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Joaquín siempre gana a Hulio

El Betis visita al Espanyol con el atacante en uno más de los muchos mejores momentos de su carrera

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Luis Lastra

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Diecinueve años y 772 partidos después de su debut en el equipo donde empezó y donde acabará todo, su Betis, ¿es posible contar algo nuevo de Joaquín Sánchez? Diríase que no, pero este proyecto de torero, que volcó en el balón toda la categoría que le habría gustado tener delante del animal, esta sonrisa andante que tiene arte para esta vida y unas cuantas más; se empeña partido a partido en que la respuesta a esa pregunta sea sí.

¿Y qué es lo nunca visto de quien aparentemente se ha visto todo? Porque ya se sabe que su madre le dio teta hasta los seis años; que su tío y tocayo El Chino, crucial en su vida, lo primaba con 1.000 pesetas por gol en sus dos primeros equipos: Los Frailes y el Safa San Luis; que se compraba las botas, “las Patrick de dos rayitas que llevaba Laudrup”, en la tienda de una leyenda del Sevilla FC, Enrique Montero; que dijo no a Jose Mourinho y al Chelsea; que Lopera lo obligó a viajar a Albacete en su coche, solo, como si allí fuesen a ficharlo, y hacerse una foto sólo para demostrarle que había ido.

Récord de Di Stéfano

Joaquín es una leyenda y, sí, un ‘showman’, pero aún entusiasma, sorprende y, sobre todo, resulta útil donde más debe: en el césped. Y lo nunca visto, hasta el domingo, fue su triplete frente al Athletic. De un futbolista de 38 años y 140 días. Hasta la FIFA lo felicitó. Adiós al récord de Alfredo di Stéfano: 37+255 cuando marcó tres goles al Murcia el 15 de marzo de 1964.

Si alguien mira sólo el irreal mundo de las redes sociales, quizás crea que el personaje se ha comido al futbolista, que Hulio ha podido con Joaquín. Estará igual de equivocado que quien miró sólo el DNI en 2015 y pensó que volvía al Betis para disfrutar de un plácido retiro dorado. Craso error. Joaquín sigue siendo un señor futbolista. Y un capitán con mayúsculas.

Tras veinte campaña como profesional, aún es el último en irse de la ciudad deportiva entrenamiento tras entrenamiento. Eso es norma casi desde el principio de su carrera. Ahora, además, se alimenta mucho mejor, clava su peso ideal y presenta registros físicos similares a los de futbolistas diez o quince años más jóvenes que él. Cuentan que el fichaje estrella del equipo, Nabil Fekir, está impresionado con él. En Francia lo conocía, pero no lo suficiente.

Más de 600 partidos en Liga

A su constancia y capacidad para ser y hacer feliz con su trabajo hay que unir otro rasgo que los técnicos siempre han destacado de él: la genética. Por la leche materna o por el motivo que sea, el portuense no falta a ninguna jornada laboral, a no ser que se lesione… y se lesiona muy poco. Sus 620 partidos de Liga entre el Betis, el Valencia, el Málaga y la Fiorentina dan un promedio de 32 por campaña. 

La enésima juventud de Joaquín hará que renueve más pronto que tarde. Desde luego, no está la cosa para que la directiva le impida cumplir su sueño de vestir de verdiblanco hasta los 40. Paladín y líder espiritual de un beticismo sobrado de cariño por su equipo pero ansioso de títulos, mito a la altura de unos pocos elegidos (Gordillo, Del Sol, Cardeñosa, O’Connell…), marca Betis en estado puro, todos los caminos conducen a su continuidad.

No tiene fin cercano, por tanto, esa historia que casi empezó aquella primera tarde en Primera, en agosto de 2001, cuando Joaquín volvió loco al lateral zurdo del Málaga, Mikel Roteta. Sus primeras bicicletas en la élite. Ahora pedalea menos, pero por el camino ha evolucionado hasta adaptar su amplio catálogo de recursos técnicos a cualquier posición ofensiva.

Proyectos solidarios

Generoso dentro del campo (ante el Athletic corrió más que nadie), Joaquín también lo es fuera. Otro legado de su tío, de quien el futbolista puede hablar y, como en el césped, no parar. Por eso acude a todo acto benéfico que se le proponga. Hace días apareció fugazmente en la renovación de Guardado al grito de “aquí va a renovar todo el mundo menos yo” y “a ver si no va a haber dinero para lo mío” y se marchó a apadrinar un proyecto para jóvenes con cáncer.

El hijo de Ana y Aurelio es así y ya no va a cambiar. Igual que hace cuatro años se presentó ante 20.000 aficionados con una mano vendada, del puñetazo que le había dado a un mueble de su casa de Florencia cuando advirtió que las negociaciones para repatriarlo no obedecían el guión deseado; ahora no va a desacostumbrarse a dar, virtud que practica incluso sin saberlo. Que se lo digan a su ex administrador, condenado a cuatro años y medio de cárcel por apropiarse de 780.000 euros del futbolista.

En ese plan, en uno más de los muchos mejores momentos de su carrera, Joaquín llega este domingo al RCDE Stadium, la casa del Betis en Cataluña y el escenario donde celebró su partido número 500 en Primera. Uno de los muchos campos donde, al más puro estilo Iniesta, ha sido aplaudido por la afición rival. Y lo que le queda, Hulio… 

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