Nuria Fernández, un ciclón a la carrera

La madrileña se retira del atletismo a los 42 años dejando un legado de lucha, reivindicación, éxitos y simpatía

Nuria Fernández, ganando el Europeo de 1.500 metros en Barcelona, por delante de Natalia Rodríguez.

Nuria Fernández, ganando el Europeo de 1.500 metros en Barcelona, por delante de Natalia Rodríguez. / periodico

Joan Carles Armengol

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Es un ciclón, un tornado que no se detiene ante nada. Nuria Fernández corrió sus últimos 10 kilómetros oficiales el pasado 31 de diciembre, en la San Silvestre Vallecana, dejando tras de sí, a la hora de la retirada, un legado muy rico, lleno de testimonios de lucha, reivindicación y éxitos, sin abandonar nunca la sonrisa en su boca. Su trayectoria servirá, al menos, para tener un ejemplo cercano de lo que se puede hacer en el mundo del deporte siendo mujer, madre y veterana, porque Nuria lo deja con los 42 años ya cumplidos.

Su afición por el deporte hará que esta madrileña, nacida accidentalmente en Lucerna (Suiza) de padres emigrantes, deje de correr competiciones oficiales, pero no de calzarse las zapatillas a diario, porque el atletismo ha sido, es y será, su pasión. O una de ellas. Porque la otra es su familia. Y en eso Nuria también fue una pionera. Quedó embarazada de la primera de sus tres hijas, Candela, en el 2007, y todos vaticinaron que su vida deportiva había terminado. Tres años después, con 33 en su carnet de identidad, consiguió el logró más importante de su carrera, ser campeona de Europa de los 1.500 metros en Barcelona.

"Después de ganar el título en Barcelona 2010 estuve sin dormir cuatro noches seguidas, flipando, con una emoción incontenible, porque era mi primera medalla, con 33 años y una hija, cuando nadie daba un duro por mí y la medalla de oro no entraba ni en mis mejores sueños", explica la corredora madrileña de su experiencia más triunfal. "Iba en contra de todo mi entorno, incluso de mi entrenador. Me decían: ‘tú estás loca’. Así que conseguir una medalla internacional, algo que no había logrado nunca, para mí fue increíble".

Barcelona, el mejor momento

Unos años después, en el 2017, la descalificación por dopaje de cinco de las atletas que habían quedado por delante de ella en el siguiente Europeo, el de Helsinki 2012, le otorgó su segundo título continental. Pero la tardanza hizo que se lo tomara de otra manera. "Soy campeona otra vez, pero no es lo mismo; hoy voy a dormir como un tronco", aseguró al enterarse de la noticia.

Barcelona 2010 fue para ella lo máximo en sus 23 años de alta competición, en los que logró también la plata europea en pista cubierta en París 2011 y diversos campeonatos de España tanto en cros como en pista, tanto al aire libre (800, 1.500 y 5.000) como en pista cubierta (800, 1.500 y 3.000). También se va con el réord de España 'indoor' de 1.500 (4.01.77) y el de la milla al aire libre (4.21.13). Pero nada como Barcelona para esta madrileña que regresó a  España a los 4 años para establecerse en Torrejón de Ardoz, donde comenzó a los 9 años con el atletismo escolar. "En los Europeos de Barcelona me encontré fenomenal, como si todos los astros se hubieran alineado a mi favor, Tuve unas sensaciones buenísimas durante la carrera, vi el hueco, fue el momento de mi vida. Pensaba con agilidad y supe esperar, hacer una carrera sencilla. Veía las cosas muy claras, como si fuera superdotada", explica Nuria de aquel oro en la hora del adiós. 

Bajas maternales

Un éxito que llegó apenas unos meses antes de la experiencia más amarga, cuando se vio involucrada indirectamente, sin pruebas, en la operación Galgo contra el tráfico de sustancias dopantes en el deporte. Se encontró el vacío a su alrededor, incluso en la selección. Pero aquello también pasó, y Nuria nunca perdió la sonrisa, arropada por su familia, por sus hijas Candela (11 años), Valentina (5) y María (casi 4), que la convirtieron en esa especia de supermujer que continúa siendo ahora.

"¡Las mujeres podemos hacer lo que queramos! Hay que romper barreras. Se puede ser madre y mujer y atleta", proclama Nuria Fernández, que a los 40 años, con tres hijas, aún se clasificó para el Europeo a cubierto de Belgrado. Ella y Natalia Rodríguez consiguieron que la federación congelara las becas económicas a las atletas durante las bajas maternales, y ahora anima a las mujeres a hacer deporte desde su club en Torres de Alameda. "Me gusta ser referente en materia de conciliación familiar. Hacer deporte es fundamental para la mujer, somos un ejemplo para los niños", asegura este ciclón a la carrera.