MADRID-HUESCA (3-2)

El Huesca saca los colores al Madrid

Benzema deshizo el empate a dos minutos del final en un partido en el que Zidane alineó a su hijo Luca de titular

Los jugadores del Madrid celebran un gol de Benzema.

Los jugadores del Madrid celebran un gol de Benzema. / periodico

Joan Domènech

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Ausente Cristiano y abstraído Bale, al Madrid solo le queda Benzema. El único delantero al que puede agarrarse para evitar sofocos que duren una semana como el que estuvo a punto de llevarse ante el Huesca. El ariete francés redujo el rubor a 88 minutos antes de anotar el 3-2, atenuando así el ridículo. El todopoderoso y carismático Zidane no puede camuflar –ni mucho menos arreglar en dos semanas- el desastre actual que es el tricampeón de Europa, avergonzado por el colista en su casa.

Tan mal está el Madrid que sufrió hasta el penúltimo minuto para ganar y tan mal le ven sus fieles que ni siquiera llenan medio Bernabéu (49.269 espectadores). Cierto es que el rival era el último y que en la lista de convocados no estaban Varane, Kroos, Modric y Asensio, lo que insinuaba un once segunda fila por más que se recitaran nombres como Benzema, Bale, Isco o Ramos. Ninguno más.

Luca por delante de Keylor

Pero el primer nombre que se escuchó por los altavoces fue el de Luca Zidane. El hijo del adorado entrenador fue titular porque su padre quiso dar descanso a Keylor Navas, que volvía de jugar con Costa Rica, pese a que Thibaut Courtois estaba lesionado. Ante el Huesca se podía permitir Zidane dar una alegría al segundo de la prole.

Los dos se llevaron un chasco inmediatamente. Antes de que se cumplieran tres minutos. Igual que en el Camp Nou, el bravo rival aragonés se adelantó en el marcador. Allí lo hizo incluso más pronto, pero luego le cayó una tunda (8-2). El Barça, siete meses después, sigue igual de intratable. El Madrid empezó mal y ha continuado peor. Sin Liga ni Copa ni Champions. Con todo perdido en marzo.

Los Zidane, disculpados

Solo faltó ir a contracorriente desde el amanecer del partido. Los Zidane quedaron disculpados. El gol del Huesca llegó por la blandura de Nacho en la banda frente a Ávila y la pachorra de Llorente, Ramos y Marcelo por no cerrar el centro del área donde Cucho Hernández remató a placer.

El gol no cambiaba nada del futuro discurrir del partido. Tan solo acentuaba el malhumor de la hinchada local y tranquilizaba a los oscenses. El Madrid no se iba a hundir, en el segundo partido del mesiánico Zidane, ni el Huesca iba a resistir las embestidas blancas. La luz orientada hacia Luca mantuvo en la sombra a Brahim, el joven futbolista fichado del City, y que ejerció de extremo izquierdo. Pequeño y bullicioso se vio engullido por las malas vibraciones que emite un equipo desangelado y desconexo.

Goles facilones

Brahim se fue después del 2-1, a la hora de partido, después de que se viera por primera vez a Bale en una acción de mérito: en el centro a Benzema que este cedió a la llegada de Ceballos. Una acción muy parecida a la del empate, de Isco, que rebañó sobre la línea un rechace de Santamaría.

Goles muy facilones para el Madrid producto de la presión que ejerció, invitado por el Huesca. Acomplejado por la inmensidad del escenario, el cuadro azulgrana compareció con cinco defensas. Desde el minuto tres tenía un tesoro que proteger. Chimy Ávila y Cucho Hernández, sus dos delanteros se quedaron arriba a esperar balones y pese a su inferioridad numérica fueron capaces de poner en jaque a la zaga blanca. No pudieron crearse remates tan fáciles y dejaron tranquilo a Luca, batido después, de nuevo, por un cabezazo de Etxeita que alargó la agonía.  

Real Madrid, 3 - Huesca, 2

<strong>Real Madrid:</strong> Luca Zidane (5); Odriozola (6), Nacho (4), Ramos (5), Marcelo (4); Ceballos (6), Llorente (6), Isco (6); Bale (4), Benzema (8), Brahim (6).