El Atlético le gana al Huesca y recupera el liderato liguero

Cuando todavía disfrutaba de una buena ventaja en el liderato de la Liga, el Atlético era un equipo en problemas y en dinámica descendente, pero desde que cada jornada se ha convertido en una defensa sin red, los de Simeone han encontrado cierta seguridad y, sobre todo, dos victorias que le mantienen en el liderato con una exigua preeminencia sobre sus rivales que no le permite más fallos. 

El Huesca tuvo la primera ocasión del partido, y la última, cuando ya estaba perdido. En medio, fue el Atlético el que generó llegadas, sin excesiva brillantez y sin agobios, y el portero oscense Andrés Fernández el que paró casi todo, pero Correa encaminó el partido y, casi al final, Carrasco lo sentenció.

Dominio inicial del Huesca

Era el Atlético el que tenía que recuperar el liderato, pero fue el Huesca el que salió a dominar, y consiguió un éxito relativo gracias a que sorteó con éxito la presión de los de Simeone. A los tres minutos ya apareció Oblak para salvar un gol cantado, pero el equipo de Pacheta, eminentemente ofensivo, no tardó en empezar a sufrir atrás y, a los diez minutos, su portero Andrés Fernández ya se había puesto a la altura de Oblak en cuanto a lo que goles salvados se refería. Fue la primera de una lista nutrida de paradas, para terminar siendo el mejor de los altoaragoneses. 

El intercambio de golpes se paró y, camino a la media hora, el Huesca desapareció más allá del centro del campo. Mientras, el Atlético pasaba el tiempo sin demasiada ambición ni mordiente en ataque, de nuevo sin Luis Suárez, ni Joao Félix. 

Goles atléticos

De un pase medido de Koke y de las botas de un Llorente en su zona predilecta del ataque: a medio camino entre la banda y el centro, nació el gol que señaló el camino, cuyo mérito mayoritario fue de un Correa que recortó con inusual precisión y disparó en el área para marcar tras un desvío.

Nunca estuvo incómodo en el partido, pero con el gol a favor y más allá del descanso, el Atlético atacó con más fluidez, a la vez que con menos avidez y asiduidad, como satisfecho con el gol de ventaja, sin sufrir y sin ambición por ampliar diferencias. Así pasaron los minutos, hasta que el gol de Carrasco terminó de decantar el partido.