EL DEPORTE FEMENINO ESPAÑOL

Con Miriam Blasco empezó todo

Miriam Blasco, el día de 1992 en que se proclamó campeona olímpica.

Miriam Blasco, el día de 1992 en que se proclamó campeona olímpica. / .39455781

Joan Carles Armengol

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Se puede decir, sin miedo a faltar a la verdad, que con ella empezó todo. Luego llegaron las medallas de Almudena Muñoz (también en judo), de las chicas del hockey sobre hierba, de Conchita y Arantxa en tenis, de las regatistas Natàlia Via-Dufresne, Theresa Zabell y Patricia Guerra y de la funambulista de la rítmica Carolina Pascual.

ero, cronológicamente, fue la alicantina Miriam Blasco la primera mujer española capaz de subir a un podio en unos Juegos Olímpicos de verano. Y lo hizo a lo grande, colgándose el oro en la categoría de hasta 57 kilos de judo en Barcelona-92. Un gran recuerdo, en honor de su entrenador y compañero fallecido solo unas semanas antes, Sergio Cardell, y un gran inicio de una historia de éxito de las deportistas españolas que, antes, solo habían destacado con el papel descollante de media docena de heroicas pioneras como Lilí Álvarez (tenis), Carmen Valero (atletismo), Maria Pau Corominas (natación), Ascensión Villagrá (patinaje) y Blanca Fernández Ochoa (esquí).

"Donde tenían que estar"

"Aquellas mujeres de 1992 fuimos las que abrimos la puerta del deporte femenino", reconoce Miriam Blasco, campeona entonces con 28 años, que ahora, con 54, supervisa su gimnasio, especializado en judo, de Alicante y se dedica a variadas "cosas de voluntariado", según cuenta desde Inglaterra. Los recuerdos emocionados se cruzan con su actividad posterior, muy ligada a la política, como senadora por Alicante durante tres legislaturas, y también en su papel destacado  en la Comisión de la Mujer del Comité Olímpico Español (COE). Blasco se muestra orgullosa de que, durante su estancia en el Senado, se presentaran más iniciativas que nunca relacionadas con mujer y deporte, y también de la progresión que ha notado, y vivido, en la sociedad española a este respecto.

"Los éxitos de este verano siguen la línea de lo que las deportistas españolas han hecho en otras temporadas. No es nada nuevo en los últimos tiempos, pero sí que es verdad que el deporte femenino, más que una evolución, ha vivido una auténtica revolución, de acuerdo también con los progresos de la sociedad", explica Blasco, que ya no se sorprende de la avalancha de éxitos que los periódicos van reflejando en las últimas semanas y meses. "No es que las mujeres ya no se puedan quejar, es que por fin están dónde tenían que estar", asegura.

Según la pionera de las medallistas olímpicas -junto con Blanca Fernández Ochoa, bronce unos meses antes en Albertville- la "explosión" del deporte femenino tiene mucho que ver con la "visibilidad" que ahora se le está dando a sus éxitos. “La visibilidad lo es todo. Si no te ven, no existes, así de fácil. Si la gente sabe quién eres es cuando llegan las ayudas, los patrocinadores se interesan y la deportista se convierte en un referente para las niñas. Antes, las niñas querían ser Pau Gasol y Rafael Nadal; ahora ya pueden hablar de Carolina Marín o Amaya Valdemoro".

Oportunidades parecidas

Miriam Blasco sabe bien de qué habla. "Yo ya era campeona del mundo y de Europa cuando acudí a los Juegos Olímpicos de Barcelona y solo se enteraron en mi barrio", explica con cierta sorna. "No fui realmente conocida hasta que fui campeona olímpica. Pero otras no tuvieron tanta suerte. Yo hice incluiso anuncios de Cola-Cao".

Las cosas han cambiado mucho desde entonces, y la mayoría para bien. "El deporte femenino ha explotado, su visibilidad es mucho más grande y está recibiendo ayudas y discriminación positiva por parte de muchas políticas deportivas. No tiene nada que ver con aquellos años. Ahora las oportunidades son muy parejas y hay muchas empresas que están ayudando específicamente, como Iberdola o Telefónica", enumera la campeona.

Entonces, ¿la situación ya es la ideal? "No", asegura Blasco. "Pero tampoco lo es para la mayoría de hombres de los deportes minoritarios, donde tampoco son conocidos. Las mujeres se han ganado la visibilidad con su esfuerzo, pero aún hay mucho camino que recorrer. Por ejemplo, en los puestos de dirigente, donde tienen que querer integrarse con la misma fuerza que muestran en las pistas".