Superliga argentina

El Racing se proclama campeón de la Superliga argentina y le dice adiós al sufrimiento

El equipo que asegura tener los hinchas más apasionados se consagra después de empatar con Tigre con un gol del sobrino de Solari

Racing Club

Racing Club / periodico

Abel Gilbert

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Gabriel Aranda no pudo con su genio. Cuando llegó el momento de festejar el campeonato del Racing Club alrededor del Obelisco se dijo que había llegado el momento de cumplir un deseo del abuelo Velentín. Salió de su casa con la calavera y la exhibió como amuleto de la suerte ante los fanáticos que habían llegado hasta el corazón de Buenos Aires después del empate a uno ante Tigre, con gol de Augusto Solari, sobrino del extécnico del Madrid. Aranda saltó y gritó con esa parte del esqueleto en la mano. “Está orgulloso porque lo saqué.

Aranda se convirtió en el símbolo más elocuente de lo que se “siente” por Racing en Argentina. Es el tercer o cuarto equipo en importancia, pero quizá el que los que lo siguen le imprimen un sentimiento tan especial. Decir “pasión” es quedarse corto al hablar de “la Academia”.  Con 18 títulos en su vitrina, entre ellos la primera Copa Intercontinental, en 1966, el equipo celeste y blanco fue por muchos años la misma imagen de la desventura. No solo porque perdió la categoría en los años 80. Durante los años de escasez y bancarrota institucional sus seguidores, entre ellos el abuelo de Aranda, tuvieron que conformarse con el recuerdo de las glorias pasadas. Hablar del general Juan Perón, quien en los años 50 inauguró el estadio que hoy lleva su nombre, o de jugadores insignes como Tucho Méndez, el “Bocha” Maschio u Orestes Corbatta.

Racing fue campeón sin que sus hinchas se angustiaran. Como dijo el periodista Alejandro Wall, la copa ganada este domingo parece haberle extendido el certificado de defunción al “sufrimiento como identidad”. Al club lo manejaron sindicalistas y mafiosos. Ya no. “Los socios pedían a sus dirigentes que no se robaran el club. Desde la llegada de Víctor Blanco se reclama mejor gestión, más prestigio y hasta una mirada social y política más profunda. Es un avance grandísimo para una asociación civil sin fines de lucro que empieza a ser modelo en el país”, añade Wall. Mucho tuvo que ver en esto Diego Milito, quien fue campeón en 2001, brilló en el Inter de José Mourinho  y retornó como jugador y luego director técnico.

Lisandro López, el exdelantero del Oporto y el Olympique de Lyon, acaba de entrar en la galería de los próceres de “la Academia”. Convirtió 17 goles y fue el estandarte de un equipo que desde el cuarto partido estuvo en la punta. El entrenador Eduardo Chacho Coudet es otro de los protagonistas de esta hazaña. Con él, Racing fue claramente un equipo ofensivo. Coudet le dio una oportunidad a Matías Zaracho, y el pibe se transformó a los 21 años en una de las estrellas. Al míster no le tembló el pulso para echar a Ricardo Centurión, acaso el jugador más talentoso y díscolo que queda en este país, quien lo desafió durante un partido a la vista de jugadores e hinchas.

El Racing se consagró en el 2001 en medio del corralito y el derrumbe económico. El campeonato resultó una leve caricia para muchos. Pasaron 18 años y vuelve a dar la vuelta olímpica cuando el país se encuentra en su peor crisis desde aquellos días de furia. Las casualidades a veces existen.