LOS OCTAVOS DE CHAMPIONS
Un arbitraje nada dudoso
Sin Neymar y sin jugadas conflictivas en las áreas, el PSG no tuvo ninguna posibilidad
"La UEFA tiene que hacer algo", clamó Nasser Al-Khelaifi, el presidente del PSG, después de sentirse robado en el Bernabéu en el partido de ida, como si tuviera conciencia plena de que solo con un arbitraje parecido al que realizó el italiano Gianluca Rocchi en el estadio madridista el conjunto parisino tendría opciones verdaderas de eliminar al doce veces campeón de Europa.
Imploró el dirigente, lamentó durante semanas el entrenador, Unai Emery, que el colegiado italiano no hubiese repartido justicia de forma equilibrada en el choque de ida y casi toda Francia se movilizó a ver si de esa manera tocaban la fibra sensible de la organización rectora del fútbol europeo y ésta daba alguna consigna al árbitro al que tocaba esta vez comerse el marrón de dirigir un partido marcado por tanta tensión.
Felix Brych fue el afortunado y nada más conocer la designación de la UUEFA los responsables del PSG tuvieron claro que el equipo francés tendría que confiar en algo más que en la hipotética parcialidad del colegiado alemán para tumbar al Madrid. Y sin Neymar en el campo disminuían considerablemente las posibilidades sin Neymar en el campode generar jugadas conflictivas en el área blanca, por ejemplo.
Sin la estrella brasileña en liza, no forzó la máquina lo suficiente el conjunto dirigido por Emery para poner al cuadro madridista a los pies de los caballos. No se dejaron más bien los blancos, que con su buena puesta en escena y su concentración a la hora de defender facilitaron también la labor a Brych, de quien tanto Emery como Artero Henrique, el director deportivo del PSG, habían dicho que esperaban un árbitro "excepcional", aunque el directivo tampoco se había privado de decir que el de la ida fue "una falta de respeto para París y para toda Francia".
Expulsión de Verratti
Que Brych no estaba por la labor de atender ruegos y mostrarse benefactor con los locales quedó claro en la primera acción que mereció amarilla. Fue para Verratti por meter los tacos a a Casemiro, poco después de advertir a Ronaldo por amagar con soltar una patada a Alves. Equilibró más tarde la situación con una cartulina a Kovacic, también merecida. Y ya no tuvo que hacerse notar de nuevo, salvo para no atender la reclamación de Ronaldo de un penalti que no era, hasta que tampoco perdonó al centrocampista italiano la segunda amarilla, que significaba su expulsión. Verratti se revolvió hacia él de mala manera para protestarle una falta no señalada y tuvo que enfilar hacia la caseta.
Pero el colegiado germano tuvo suerte de que en ninguna de las áreas se produjeran acciones como las del penalti de Lo Celso a Kroos y las manos no señaladas a Ramos el pasado 14 de febrero. Sin Neymar y sin ponerle en el brete de tener que decidir en situaciones parecidas, el PSG no tuvo ninguna posibilidad.
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