REGRESO A LA PREMIER LEAGUE

La afición del Tottenham recibe dividida a Mourinho

El técnico portugués abre una nueva etapa tras la salida de Pochettino con el reto de levantar a unos Spurs en crisis

José Mourinho, en una foto de su etapa con el Manchester Utd, con Pochettino al fondo

José Mourinho, en una foto de su etapa con el Manchester Utd, con Pochettino al fondo / periodico

ENRIC GIL

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Hubo un tiempo en que los entrenadores no eran despedidos al primer bache en el camino. Era una cosa del pasado porque la paciencia es enemiga del fútbol moderno que responde a cada crisis con un sacrificio. A veces la lógica del fútbol parece no tener lógica y Pochettino, que había liderado el Tottenham desde 2014, ha sido su última víctima en beneficio de Mourinho.

El argentino deja un equipo en crisis, 14º en la tabla después de tres victorias en 12 jornadas, y paga el precio de no haber fichado en toda la temporada pasada. Pero él ha llevado el Tottenham al nivel de los grandes de Europa siendo el sexto club de la Premier y la pregunta es si echarle puede ser autodestructivo. 

Quien tendrá la responsabilidad de evitarlo es Jose Mourinho, un hombre de impacto inmediato. Sus llegadas suelen ser una fuente de optimismo porque aportan garantía de títulos, algo que le ha faltado a los Spurs desde la FA Cup de 2008. Cuenta con la confianza absoluta del presidente del club, Daniel Levy, admirador del portugués y que ya había intentado traerle en 2007. Pero esta vez Mourinho tendrá que lidiar en un territorio desconocido.

La afición no lo ve claro

Pochettino es una figura muy popular que había conectado profundamente con la afición de los Spurs. Cierto es que muchos fans habían cuestionado su enfoque y comportamiento esta temporada, pero el argentino aún conservaba un gran afecto y admiración por lo que había logrado. Fue una figura carismáica y unificadora desde su llegada.

Mourinho es otra cosa. Propenso a la confrontación y divisivo, no está interesado en la calidez y la emoción, sino en los resultados. Su personalidad despiadada y pragmática lo traslada a su estilo de juego. El portugués es también el polo opuesto de Pochettino cuando se trata de la gestión del equipo. Hasta estos los últimos meses, cuando se vio el Pochettino más inestable y distante, siguió forjando lazos con sus jugadores. Su figura fue el de alguien solidario y comprensivo, casi paternal con ellos.

Mourinho, por el contrario, es de la línea dura. Pone constantemente los jugadores a prueba y puede ser desagradable y despectivo cuando sus demandas no se cumplen. Tendrá que andar con cuidado, lidiando con los rumores sobre el futuro del delantero Harry Kane y jugadores que terminan contrato y que buscan salida, como Christian Eriksen. El portugués ha dejado auténticos desastres después de sus últimas experiencias inglesas en el Chelsea o el Manchester United.

¿Podrá contar con fichajes?

Mourinho no sale barato. Y tampoco trabaja barato. Será interesante ver hasta donde está dispuesto a llegar Levy para satisfacer las demandas de fichajes, fuente de tensión con Pochettino, que trabajó con muy pocos recursos en comparación con sus rivales. Solo cabe recordar que los Spurs no incorporaron nadie en dos ventanas sucesivas. Se necesita poca imaginación para ver que la relación Levy-Mourinho, dos individuos de carácter fuertes, tendrá sus tensiones.

Porque al fin y al cabo la pregunta es ¿qué Mourinho encontrarán los Spurs? ¿Será el que hechizó el Chelsea o el que estuvo tan desconectado en el Manchester United que vivía en un hotel mientras mantenía una casa en Londres? ¿Será el inteligente y sagaz Mourinho que produjo equipos ganadores, o el individuo amargado que enfureció Old Trafford en sus últimos meses?

Por lo menos esta vez vivirá en la misma ciudad que su club, lo cual es un buen comienzo. El portugués de 56 años asegura que en su ausencia de 11 meses ha aprendido de los errores del pasado. Ahora podrá demostrar si está preparado para cambiar y modernizar su enfoque restaurando su reputación en la liga que más conoce, la Premier League o, al contrario, si sigue prisionero de su puro teatro.