Machín da permiso para hablar de Europa

Se acabaron las restricciones. En Girona ya se puede hablar abiertamente de Europa. La victoria en el Estadio de la Cerámica (0-2) culminó este sábado una gran racha del equipo de Pablo Machín, que ha dado permiso a sus jugadores, a los técnicos y a la afición, si hace falta, para disparar por elevación. Una vez asegurada la permanencia, los torneos continentales ya no son un tema tabú para nadie en las comarcas gerundenses.

El Girona se ha convrtido en el debutante en Primera División que antes ha alcanzado los 40 puntos, considerados los imprescindibles para eludir el descenso (si bien este año el listón estará, sin duda, más bajo). Al grupo de Machín le han sobrado 11 jornadas para cumplir su objetivo prioritario. "Es para darles un 10 a todos, ya que todos están dando el nivel para que el equipo pueda competir como lo está haciendo", aseguró, casi emocionado, el técnico rojiblanco, que ha dado permiso para soñar, si bien lo ha hecho con alguna pequeña restricción. "Nuestro reto es, como siempre, ganar el próximo partido. Cuando queden cinco jornadas miraremos dónde estamos y veremos si tenemos opciones o no de optar a la Europa League".

Pero en Girona ya nadie tiene paciencia para esperar seis jornadas más. La euforia está disparada, y el propio Machín no puede ocultar la satisfacción de estar batallando con equipos experimentados por los puestos delanteros, no de la zona baja. "El primer objetivo está cumplido, porque nosotros seguro que ganaremos algún punto más y los de abajo ya no nos alcanzarán. Nos hemos ganado el derecho de ser de Primera con todas las de la ley".

Las redes sociales han disparado la euforia, empezando por los propios futbolistas, que este sábado se estaban felicitando (y estaban felicitando) profusamente tras haber tomado también Vila-real y mantenido la portería a cero en seis de los últimos nueve partidos. "El culmen es poder ser como el Villarreal, que siendo un equipo pequeño está donde está y ha conseguido clasificarse para la Champions", aseguró Machín, con un ojo ya en Europa. Como todos.