EL ASTRO DEL VILLARREAL

Santi Cazorla, la magia ha vuelto

Después de dos años, ocho operaciones en el tobillo derecho, el futbolista volvió a ser titular con el conjunto castellonense

cazorla

cazorla / periodico

Nacho Herrero / Valencia

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Tras 660 días de calvario, una pesadilla de casi dos años que ha incluido ocho pasos por el quirófano, Santi Cazorla ha vuelto y la emoción de su regreso viajó de Villarreal a Salamanca. Desde que el 19 de octubre del 2016 se tuvo que retirar de un Arsenal-Ludogorets incapaz de aguantar más el dolor en su tobillo derecho, el asturiano no había vuelto a jugar un encuentro oficial y el sábado lo hizo vestido de nuevo de ‘groguet’, el club con el que se encumbró, y con el 19 de su admirado amigo Marcos Senna a la espalda. Confesó después que se emocionó cuando supo que iba a ser titular y que justo antes de que el árbitro diera inicio al choque ante la Real Sociedad su mente era un torbellino de imágenes de los últimos meses.

En los 73 minutos que estuvo sobre el césped del Estadio de La Cerámica demostró que la bacteria que se comió ocho centímetros de su tendón de Aquiles derecho y que amenazó con no dejarle volver a caminar no le hincó el diente a su enorme calidad. Como antaño, cuando el campo era El Madrigal y él un prometedor centrocampista que llamaba la atención de los grandes, la grada hirvió de expectación cada vez que el balón le llegó a los pies. Y él alimentó el hervor. Ahora un cambio de juego milimétrico, ahora un caño, ahora una un pase medido. "Para ser el primer partido y después de tanto tiempo sin jugar, no ha estado mal", dijo.

El mago y la cabina

Una pequeñas gotas de magia en el mismo césped en el que hace unos días un mago le hizo aparecer dentro de una cabina en su su presentación como nuevo jugador del Villarreal, al que regresó, primero de prueba y ahora ya con contrato, para renacer tras acabar su vinculación con el Arsenal. "Uno está contento por poder ayudar al equipo, por estar ahí tras haberlo pasado mal estos dos últimos años. Estoy con ganas de poder ayudar. La idea es seguir mejorando", apuntó tras su reestreno. Lo único que no le acompañó fue el resultado pero hay veces que eso importa menos.

El contador oficial de la pesadilla del asturiano arrancó aquel 19 de octubre pero también se podía situar hace cinco años, cuando el 10 se septiembre del 2013 se tuvo que retirar de un amistoso con la selección con un golpe sin aparente importancia en el talón derecho. Hacía un año que había llegado al Arsenal, tras una campaña en el Málaga, que había pagado en el verano del 2011 20 millones de euros que ahora parece calderilla y entonces era un pastón. El golpe derivó en fisura y esta en un dolor crónico que le hacía saltar las lágrimas en cuanto se enfriaba en los partidos y que se agravó tras el parón que tuvo que hacer al romperse la rodilla izquierda en diciembre del 2015. 

Tratamiento en Vitoria

Desde entonces todo fue de mal en peor hasta que en mayo del 2017, unos meses después de que los doctores del Arsenal hubieran arrojado la toalla se puso en manos del médico vitoriano Mikel Sánchez, que descubrió el festín que se estaban dando las bacterias, acabó con ellas y reconstruyó lo que habían destrozado. El resto fue obra del tesón de Cazorla y de las manos del fisioterapeuta Juan Carlos Herranz, al que conoció en la selección y a cuya ciudad, Salamanca, se trasladó para acudir religiosamente cada día a su clínica. En Londres se quedó su familia y el equipo de Herranz y sus propios amigos arroparon al asturiano durante muchos meses. Por eso especialmente allí se ha vivido su reestreno como el final feliz de una historia de superación. Porque ellos más que nadie saben lo que ha sufrido. Ahora toca disfrutar de su magia.