LA ENFERMEDAD DEL MITO

Maradona: la vigilia eterna

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Abel Gilbert

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Diego Maradona tuvo una nueva vigilia y las escenas de zozobra se repitieron. Cada tropezón o caída provoca espasmos emocionales en parte de los argentinos. También, hay que decirlo, existe una minoría que no tolera su locuacidad ni sus actos sazonados de populismo o desparpajo.  

En estas horas que se temieron finales, una parte de esas voces recalcitrantes dio rienda suelta a su arrepentimiento por haber sido tan duros con el jugador que más alegrías ha dado al país. Mientras el doctor Leopoldo Luque le extraía al excapitán del seleccionado campeón del mundo la sangre enquistada entre el cráneo y el cerebro, todas esas emociones convergieron en una Argentina que hace del fútbol una religión profana, con su Iglesia maradoniana mediante. El Diez tampoco es diferente a sus semejantes: ama y luego odia, dice y se desdice, jura y abjura.

Cuota de alivio

"Diego está bien, con analgesia, estamos tratando de que se recupere progresivamente. La primera impresión sobre su ánimo es favorable, pero difícil de evaluar. Cuando le retirábamos el drenaje se reía, me miraba y me agarraba la mano. Evaluamos parámetros neurológicos y son muy favorables", dijo Luque y hubo razones para respirar con una cuota de alivio. Maradona, remarcó, no debería tener "ningún tipo de secuela". Ya es duro a la vista verlo renguear. Los parámetros de laboratorio incluso mejoraron. 

A 44 años de su prodigioso debut profesional con Argentinos Juniors, del cual no existen imágenes fílmicas, solo relatos y una profesión de fe de muchos que dicen haber "estado ahí", en esa pequeña y destartalada cancha de tribunas de madera donde no caben tantos testigos declarados, Maradona es una símbolo omnipresente, un holograma, un espíritu. ¿Cómo sería una vida sin su sombra y su balbuceo? 

El mensaje de Messi

 "Diego, <strong>toda la fuerza del mundo. </strong>Mi familia y yo te queremos ver bien lo antes posible. ¡Un abrazo de corazón!", escribió Leo Messi. El hombre que ha heredado su reinado había permanecido en silencio durante el cumpleaños 60 de Maradona. Su mensaje puso las cosas en su lugar. No hay un abismo entre ellos. Muchos de quienes quieren al exastro o lo conocen en profundidad vuelven a decir casi lo mismo que después de otras de sus postraciones de riesgo.

A diferencia de las recurrentes expresiones de deseo de pronta recuperación, Hugo Maradona, quien también tuvo su efímero reconocimiento como futbolista en la misma selección juvenil de la que surgió Fernando Redondo, confesó que esta vez, a diferencia de los otros incidentes de salud "sintió miedo" por la suerte de su hermano.

El deseo del hermano

"Hay que pensar bien lo que se va a hacer de ahora en adelante y creo que, después de este susto, aprenderá a cuidarse", dijo. Eso ya se ha escuchado tanto como expresión de deseo que parece ir a contramano de la propia naturaleza del Diez. "A Diego hay que cuidarlo. Mi hermano tiene un carácter muy particular, no es fácil cambiarlo. Ahora depende de él comenzar a cuidarse o seguir siendo el rebelde de siempre", añadió desde Nápoles.

 El periodista Hugo Asch suele decir que Messi "es el orgullo de la perfección, el éxito en el Primer Mundo (Europa), la genialidad". Pero fuera de la cancha, su figura se desvanece. No importa. En cambio, Maradona es una genialidad irrepetible, para lo bueno y para lo malo, en todos los lugares. Ya no puede ofrecer milagros. "Funciona cómo el símbolo de un pasado ideal que ya nos queda demasiado lejos". Mientras intente protagonizar el mito del eterno retorno, una sociedad reaccionará de la misma manera, siempre igual a sí misma.

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