El Barça visita Anfield

El álbum 'red' de los Beatles

El Liverpool FC y los Fab Four se convirtieron en los dos grandes símbolos de la ciudad del Mersey pero sus caminos apenas se cruzaron

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Rafael Tapounet

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En la portada del álbum 'Sgt. Pepper’s Lonely Hearts', medio oculto por el pelo de Marlene Dietrich y justo encima del niño prodigio Bobby Breen, aparece el rostro sonriente de un joven. Es pelirrojo, aunque la imagen en blanco y negro coloreada a mano no permite apreciarlo. Se trata de Albert Stubbins, un prolífico delantero centro nacido en 1919 cuya carrera se vio dramáticamente amputada por el estallido de la segunda guerra mundial. Stubbins es el único futbolista incluido entre la setentena de celebridades elegidas para formar parte de la cubierta de uno de los discos más populares de la historia y, aunque pueda resultar sorprendente, su presencia en la icónica portada es uno de los escasísimos vínculos reales que existen entre los Beatles y el Liverpool FC, los dos grandes pilares sobre los que se ha asentado la proyección exterior de la ciudad del Mersey en los últimos 60 años.

Albert Stubbins jugó en el Sunderland y el Newcastle antes de fichar por el Liverpool en 1946 por 12.500 libras, todo un récord para la época. En su primera temporada con la camiseta 'red', la demoledora pareja goleadora que formó con Jack Balmer permitió al equipo conquistar el quinto título liguero de su historia, aunque el resto de su estancia a orillas del Mersey fue bastante menos triunfal. Según la versión más aceptada, su inclusión en la tapa del 'Sgt. Pepper’s' fue sugerida por John Lennon, a quien simplemente le hacía gracia cómo sonaba el nombre del delantero.

La final de la FA Cup de 1952

A Lennon, en cualquier caso, el fútbol le interesaba entre poco y nada. Aunque no siempre había sido así. Se dice que cuando era niño sentía cierta inclinación hacia el Liverpool y a los 11 años pintó un cuadro en el que se representaba un momento de la final de la FA Cup de 1952 en la que se enfrentaron el Arsenal y el Newcastle (en 1974, el músico utilizó la pintura como portada del elepé 'Walls and Bridges'). Pero en los años de la beatlemanía apenas quedaba ya nada de aquella afición infantil (al parecer, John prefería el críquet) y, de hecho, no fue él sino Paul McCartney quien se tomó la molestia de enviar a Stubbins una copia autografiada del 'Sgt Pepper’s' junto con una nota que decía: “Bien hecho, Albert. Por todos estos años gloriosos de fútbol. Sigue esquivando los golpes”.

En realidad, cuando se planteó la conveniencia de incluir en la portada del disco a un futbolista con el que la gente del Merseyside pudiera sentirse identificada, McCartney no había apostado por Stubbins sino por otro artillero de leyenda, Dixie Dean, que aún hoy ostenta el récord de goles anotados en una temporada de la Liga inglesa (60 dianas consiguió en el curso 1928-29). Dean no jugaba en el Liverpool, sino en el Everton. El otro equipo de la ciudad. El equipo de Paul.

La petición de Brian Epstein

Consciente del poder divisivo del fútbol, el mánager de los Beatles, Brian Epstein, había pedido a sus representados que mantuvieran en secreto sus filiaciones balompédicas para no alienar a sus fans. Con el indiferente Lennon, como se ha visto, no tuvo ningún problema. Ni con George Harrison, gran aficionado al automovilismo, a quien tampoco le interesaba mucho el fútbol y que en una sola ocasión se refirió públicamente a la rivalidad entre el Liverpool y el Everton para proclamar su neutralidad: “Hay tres equipos en Liverpool y yo soy del otro” (tal vez se refería al modesto Tranmere Rovers). Pero McCartney… McCartney era otra cosa.

Nacido y criado en una familia de hinchas del Everton, el joven Paul era un 'toffee' bastante entusiasta que acudía regularmente con sus tíos a Goodison Park. La pasión por la música lo fue alejando del estadio, aunque él nunca dejó de sentir querencia por el equipo 'blue', como demostró al dejarse ver en las gradas de Wembley durante la final de la FA Cup que en 1968 disputaron el Everton y el West Bromwich Albion. Pocas semanas después, y acaso para congraciarse con el sector red de sus seguidores, McCartney apareció en una sesión fotográfica con una escarapela rojiblanca que supuestamente le había regalado un hincha del Liverpool.

Muchos años después, en una entrevista concedida al suplemento deportivo mensual de 'The Observer', el siempre diplomático McCartney aseguró que, pese a ser simpatizante del Everton por tradición familiar, se alegraba también de los éxitos del Liverpool en tanto que representante de su ciudad. “Los dos son grandes equipos –señaló-. Pero cuando llega la hora de la verdad, soy un 'evertonian'”.

La bufanda rojiblanca

Pese a las evidencias, los supporters del Liverpool se aferran a pequeños detalles para sostener que los Beatles no eran insensibles al atractivo del equipo 'red'. Como, por ejemplo, la presencia del nombre de Matt Busby en la letra de la canción 'Dig it', incluida en el álbum 'Let it be' (Busby jugó, ciertamente, cuatro temporadas en el Liverpool, pero si alcanzó la gloria fue como entrenador del Manchester United). O la aparición de una enorme bufanda rojiblanca en una escena de la película 'Help!' (1965). Claro que el rojo y el blanco son también los colores del Arsenal. Y el Arsenal era el equipo de Ringo Starr.

Fue su padrastro Harry Graves, natural de Londres, quien contagió al joven Richard Starkey la pasión por los 'gunners'. Una simpatía que el batería llevó con bastante discreción cuando le llegó la fama. De hecho, se le tenía por un 'red' hasta que hace solo unos años el historiador Andy Thompson le solicitó una entrevista para un libro sobre el Liverpool FC que estaba escribiendo y Starr le confesó que, aunque solía acudir a Anfield cuando el Arsenal jugaba en la ciudad, no lo hacía precisamente para animar al equipo de casa.

Nunca caminarás solo

Así las cosas, es probable que el vínculo más importante entre los Fab Four y el Liverpool Football Club se diera en realidad por persona interpuesta. La historia es más o menos como sigue:

En 1962, y a instancias del productor George Martin, los Beatles grabaron una composición de Mitch Murray titulada 'How do you do it?'. Martin quería utilizar la canción como primer 'single' de la banda, pero John y Paul preferían debutar con una pieza propia ('Love me do'), de modo que el productor acabó pasándole 'How do you do it?' a otro cuarteto de la escudería de Brian Epstein, Gerry and The Pacemakers.

El gran éxito de la canción (fue el primer número uno obtenido por un grupo de Liverpool) llevó a Columbia Records a intentar aprovechar el tirón con dos sencillos más casi seguidos. El primero fue otra canción de Mitch Murray, 'I like it', que también alcanzó el número uno. Para el segundo se elegió una composición de Lennon y McCartney, 'Hello, little girl', pero otra banda local, The Fourmost, se adelantó y grabó la pieza por su cuenta, así que Gerry and The Pacemakers tuvieron que elegir una alternativa para su tercer 'single'. Al final se inclinaron por un número compuesto por los estadounidenses Rodgers y Hammestein para el musical 'Carousel'. Su título: 'You’ll never walk alone'.

El resto es leyenda. 

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