Queralt Castellet, una campeona de bronce

Queralt Castellet (Sabadell, 31 años) es una de estas deportistas incombustibles, de las que llevan años peleando primero con las estrellas de su generación y ahora con 'riders' a las que saca una década y que apenas eran unas niñas que empezaban a pisar la nieve cuando ella ya se abría camino para ser una estrella mundial en el Halfpipe.

Para los más profanos en el snowboard, el halfpipe, disponible en la mayoría de estaciones de esquí europeas, es una especie de doble tubo donde los acróbatas de la tabla ancha efectúan piruetas inverosímiles y trucos con los que deben ganarse la confianza de los jueces y recibir el máximo de puntos. Así se consigue una medalla, de bronce, por ejemplo, como la que logró Castellet en la estación estadounidense de Aspen (Colorado), en un enclave que la 'rider' vallesana conoce a la perfección puesto que allí se colgó la medalla de oro en los XGames celebrados en 2019 y 2020.

Ahora ha tocado el Campeonato del Mundo de snowboard y freeski con la tabla colocada en el halfpipe y los trucos que Castellet había ensayado ante rivales muchísimo más jóvenes que ella. Las dos estadounidenses que la precedieron en el podio tenían 20 años (Chloe Kim, oro) y 21 (Maddie Mastro, plata).

Nunca lo ha tenido fácil Castellet, cuya vida deportiva (y personal) quedó marcada en 2015 cuando falleció su entrenador y pareja, Ben Jolly, a causa de un cáncer. A Jolly lo conoció con 19 años y juntos emprendieron una carrera que tenía que conducir a una 'rider' española, lo nunca visto, a las posiciones más destacadas en cualquier estación del planeta. Se pasaban medio año entre Nueva Zelanda y Estados Unidos. Hasta el fallecimiento de su preparador, Castellet consiguió una plata en un Mundial (Kreischberg, 2015) y dos victorias en la Copa del Mundo.

El regreso

Le costó reintegrarse a la élite de su deporte tras el deceso de su pareja y entrenador. Pero lo hizo con la misma constancia (cuatro victorias en la Copa del Mundo desde 2018 con una segunda y una tercera plaza) con la que este domingo conquistó la medalla de bronce en el Mundial de Aspen.

Si te caes, te vuelves a levantar, si ves que se te escapa la medalla luchas por ella hasta el último suspiro, aunque el día amenace con una nevada de justicia que ponga el escenario de tus éxitos prácticamente impracticable para realizar cualquier truco que encante al jurado.

La mirada en los Juegos

Dos veces se estampó Castellet contra la nieve de Aspen. Parecía que era imposible colgarse una medalla.Sabía que los metales de oro y plata eran inalcanzables pero no así el bronce y fue en la tercera y decisiva ronda donde la catalana se lanzó hacia el podio para conquistar un bronce de mérito y empezar ya a pensar en los Juegos Olímpicos 2022, un invierno que llegará tras la cita veraniega de este año debido al aplazamiento de 2020 por culpa de la pandemia mundial.

"Queralt ha demostrado su madurez gestionando una tercera ronda con mucha presión. Es una gesta histórica. Felicitarla a ella y su entrenador Danny Kass por el buenísimo resultado que les impulsa hacia los Juegos de Pekín", declaró Olmo Hernán, director deportivo de la Federación Española de Deportes de Invierno tras la gran actuación de la vallesana en Aspen.

La felicidad por el podio

Y ella, en declaraciones facilitadas por la federación, se mostraba radiante tras la tercera plaza en el Mundial. "Estoy super feliz. Muy contenta, la verdad es que ha sido una final emocionante y muy complicada. No he conseguido planchar ni la primera, ni la segunda ronda, así que en la tercera y última era todo o nada. Salí prácticamente temblando, pero sabía que podía hacerlo bien. He bajado con muchísimos nervios y presión, pero he ido a por todas y estoy muy emocionada por haber conseguido la medalla y hacer podio en una competición tan importante como esta y en un año en el que todo es mucho más complicado", comentó refiriéndose a los problemas derivados por el coronavirus; una campeona de bronce.