CAMPEÓN OLÍMPICO DE PELOTA (EXHIBICIÓN)

Pere Hernández: "Los Juegos del 92 fueron mi experiencia más impactante"

Pere Hernández, en los frontones del Vall d'Hebron, escenario principal del Mundial.

Pere Hernández, en los frontones del Vall d'Hebron, escenario principal del Mundial. / periodico

Joan Carles Armengol

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Pere Hernández Ripoll fue campeón olímpico en Barcelona-92. No sale en los libros de la gran historia, pero sí en la letra pequeña, porque la pelota fue deporte de exhibición en los Juegos de aquel verano barcelonés, inolvidable para él, como para tantos otros. El pelotari catalán más laureado de toda la historia, conocido como Hernández II en los frontones, se alegra de que la pelota vuelva a estar de actualidad en la ciudad donde nació en abril de 1961, porque lleva ese deporte en la sangre, al igual que el pádel, al que se dedica a promover desde la presidencia de la federación catalana, puesto que ocupa desde el 2012.

-¿Qué significaron para usted los JJOO de Barcelona?  La culminación de una carrera deportiva. Yo tenía 31 años entonces y tuve la oportunidad de retirarme de la pelota con una medalla de oro olímpica. Era mi último gran reto como deportista y una ilusión deportiva enorme para mí.

-Porque usted ya tenía un gran historial deportivo entonces…  Sí. Fue la culminación de una carrera que comenzó a los 6 años, cuando me inicié en un frontoncito que había en Piscinas y Deportes, donde estuve hasta los 13 años.  Luego estuve un año en el Nàstic y, desde los 15 hasta los 31 años, en el Club Natació Barcelona. Con Rai Brugués, un gran amigo y una gran persona que desgraciadamente ya no está, ganamos 10 campeonatos de España, y también fui tres veces campeón del mundo, en México-82, Vitoria-86 y La Habana-90, en la especialidad de pala corta, que se disputa por parejas y con pelota de cuero.

 -¿Guarda un buen recuerdo de aquel 1992?  El mejor. Aunque era un deporte de demostración, como el hockey sobre patines y el taekuondo, recuerdo que había mucha expectación. Los frontones se llenaron. Fue, con diferencia, mi experiencia deportiva más impactante, porque era la primera vez en que los pelotaris, de alguna manera, éramos olímpicos. Tuvimos exactamente el mismo trato que todos los deportistas olímpicos, vivíamos en la villa de los atletas y fuimos a las ceremonias. Aún guardo fotos de la inauguración con Pep Guardiola… Fue una experiencia muy bonita y un sueño la posibilidad de vivir desde dentro y en mi ciudad la ‘movida’ de los Juegos.

-¿Cree que se aprovechó bien el tirón de los Juegos para la promoción de este deporte?  Sí, porque Barcelona estaba muy faltada de instalaciones de dimensiones reglamentarias y para los Juegos se construyeron los frontones del Vall d’Hebron y se rehabilitó el Colón, y eso ha quedado en herencia.

-Y este Mundial 2018, con presencia por vez primera de jugadores profesionales, ¿puede suponer  un nuevo empujón para el deporte de la pelota?  Ahora no vivo a fondo la realidad de este deporte, pero esa unión debe ser positiva. La promoción de la pelota debe pasar por las retransmisiones televisivas y los patrocinios potentes. Y eso es posible porque es un deporte muy espectacular. La parte negativa es que es un deporte muy minoritario en muchas zonas de España (no así en el País Vasco, Navarra, la Rioja y Castilla) y, por otra parte, aunque no lo parezca, es muy difícil de jugar. Requiere disciplina, un aprendizaje muy largo, entrenamientos intensos… Técnicamente es muy difícil (por la velocidad de la bola, la poca superficie de empale, las largas distancias de los frontones) y eso hace que los jóvenes tiendan a abandonar muy pronto.

-Vaya. Todo lo contrario que el pádel, que vive un auge espectacular, ¿no?  Sí. Se calcula que tiene ya 3,5 millones de practicantes en España, solo por detrás del fútbol. Y el 25% de las licencias federativas, sobre un total de 70.000, están en Catalunya. La clave es que es un deporte de iniciación sencilla y progreso rápido. No requiere mucho espacio (en el lugar de un frontón caben tres pistas de pádel) y el mantenimiento es asequible. Y es un deporte transversal, apto para todas las edades y géneros. Lo único que nos falta, como a la pelota, es ser olímpico, pero ya estamos en la antesala, y en cuanto alcancemos los 40 países en la federación internacional (ahora hay 35) todo será más fácil.

-¿Cómo fue su trasvase de los frontones al pádel?  Después de Barcelona-92 me retiré y, un año más tarde, un amigo me convenció para que lo probara. Me gustó y, además, se me dio bien. He sido seis veces campeón de España de veteranos por equipos con el Reial Club de Polo. Pero lo importante es el enorme tejido de clubs de Catalunya que se han sumado al pádel: ya son 250 los clubs federados, y eso solo en 14 años de vida, desde el 2004.