TROFEO CIUTAT DE BARCELONA DE GIMNASIA RÍTMICA

El renacer de Natalia García

Elisa Pérez (izquierda) y Natalia García posan para El Periódico antes del Ciutat de Barcelona

Elisa Pérez (izquierda) y Natalia García posan para El Periódico antes del Ciutat de Barcelona / periodico

Ana María González

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«La gimnasia es un deporte muy sacrificado. La gente se piensa que es solo abrirse de piernas», asegura Natalia García, la última campeona de Trofeu Internacional Ciutat de Barcelona de rítmica. La barcelonesa de 25 años será junto con Elisa Pérez, la promesa de la rítmica, la baza española hoy en el CEM Olímpics de la Vall d’Hebron, en la quinta edición del torneo, que tendrá la presencia destacada de la búlgara Boryana Kaleyn y a la ucraniana Vlada Nikolchenko, cuarto y quinta en los Mundiales de Bakú del pasado septiembre.

Para Natalia García Timofeeva (Barcelona, 1994), que descubrió la rítmica a través de su madre nacida en Rusia,  volver a los tapices de la Vall d’Hebron supone en sí mismo un gran regalo. Sus dos últimos años han sido un auténtico calvario, hasta el punto de que necesitó  tratamiento psiquiátrico y llegó a plantearse la retirada. Tras un periodo de oscuridad, Natalia reapareció en abril en el Grand Prix de Thiais 2019 y consiguió meterse en la final de cinta. Y en septiembre disputó el Mundial de Bakú logrando la 11ª posición por equipos.

Tras haberse proclamado campeona en el Trofeu Internacional Ciutat de Barcelona 2017, a Natalia le detectaron una doble rotura en las caderas. Para la veterana gimnasta, la renuncia al Mundial y pasar por el quirófano fue una decisión muy dura. «Supuso un drama, de esta operación dependía si podía seguir compitiendo o no», cuenta la cinco veces campeona de España que ahora se marca aún como objetivo una plaza para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Recuperación estresante

«Me pasé todo julio con infiltraciones una vez por semana. Eso suponía quedarme una semana coja cada vez que me las inyectaban», subraya la gimnasta barcelonesa que con solo nueve años fue seleccionada para el CAR de Sant Cugat, y ha representado a España en diferentes Campeonatos del Mundo, resaltando el de Kiev donde quedó la 19ª en la general. 

 La recuperación para Natalia resultó también muy estresante porque su entorno creía que no podría volver a competir. «Yo quería decidir cuándo quería acabar mi carrera deportiva, que no sean entrenadores, ni nadie», remarca. «Si alguien no quiere estar a mi lado yo no voy a obligar a nadie, yo tenía claro que quería continuar mi camino como deportista de élite».

La lesión le trajo además problemas de ansiedad, hasta el punto de acudir al psiquiatra y tener que medicarse durante medio año. «No tengo vergüenza de decirlo, es algo que también entra en ser deportista de élite», se sincera. Es en ese momento, cuando Natalia se comenzó a plantear: «¿Hasta qué punto merece la pena esto?».

Mónica Viñals, su actual entrenadora, fue su salvación en su vuelta a los tapices. «Un buen entrenador, aparte de ser un buen técnico, ha de entender a la gimnasta dentro y fuera de la pista, Mónica en ese sentido lo ha hecho muy bien», asegura.

Apuesta de futuro

Viñals siempre ha tenido buen ojo como entrenadora. Fue quien vio cualidades para entrar en el Club Gimnàstica Rítmica y Estètica Sant Cugat a la promesa de la rítmica, Elisa Pérez. 

La joven gimnasta de 16 años considera que este año el nuevo código de puntuación se ha cargado la esencia de la gimnasia rítmica, la parte artística. Elisa piensa que es en la expresividad donde puede explotar su máximo recurso.

En el 2015 Elisa quedó subcampeona de España en conjunto. Al año siguiente la seleccionaron para el CAR de Sant Cugat. Su competición más importante fue en el Europeo júnior de Guadalajara con cinta y mazas en el 2018. «La grada temblaba porque la gente taconeaba, en ese momento hubiese preferido meterme debajo del tapiz en vez de salir. Era una sensación que nunca había experimentado», asegura la joven gimnasta, que se plantea los Juegos Olímpicos de de París 2024 como su objetivo a largo plazo.