga, que ganar para mantener la presión sobre el Atlético con dos jornadas por delante, y lo hizo sin demasiada exigencia en Granada, con cuatro goles al final tras el intento de reacción nazarí, para volver a colocarse a dos puntos del liderato, con seis por disputar, y con la obligación de ganar el domingo en Bilbao para evitar que los rojiblancos puedan ser campeones a una jornada del final. 

Al contrario que en Londres en las semifinales de la Champions, donde los galones tuvieron más peso que el momento de forma y el naufragio fue incuestionable, Zidane hizo una alineación para luchar por la Liga con mensaje para muchos jugadores, entre premios y castigos, con canteranos, jóvenes y con energía. 

El francés resolvió las bajas en defensa con canteranos, sanos y vigorosos: en el lateral izquierdo con un Miguel Gutiérrez que está por encima de Marcelo, en prestaciones y en la elección del entrenador, y en el carril derecho Marvin Park, un extremo eminentemente ofensivo en el Castilla de Raúl, que no hizo otra más que atacar hasta que se tuvo que ir al banquillo al descanso con molestias.

Tampoco le dio Zidane minutos de inicio a Hazard, otro factor que apoyó la imagen de vigor y buena salud que mostró el equipo blanco, al menos entonado físicamente para atacar. 

Protagonismo de los ataques

El partido fue de intercambio de golpes, sin fortaleza en ninguno de los centros del campo como para importunar las posesiones rivales, sin intensidad, ni presión al rival, con protagonismo para los ataques. 

Ya sin aspiraciones europeas, el Granada le puso al partido más intención ofensiva que lucha y brega, y los dos equipos atacaban sin demasiada oposición. Así, tras un cabezazo de Benzema, al cuarto de hora, llegó el primer gol del Madrid, después de un pase de Miguel Gutiérrez que era más propio de Modric y que el croata resolvió ante Rui Silva. Después, las esperanzas granadinistas quedaron en entredicho al filo del descanso, con el segundo gol blanco ejecutado por Rodrygo en una llegada en clara ventaja. 

El partido cayó en una monotonía intrascendente tras el descanso, con un ritmo cansino que seguía permitiendo atacar con comodidad a los dos equipos, pero sin concreción en el área hasta que, a 20 minutos para el final, marcó Jorge Molina para el Granada y reanimó el partido. 

No duró mucho la emoción, los cuatro minutos que tardó Odriozola en devolver la ventaja a los blancos. Fue el inicio de la disolución nazarí en el partido, antes de que Benzema redondeara su gran partido con el cuarto gol, repleto de clase.