LEVANTE-ESPANYOL (2-2)

El Espanyol se deja empatar en València

El conjunto levantino remonta por dos ocasiones ante el equipo de Rubi (2-2)

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Sergi López-Egea

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Hay una frase mítica en fútbol que se atribuye a Helenio Herrera. Decía que con 10 se jugaba mejor, mucho mejor, porque de esta manera, los que quedaban en el campo tras la expulsión de un compañero, se motivaban, se centraban más y atacaban con mayor frenesí al conjunto rival. La frase se hizo realidad muchos años después de la muerte de su autor sobre el césped del Ciutat del València. Con 10, el Levante, un conjunto tocado pero no hundido, se llenó de valor y puso contra las cuerdas a un Espanyol en los minutos finales de un partido frenético en el que los jugadores de Rubi se dejaron remontar por dos veces y que acabó con un empate tan justo como que 2 y 2, el resultado final, suman cuatro.

El Espanyol es el equipo de las diversas caras. Es capaz de realizar un fútbol perfecto, del que suelen practicar los grandes conjuntos de este deporte, los que cuentan con plantillas super millonarias y que pelean por más objetivos que el de brillar en el campeonato de Liga casero. Así lo practicó, por ejemplo, durante la primera parte vivida este domingo en el estadio del Ciutat de València. Pero también es el equipo que muestra una faceta dormida cuando se deja empatar por el rival; el mismo que despierta poco después cuando se siente atrapado por las garras del contrincante para volver a dominar el marcador y el que acaba pidiendo el tiempo, tras el nuevo empate local, frente a 10 rivales dando algún toque de atención, como cuando Borja Iglesias (minuto 86) disparó al palo de la portería del Levante.

Loco y divertido

Y todo esto, como si fuera el resumen de un encuentro tan loco como divertido, intenso y nervioso, sucedió en una mañana de Domingo de Resurrección, en la que ninguno de los dos equipos encontró la gloria suficiente ni para acoplarse al vuelo que lleva hasta un destino europeo ni para encontrar la tranquilidad y olvidarse del ajetreo y el temor de bajar a Segunda División. La meta continental del Espanyol, una vez ha pasado el peligro del descenso, parece un objetivo complicado. El Levante, que difícilmente descender, si juega con la misma intensidad que hizo ante el cuadro perico, sigue sin poder salir del túnel de una jornada marcada por los empates entre los candidatos a perder la categoría y donde el Girona, tras la derrota con el Celta, se llevó el peor resultado.

Dominó el Espanyol durante la primera parte, en un periodo en el que se adueñó del centro del campo, se mostró firme en defensa y, además, lo más importante, peligroso en el ataque. Y prueba de ello fue el sensacional tanto que Borja Iglesias consiguió a los 15 minutos y en el que participaron todas las líneas blanquiazules. Y hasta pudo irse al vestuario el conjunto de Rubi con la sensación de dejar el encuentro sentenciado si el VAR no llega a anular por mano un gol de Marc Roca al filo del descanso.

Empate y expulsión

Sin embargo, pareció dormirse el Espanyol en la segunda parte. Cedió en su dominio y el Levante se vino arriba. Llegó el primer empate, obra de Vezo. Fue la señal para que volviese a resurgir el Espanyol grande, gracias al primer tanto de la temporada de Roca -venganza del que fue anulado por el VAR-. Y entonces el partido entró en su fase frenética, con el definitivo empate de Mayoral, su expulsión en la jugada siguiente y la señal para que un Levante con 10, en plan Helenio Herrera, pusiese al Espanyol contra las cuerdas del Ciutat de València.

La ficha del partido

<strong>Levante:</strong> Aitor (8); Vezo (7), Róber (7), Chema (6); Jason (6), Rochina (6), Campaña (7), Bardhi (6), Toño (6); Mayoral (7), Morales (7).