la primera etapa pirenaica
Pogacar ya se luce en el Tour
El joven ciclista esloveno, de solo 21 años, ataca al resto de favoritos en la subida al Peyresourde en una jornada de ciclismo intenso
Sergi López-Egea
Periodista
Periodista especializado en ciclismo desde 1990. Ha seguido regularmente el Tour como enviado especial desde 1991 al igual que la Vuelta, varias ediciones del Giro, la Volta y Mundiales de la especialidad. Autor de los libros 'Locos por el Tour' (con Carlos Arribas y Gabriel Pernau, RBA), 'Cumbres de leyenda' (con Carlos Arribas, RBA y reedición en Cultura Ciclista), 'Cuentos del Tour', 'Cuentos del pelotón', 'Cuentos del equipo Cofidis' y 'El Tourmalet', todos ellos de Cultura Ciclista.
Sergi López-Egea
Una, dos y hasta tres veces. Sin arrugarse, sin mirar hacia atrás y con un pedaleo brusco, como si fuera un veterano curtido en mil batallas. Y solo tiene 21 años. Se llama Tadej Pogacar y por sus piernas y las del ausente Remco Evenepoel, de la misma quinta, pasa buena parte del ciclismo mundial de los próximos años.
Una, dos y hasta tres veces atacó el jovencito Pogacar en la subida al Peyresourde, la primera etapa intensa del Tour, la primera de verdad, la primera de las dos programadas en los Pirineos. Sirvió su furia para dejar a cara descubierta a todos los que van a pelear por la general de la carrera. Sirvió su ofensiva para señalar a los que ya no ganarán esta carrera. Pogacar es mucho Pogacar. Ya fue tercero hace un año por estas fechas en la Vuelta. Y sin arrugarse, sin miedo y con firmeza y confianza se ha estrenado en el Tour para evidenciar que va a ser uno de los favoritos, y que si no lo gana este año por su tierna edad, en el futuro lo aguarda el podio de los Campos Elíseos de París con el cajón más elevado preparado para él.
El despiste con Landa
El viernes, es joven, se despistó, al igual que Mikel Landa, cuando el viento soplaba de costado, y regaló más de un minuto. De haber entrado en Lavaur con el resto de favoritos este domingo sería el líder del Tour; este domingo no pasearía Adam Yates el jersey amarillo en la despedida pirenaica.
Pogacar atacó después de que Tom Dumoulin se descubriera como gregario y no como líder del Jumbo. Demarró una primera vez cuando el ciclista neerlandés había empezado a sembrar la carretera del Tour de ciclistas vencidos que no podían seguir su ritmo; entre ellos, Julian Alaphilippe, en un día en el que Romain Bardet y Guillaume Martin salvaron el honor francés con Thibaut Pinot tocado y hundido.
La primera vez solo Primoz Roglic, con cara de verse el más fuerte y el máximo aspirante a la victoria después de descubrirse como líder único del Jumbo, y Nairo Quintana osaron seguirlo. El resto, detrás, sálvese quien pueda. Egan Bernal sin suficiente espíritu para tapar el hueco, Landa, a su rueda, y solo Rigo Urán, fuerte como no se le veía en mucho tiempo, era capaz de devolver el orden.
No se está quieto
¡Ay madre mía! ¡Ay, que Pogacar no iba a estarse quieto! Hizo un segundo amago y a la tercera, la vencida. Nadie pudo con él, por mucho que Landa y Richie Porte trataran de reaccionar para buscar una captura imposible. Sacó 40 segundos a todos (38 a Bardet). Y tiene todavía un sinfín de montañas, sin contar las de este domingo (sobre todo el Marie-Blanque en la fase final de la etapa) para apretar el botón de combate en cada jornada decisiva.
La primera etapa de los Pirineos devolvió al Tour a la esencia de julio, tras unas jornadas iniciales aliadas con el tedio y entre carreteras vacías. Incluso se podría escribir que, vistas las condiciones actuales de la pandemia en Europa, quizás había demasiado público, la mayoría, aunque no todos, con mascarilla, en las cuestas del Peyresourde. Y eso que, prohibidos los coches, buena parte de ellos ascendió en bicicleta. No se pueden hacer bromas. Ni una.
Verona, en fuga
Como bromas no hizo Nans Peters para ganar fugado y en solitario y para arreglar un poco el día a los aficionados franceses tras la debacle de Alaphilippe y el hundimiento total de Pinot. Segundo triunfo francés tras ocho etapas disputadas.
Fue una fuga consentida, pero de destaste y pelea entre los aventureros del día, entre los que estaba Carlos Verona, ciclista madrileño del Movistar, afincado muchos años en tierras catalanas y ahora residente en Andorra. Cruzó la meta en tercera posición, en una etapa en la que, no sin sufrimiento, su compañero Enric Mas comenzó a recuperar las sensaciones perdidas desde que se reanudó la temporada tras los meses duros de lucha contra la pandemia. Ya está entre los 10 mejores en el día en el que bien se podría decir que empezó el Tour de verdad, tras una semana de tanteo, como si fuera un baile, en el que el protagonista no se atreve a pedir la mano de la persona deseada por temor al rechazo.
Y otra cosa quedó clara, Bernal, con la imagen de que no está tan fuerte como hace un año cuando ganó el Tour, no tiene a ese Ineos, antes Sky, tan poderoso. Solo Richard Carapaz parece dispuesto a protegerlo en los momentos de fuego en la carretera. Y que también Roglic, por ahora el principal favorito a la victoria, se encontró por primera vez solo ante el peligro, curiosamente después de que su compañero Dumoulin atizase al resto de favoritos. Este sábado, por fin, sí que hubo Tour.
Todas las clasificaciones en la página oficial del Tour.
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