El Espanyol paga el peaje de Europa

Europa es una aventura ilusionante, pero se paga. Los vuelos del Espanyol por el continente se convierten en un tortuoso pedregal cuando regresa a la Liga y se da de bruces con la realidad cotidiana. El Granada, que no ha tenido vacaciones tras haber ascendido a Primera, le recordó que ya estamos en septiembre, zarandeándole con una rabia tal que hubiera envidado la vidorra de su rival.

Dieciocho goles en la Liga Europa y cero en la Liga España. Imbatidos en un lado y sin ganar en el otro, hundidos en la tabla, penúltimos, con el Leganés como único equipo falto de puntos. Esas son las cuentas del Espanyol, que recibía al Granada en un plano de igualdad (los dos equipos habían sumado un punto y habían perdido con el Sevilla) pero el cuadro andaluz desmintió con contundencia esa aparente paridad.

Después de disfrutar del oasis, al Espanyol le toca ahora adentrarse en el desierto. Pero David Gallego no ha llenado las alforjas de agua y comida. O no las ha llenado lo suficiente, pese a que cambió siete jugadores del once titular que jugó en Ucrania, en la mecánica de rotaciones que ha seguido hasta ahora. Tal vez hubiera un problema de cansancio, pero está claro que hay un problema de fútbol.

Un equipo sin plan

No se vio por ningún lado ante el Granada que el Espanyol tuviera un plan definido -ni sin definir-. sino la sola idea de improvisar sobre la marcha. Fue un híbrido al que le faltó, naturalmente, personalidad. El 4-3-3 del primer minuto no fue tal. Ni tampoco el 4-4-2 que se dibujaba con la posición de los jugadores, muy profundo Vargas por la izquierda, más retrasado Melendo en la derecha. Nadie encabezó la marcha hacia la arena llevando la imprescindible brújula.

En el obligado carrusel de cambios quedaron dos titulares marcados. Corchia se presentaba ante la hinchada y a los dos minutos vio una tarjeta, lo que condicionó su labor para detener a Machís. Wu Lei fue titular en detrimento de Ferreyra (cinco goles europeos) y su falta de malicia le llevó a tomar decisiones equivocadas, como en un contrataque con un fallido (e innecesario) recorte y en otro en elque ralentizó la jugada esperando ayuda con lo que permitió a los granadinos reorganizarse. Y organizados, los rojiblancos se mostraron impenetrables.

Delanteros tardíos

Faltos de juego colectivo, los de Gallego tuvieron que recurrir a iniciativas individuales. Melendo se activó en el segundo tiempo,  bien acompañado por Corchia, tan interesante en su proyección ofensiva como preocupante en el repliegue. El canterano marcó un gol tras el descanso, bien anulado por el VAR que reparó un grosero error arbitral. 

Nadie tuvo mejor puntería Gallego acabó retirando a Wu Lei porque tenía muchos recursos. Primero echó mano de Calleri con el 0-1 e inmediatamente marcó Fernández el 0-2 en un monumental, continuado y colectivo error defensivo atribuible a no menos de tres jugadores. Ferreyra entró con la brecha ya abierta.

Llenar el ataque, en una decisión de manual, comportó el vaciado del centro del campo y el Granada siguió cabalgando. Con mayor facilidad, saliendo desde atrás a partir de sus exteriores (Puertas y Machís). Ese era su plan, y nunca lo abandonó.