Opinión | EL TOQUE INGLÉS

Josep Martí Blanch

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De Karl Marx a Emiliano Sala

El Cardiff no quiere pagar por un muerto y el Nantes quiere ingresar lo que acordó por el joven delantero argentino. Mucho pésame, pero poco señorío

Muere el mítico portero inglés Gordon Banks, autor de la mejor parada de la historia

Muere el mítico portero inglés Gordon Banks, autor de la mejor parada de la historia / periodico

Nacen tontos en todas partes. Aunque los pedagogos vienen negando la existencia de idiotas genéticos (para ellos, todo es culpa de la escuela incapaz de descubrir y potenciar sus capacidades diversas en trabajos de grupo por competencias), lo cierto es que no debería dudarse de la existencia de un género imbécil que viene al mundo como tal y como tal actúa hasta que muere.

Puede que haya incluso alguna cosa parecida al Club Bilderberg exclusivo para los bobos en el que diseñar conspiraciones mundiales de mentecatos a las órdenes de un 'powerpoint' trabajado por un memo. Esto explicaría que con pocos días de diferencia los vándalos hayan profanado la tumba de Karl Marx en el cementerio de Highgate, en el norte de Londres, y las de Pablo Iglesias y La Pasionaria en el cementerio de La Almudena de Madrid.

Avalancha de artículos

De momento la cosa ha quedado aquí. Pero lanzo un aviso: si alguien toca el lugar de reposo de la líder sufragista Emmeline Pankhurst en el cementerio de Brompton, a dos minutos del campo del Chelsea, voy a poner en marcha una organización paramilitar de caza de borricos. No porque uno sea feminista, que no es el caso, sino porque ha sido uno de mis lugares favoritos para dejar escurrir las horas. Nada como un cementerio para sentirse vivo, aunque solo sea por comparación con el resto de los que allí habitan.

Gordon Banks dijo más de una vez que la federación no hacía nada por ayudar a los futbolistas en apuros

Puede que tenga la cabeza en la muerte por la avalancha de artículos, todos elogiosos, que ha merecido el óbito del portero que hiciera campeona del mundo a Inglaterra en 1966, Gordon Banks. En el adiós definitivo todo es exageración y por unos días uno vuelve a ser un héroe nacional. Lástima que en vida el halago no dé para comer ni pagar facturas. Como en tantas otras partes, en Inglaterra también muchos exfutbolistas las pasan canutas cuando dejan de pisar el césped de los estadios.

Banks, que abandonó el futbol tras perder la visión de un ojo en un accidente de tráfico, tuvo que vender en el 2001 su medalla de campeón del mundo para seguir yendo al supermercado. Dijo más de una vez que la Federación Inglesa no hacía nada para ayudar a los futbolistas que pasaban necesidad. Al muerto le quiere todo el mundo, pero el vivo mal anda si no se espabila por su cuenta. El mundo del exfutbolista sirve ejemplos a diario en todas partes.

Sacarse la cartera

La muerte abre más de una puerta al mismo tiempo. Con el cuerpo aún presente, grandeza y miseria quedan expuestas con impúdico exhibicionismo. Aún no se han acabado los elogios al finado y ya andan los herederos quitándose los ojos con las uñas. Con Emiliano Sala no ha hecho falta que pasaran los años para profanar su descanso. El Cardiff no quiere pagar por un muerto y el Nantes quiere ingresar lo que pactó por traspaso del delantero argentino, aunque un trágico accidente de avioneta segara la vida del joven.

Mucho comunicado de dolor hasta que ha llegado el momento de sacarse la cartera. Mucho pésame y poco señorío. La justicia acabará dando la razón a quien la tenga, pero de momento el espectáculo es más bien bochornoso. Aunque seamos sinceros, el fútbol sólo copia a la vida. Las palabras bonitas son gratis; para todo lo demás, la Mastercard de otro y la nuestra en el bolsillo. La enseñanza es clara: de Karl Marx Emiliano Sala, siempre habrá cretinos dispuestos a bailar sobre tu tumba.