El Atlético también desfigura al Bayern

Un gran gol de Saúl le da el triunfo al conjunto rojiblanco, que supo sufrir en la segunda mitad

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ANTONIO MERINO / MADRID

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Otro acto de fe, otra entrega de un equipo que no se pone límites y que despliega su mística esté delante quien esté. Con su esencia, con su liturgia, el Atlético desactivó al todopoderoso Bayern, el del toque interminable, el del sello de Pep Guardiola, el equipo más goleador de la Champions hasta que se topó con una defensa rocosa y un Oblak colosal. Los de Simeone aceptaron el desafío hasta encontrar su velocidad crucero, solo amenazada por la calidad de jugadores como Douglas Costa o la fortaleza de Vidal. Todo eso saltó por los aires con el golazo de Saúl que decidió otro partido de diseño del conjunto rojiblanco (1-0)

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Supo sufrir el conjunto rojiblanco, perfecto a la hora de desdoblarse, milimétrico en la presión y en volver a reagruparse cuando era necesario. El balón pertenecía al equipo alemán. Lo sobó tanto que llegó a tener un registro del 70%, pero muy poca efectividad. En el otro lado, tres disparos en ocho minutos dejaban clara la determinación de un equipo que no se salió un milímetro de su esquema, de ese dibujo que Simeone perfila con enorme precisión.

UNA ACCIÓN MEMORABLE

Con la misma con la que se vistió de gloria Saúl en una acción memorable, más propia de estrellas consagradas. Ver a Messi o a Cristiano hacer lo que hizo el chaval hubiera sido normal, pero era Saúl Ñíguez, un chaval que se atrevió con los pesos pesados del Bayern. En su eslalon se encontró con Thiago, Bernat y Xabi Alonso y a los tres los dejó atrás para definir con la pierna izquierda y poner boca abajo el Calderón, que ya cantaba a “Luis Aragonés, Luis Aragonés”.

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El tanto puso el encuentro donde lo quería Simeone. En el otro banquillo, Guardiola caminaba como buscando una explicación a lo que estaba sucediendo, al juego previsible de su equipo y a su nula aportación ofensiva, con especial mención para la desaparición de Lewandowski. Pep vio cómo el Atlético mordía atrás, con cada jugador sintiéndose un héroe. Tan pronto lo intentaba Juanfran como Filipe Luis por las bandas o Koke buscaba en largo a Griezmann o a Torres

CAMBIO DE DECORADO

Poco a poco, el Bayern fue recuperando el color. Douglas Costa lanzaba una falta al lateral de la red de la portería de Oblak, una acción que despertó al equipo alemán. Lahm pidió penalti por una mano de Augusto tras un disparo del capitán del Bayern. Contestó Griezmann con un disparo que rechazó Neuer.

El partido dio un vuelco absoluto tras el descanso. El Bayern cogió el balón y puso dirección a la portería de Oblak. El Atlético comenzó a sufrir, algo que sabe digerir como pocos. El equipo alemán creció hasta meter al rival en su área.

Decidido a no irse de vacío y consciente de que ese 1-0 era una montaña muy alta para el partido de vuelta, desplegó todas sus virtudes. Enfrente, el Atlético achicaba agua de su área en pleno asedio alemán, con Vidal al mando de las operaciones y con Douglas Costa poniendo un nudo en la garganta de todo lo que llevara color rojiblanco. Apareció Oblak para detener un disparo de Alaba y un cabezazo de Javi Martínez.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"El manual del Atl\u00e9tico comenz\u00f3 a\u00a0","text":"correr serio por el empuje del Bayern en la segunda mitad"}}El manual del Atlético comenzó a correr serio peligro, pese a ser uno de los mejores equipos de Europa en la disciplina defensiva. Pese a ello, resultaba muy complicado para los rojiblancos vivir en su área. Guardiola metió más madera con Ribéry y Müller. Con 20 minutos muy largos por delante, el Atlético eligió la barricada alrededor de su área con el consiguiente riesgo. Lo dejó claro Vidal con un tremendo disparo que detuvo Oblak.

En plena avalancha alemana y con el Atlético destilando ansiedad pudo llegar la solución y casi el billete para la final. Un contragolpe de Griezmann terminó con un recorte sublime de Torres y un disparo que se fue al palo. Simeone se revolvía en la zona técnica, donde su móvil salía por los aires. 

El técnico argentino no movió el banquillo y solo cuando Saúl cayó roto por el esfuerzo dio entrada a Thomas. Su equipo mordía en cada balón. Los segundos iban cayendo y el equipo rojiblanco vislumbraba el premio que llegó con el pitido final. El Atlético había vuelto a maltratar a otro de los grandes, al que equipo que llevaba esperando 42 años para vengar aquella derrota en la final europea ante el Bayern. Y ayer no había un Schwarzenbeck para estropear una noche mágica del Atlético.      

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Atl\u00e9tico-Bayern, 1-0","text":"CAMPO: Vicente Calder\u00f3n (55.000)"}}