Así vive Sandro Rosell en la cárcel de Soto del Real

El expresidente del Barça, Sandro Rosell, sale detenido de su domicilio en la calle Deu i Mata por la guardia civil. / FERRAN NADEU

Ángeles Vázquez
Ángeles VázquezPeriodista
Periodista especializada en tribunales desde 1996. Primero en Europa Press, donde fui jefa de la sección de tribunales hasta que me incorporé a 'Público'. El cierre de su edición en papel me llevó a pasar al 'otro lado' e incorporarme a prensa del Ministerio de Justicia. Acabada esa etapa colaboré con el 'Ara' hasta que me incorporé a la redacción de 'El Mundo'. Llegué a 'El Periódico' en 2016 y desde entonces vivo entre la Audiencia Nacional, el Supremo y el Constitucional. Descubrí '100 cosas que hacer en Madrid al menos una vez en la vida' y lo conté en un libro.
ÁNGELES VÁZQUEZ / MADRID
Entrar en la cárcel siempre resulta duro. Pero si estás acostumbrado a vivir en Les Corts, a pasar unos días en tu masía en Corçà y a viajar con frecuencia a China, África o Brasil, todavía puede serlo más. Sin embargo, el expresidente del Barça Sandro Rosell ha demostrado en el mes que lleva internado en la cárcel de Soto del Real (Madrid) que es un hombre de recursos y que sabe adaptarse. Aunque sea a costa de regalar camisetas del Barça, como las que ya ha prometido a medio módulo, al mismo ritmo que los presos se las piden.
El Periódico ha podido saber de fuentes penitenciarias que Rosell se ha integrado perfectamente al ritmo de vida de la prisión y con el resto de reclusos, lo que hace bastante más llevadera su situación. Su adaptación ha sido, incluso, mucho mejor que la de otros ilustres internos de Soto, como los hermanos Gonzalez, pese a que estos sean madrileños. Ni el expresidente de la Comunidad ni el exdirectivo de Mercasa, encarcelados tras la operación Lezo, el pasado 19 de abril, han sabido ganarse al resto de presos como lo ha hecho el expresidente del Barcelona. Aunque probablemente no jugaban con las mismas cartas y la del fútbol resulta ganadora fácilmente en este ambiente.
Rosell ingresó en prisión un mes más tarde que Ignacio y Pablo González. Lo ordenó el 25 de mayo la jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, por los delitos de blanqueo y organización criminal, por haber supuestamente lavado a través de una estructura empresarial en Andorra 8,4 millones de euros para el expresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol Ricardo Teixeira y casi 6,6, para sí mismo.
El dinero responde, según la acusación fiscal, al cobro ilegal de comisiones por la venta de los derechos de imagen de 24 partidos amistosos de la selección brasileña a International Sports Events, domiciliada en las Islas Caimán y vinculada al grupo empresarial saudí Dallah Albaraka Group, que dirige el billonario Saleh Kamel.
COMPARTE CELDA CON SU SOCIO
A la buena integración de Rosell en Soto probablemente ha ayudado que desde el principio ha compartido celda con su socio y amigo Joan Besolí. El abogado andorrano está acusado de haberle proporcionado la estructura necesaria para poder blanquear el dinero de procedencia ilícita y comparte su misma suerte. Los dos están en una celda de algo más de 10 metros cuadrados con baño propio que incluye hasta ducha. Es una de las 1.000 con las que cuenta la prisión de Soto del Real, construida en 1995 a unos 40 kilómetros de Madrid.
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Pero lo que, en cualquier caso, ha debido contribuir de forma destacada al proceso de adaptación de Rosell ha sido el fútbol. Es un personaje que ha salido lo suficiente en los medios, como para que los presos no hayan tenido problema alguno en reconocerle y que acompañaran el más mínimo acercamiento que tenían con él con una petición: una camiseta del Barça. El expresidente de la entidad no se ha hecho de rogar y se ha comprometido a hacerle llegar una a todo aquel que se la pedía, mientras conversaban sobre la entidad en unas charlas en las que no ha hecho nada por ocultar la animadversión que siente por Joan Laporta, al que relevó al frente del club.
PUJOL JÚNIOR
Rosell dedica gran parte del tiempo a hacer deporte, en concreto, tablas de gimnasia y se mantiene en contacto con el exterior a través de correspondencia, que es abundante, tanto de entrada como de salida. En sus comunicaciones con su familia sabe tranquilizarla, porque les transmite que se encuentra bien, que vivir en Soto es "soportarle" y que no deben sufrir por él.
En su módulo, en el que todos los internos son preventivos primarios, es decir, que están encarcelados a la espera de juicio por un primer delito que no implica violencia, también está internado el primogénito del expresidente de la Generalitat Jordi Pujol.
Jordi Pujol Ferrusola ingresó en prisión un mes antes que el expresidente del Barça, el 25 de abril. Y el compartir módulo les ha permitido iniciar una relación mucho más intensa que la que habían mantenido fuera, lo que no resulta extraño teniendo en cuenta que tienen mucho más en común que otros presos.
En ese módulo también estuvieron internados el expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa y el extesorero del PP Luis Bárcenas. Solo queda por ver si cuando salga Rosell se muestra tan cariñoso con sus compañeros de prisión como lo estuvo el exgerente ‘popular’, que les saludó ante las cámaras.
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