UN FONDISTA SIN TECHO

Cheptegei entra en la leyenda del tiempo

El atleta ugandés acapara su cuarto récord mundial mientras los puristas señalan a sus zapatillas como 'culpables'.

Joshua Cheptegei, con la bandera ugandesa en el Estadi del Túria tras batir el récord mundial de 10.000 metros.

Joshua Cheptegei, con la bandera ugandesa en el Estadi del Túria tras batir el récord mundial de 10.000 metros. / periodico

Gerardo Prieto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La glamurosa Annie Leibovitz fotografió al ambiguo Carl Lewis en los noventa simulando una salida de tacos con tacones. Más que tacones, el divo estadounidense se calzó unos taconazos. La imagen era un encargo de una marca de neumáticos que quería mostrar gráficamente su eslogan: "La potencia sin control no sirve de nada", o lo que es lo mismo, te romperás la crisma si intentas correr los 100 metros en menos de 10 segundos, o conducir un utilitario a cien por hora, sin el calzado o las ruedas adecuados.

Al flamante plusmarquista mundial de 5.000 y 10.000 metros, Joshua Cheptegei, le sobró potencia y le faltó control cuando quiso comerse el mundo con 20 años. Ahora que se lo está devorando a base de plusmarcas mundiales (cuatro, más que Usain Bolt), los puristas de este deporte señalan a sus zapatillas, en vez de a sus piernas, como parciales 'culpables' de su éxito.

Carrera descontrolada

En el 2017 se celebraba el Mundial de campo a través en Kampala, la capital de Uganda, y Cheptegei formó parte del equipo local que se enfrentaba, entre otros, a los imbatibles croseros de Kenia y Etiopía. El calor propulsó al intrépido aprendiz de campeón a destacarse en cabeza de carrera, hasta hacer creer a sus compatriotas que la victoria era suya.

En el tramo final, deshidratado y hundido, el novato ugandés desfalleció de tal manera que el público que lo jaleaba se quedó sin habla. Cheptegei zigzagueaba buscando la meta, guiado caóticamente por lo que en castizo conocemos como una 'pájara'. En tan solo 500 metros pasó de la cabeza a acabar en 30ª posición. Hasta el primer ministro ugandés bajó al vestuario para consolar y animar al corredor kamikaze.

El joven Joshua aprendió entonces una lección que le ha servido para entrar en la leyenda del tiempo por la puerta grande.

El pasado miércoles en la pista del Estadi del Túria, cuando logró despojar a Kenenisa Bekele de su récord de 10.000 metros, vigente durante 15 años, el atleta ugandés de 24 años ofreció una lección de control insuperable: cubrió nueve kilómetros clavando su ritmo a 2.37 minutos cada mil metros, décimas arriba o abajo, sin salirse un ápice del guión marcado por su entrenador, el holandés Addy Ruiter. Solo aceleró en el último tramo, seguro ya de sus fuerzas y con un margen de cinco segundos que aseguraba su récord.

Ladrones de ganado

Cheptegei se inició en el atletismo con su padre, corredor por necesidad tras los ladrones de ganado. En esencia, el joven ugandés sigue haciendo lo mismo que su padre para ganarse la vida: correr, en su caso contra esa fuerza devoradora que nos roba la vida, a la que los humanos llamamos tiempo. Para ello, él y su entorno no han tenido reparo alguno en dotarse de la mejor tecnología posible.

El primer reto a que se enfrentó Cheptegei para intentar ser el mejor y aguantar hasta el final, fue superar sus frecuentes lesiones, causadas por el entrenamiento en un terreno abrupto e irregular. Kapchorwa es una pequeña localidad situada en la falda del monte Elgón, un volcán apagado que sirve de frontera entre el oeste de Kenia y el este de Uganda. Cheptegei reside y entrena allí con el grupo que dirige y asesora el holandés Jurrie van der Velden.

El frustrado corredor de cros encontró la solución a sus problemas físicos cuando reunió 60.000 euros en premios, que invirtió en maquinaria para labrarse una pista de tierra lo más plana y lisa posible. Su emprendimiento dio resultado y meses más tarde, y contra todo pronóstico, ganó el Mundial de cros que se celebró en Aarhus en 2019, liderando al sexteto de Uganda hasta conseguir su primera victoria por equipos frente a las potentes selecciones de Kenia y Etiopía.

En agosto de 2020 y en plena pandemia, Cheptegei, con dos plusmarcas mundiales en ruta (10K y 15K) en su casillero, pudo contar con la ayuda de su gobierno para fletar un avión y salir de su país con rumbo a Europa. En Mónaco logró su primer récord mundial en pista, en los 5.000 metros. Y el pasado miércoles en el Estadi del Túria el de 10.000, ambos en poder hasta ahora de Kenenisa Bekele.

La polémica

Las críticas se centran, en este caso en concreto, en el uso de las Dragonfly, las zapatillas de clavos de Nike evolucionadas a partir de las polémicas Vaporfly Alphafly, con las que Eliud Kipchoge bajó de las dos horas en maratón en Viena. Curiosamente, uno de los argumentos esgrimidos por los guardianes de la ética tecnológica a ras de suelo es insoportablemente estética: las suelas de espuma ultraligera de cuatro centímetros hacen que el atleta parezca que corra subido a unos tacones, o a unas crocs.

En cualquier caso, la federación internacional ha dado el visto bueno a un calzado cotizadísimo, no solo por su calidad sino también por esta publicidad gratuita. La respuesta de Cheptegei a esta absurda polémica ha sido la justa: "Cuando gané el Mundial de cros y el de 10.000 en Doha o las pruebas de la Diamond League, nadie habló de mis zapatillas. Cuando he logrado el récord, ¡boom! En todo caso, en lo único que pienso ahora es en otro desafío", manifestó el ugandés a través de su cuenta en Instagram, más consciente que nunca de que no vale la pena distraerse con chorradas. Otra manera de entrenar su autocontrol.

Para Van der Velden, su mentor, "el progreso tecnológico es inevitable y forma parte del deporte. Eso no significa que un récord sea mejor o peor que otro. Las condiciones para Bekele hace 15 años eran diferentes. También lo fueron para Ondieki cuando bajó por primera vez de 27 minutos en 1993. Joshua es la punta del iceberg de una generación que gracias a atletas como él nos va a proporcionar muchas alegrías".

Los planes de Cheptegei se centran ahora en conseguir un par de títulos olímpicos, quizá en Tokio y en los Juegos de París de 2024 y, rondando los 30 años de edad, debutar en la distancia de Filípides para superar el récord que de momento pertenece al 'filósofo' Kipchoge. Su cita más inmediata está en Gdynia (Polonia), en donde se celebra el Mundial de medio maratón el próximo 17 de octubre. Hasta ese día, el ugandés ha escogido la altitud de la Sierra de Gredos para completar su entrenamiento.