Gerard Moreno, el tesoro perico

El delantero se ha consagrado como titular con unos grandes registros en la Liga después de irse y volver al Espanyol, el club de su vida

Gerard Moreno celebra su gol al Málaga en la segunda jornada de Liga.

Gerard Moreno celebra su gol al Málaga en la segunda jornada de Liga. / periodico

MARCOS LÓPEZ / BARCELONA

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Si fuera por él, Gerard Moreno, perico de toda la vida, jugaría cada semana contra el Barça, «Sabes, Òscar. Vamos a variar. Vamos a coger a los extremos del Barça, pero nos llevamos al delantero centro del Badalona. Es muy bueno». Sonó convincente la voz de Antonio Sánchez, coordinador entonces de las categorías inferiores de la federación catalana de fútbol.

Tan convincente resultó que Òscar García, actual entrenador del Salzburgo, no dudó. Renunció al nueve azulgrana de aquella época, incluso al del Espanyol, Damm y Cornellà. Y se llevó a Gerard Moreno, que no jugaba ni en la División de Honor juvenil, a la selección catalana. Acabó siendo Catalunya campeona de España en Murcia (2010), con ese anónimo nueve del Badalona, al que se le caían los goles de los bolsillos.

Anónimo no lo fue nunca este joven de Santa Perpetua de Moguda (7 de abril de 1992) para ese ejército de ojeadores que patean campos de hierba artificial como si fueran artesanos. Observan, miran, escrutan y, sobre todo, callan. A veces, también se equivocan. Gerard, por ejemplo, tuvo que irse del Espanyol (le dio la baja cuando era cadete) para hallar cobijo bajo la mirada futbolera de Manolo González, actual entrenador del Badalona, uno de los hijos futbolísticos que esparció Laureano Ruiz alrededor del balón.

EL ABRAZO CON TAMUDO

«Metió 41 goles en 34 partidos, una barbaridad», rememora siempre González cuando le preguntan por ese joven que vivió la fe perica desde sus inicios, abrazado incluso como recogepelotas (hay imágenes en TV-3 ) a su ídolo Tamudo después de que este marcara un gol en Montjuïc.

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Se fue al Villarreal, que escuchó a Antonio Rubio, el Manchego, uno de los ojeadores más respetados del fútbol catalán, pese a la intromisión del Madrid. La familia del delantero respetó la palabra dada y se marchó al Madrigal. Allí metió 45 goles con el juvenil.

Pese a vivir más alejado del área de lo que le gustaríaGerard, intuitivo y listo, disfruta de sus mejores días. Lleva 6 goles en 15 partidos (metió 7 en 36 la pasada temporada), ve a diario a Tamudo y no olvida nunca a Manolo González. Y en un derbi, menos.