MUNDIAL DE MOTOCICLISMO

"¡Es la veteranía, estúpido!"

Jorge Lorenzo se abraza a un miembro de su equipo tras recortar puntos a Valentino Rossi

Jorge Lorenzo se abraza a un miembro de su equipo tras recortar puntos a Valentino Rossi / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / KUALA LUMPUR (Enviado especial)

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Jorge Lorenzo vive, se entrena, corre, pelea, duerme, sueña, habla, litiga, se expresa, polemiza, se abre, se cierra, sonríe, se enfada, se divierte y se entristece sabiendo que más de medio mundo, más de medio paddock, quiere que gane el título, aunque sea el décimo, Valentino Rossi. Si se les pregunta a los que mandan, todos, valoran que «es muy bueno para el motociclismo» que Vale haga la gesta de conquistar su décimo mundial, con 36 años y ante tres de los mejores pilotos de la historia: Jorge Lorenzo, Marc Márquez Dani Pedrosa.

Lorenzo lo sabe, pero pasa. Lorenzo apenas tiene amigos en ese paddock. Los demás los necesitan; él, no. Lorenzo ha vivido toda la vida sin fiarse de nadie y ha sido lo que es, uno de los más grandes de la historia y, desde luego, uno de los pilotos más veloces y finos del motociclismo mundial, por creer en él y solo en él. No tiene la picardía, el tarannà, la sabiduría deportiva, mundana y psicológica de Rossi, pero es 10 veces más sincero. Lorenzo no tiene doblez, en un mundo donde decir lo que piensas te crea más rivales que admiradores.

Parafraseando a Clinton

Si repasas los números de esta temporada, Lorenzo gana a Rossi en todo. O casi todo. Es, desde luego, mil veces más rápido que el Doctor, entre medio y un segundo por vuelta. Le gana en primeros puestos en entrenamientos, en poles, en primeras líneas de salida, en victorias, en liderar vueltas de carrera… Solo pierde en podios y puntos (ver gráfico). Y, llegado este punto, alguien podría parafrasear la mítica frase que Bill Clinton le dijo a George Bush en el 92: «¡Es la economía, estúpido!» En este caso, sería algo así como «¡Es la veteranía, estúpido!», lo que ha convertido a Vale en líder y favorito para alcanzar el título mundial.

Hables con quien hables, todos otorgan una enorme habilidad, carisma y coraje a Rossi por estar haciendo lo que hace. Nadie dice, eso sí, que con su misma moto (lo que tiene un mérito increíble), Lorenzo es más rápido, mucho más rápido. Todos los que quieren que gane Rossi acaban con la coletilla de: «Pero Jorge es rapidísimo y su temporada es brutal». Ya, sí, pero el mundo espera que quien gane sea Rossi, porque con esa coronación, dicen, quien sale ganando es el deporte de las dos ruedas.

Dos auténticos fenómenos

No todos. El venezolano Vitto Hipolito, presidente de la Federación Internacional de Motociclismo (FIM), dijo en Motegi (Japón): «Creo que no es necesario que Valentino gane el décimo título para que el motociclismo crezca, Rossi ya nos ha hecho grandes, muy grandes. Me encantan los dos y le diré que si difícil es hacer lo que hace Rossi, a mí se me antoja imposible, irrepetible, encontrar un piloto como Jorge, que clave el mismo crono de la primera a la última vuelta. Eso del martillo es un símil muy bien escogido: Jorge suele martillear a sus adversarios. Y, sí, sí, lo veo campeón. Como a Rossi».

A las puertas del inicio de Sepang, Rossi afronta el primer match ball y quiere aprovecharlo. Detestaría llegar a Valencia sin haber ganado el título. No le gusta el trazado de Cheste, ya perdió un título en el 2006, a manos de Nicky Hayden, cuando él, como le ocurre a Lorenzo ahora, había sido muy superior al piloto yankee. «Me temo que no sabremos nada hasta las 14.45 del 8 de noviembre», dijo en Australia el campeón italiano. Pero también lo tiene claro su rival. «La única una receta es ser veloz, muy veloz, ser constante, martillear los tiempos y no cometer errores, deslizarse por la pista como cuando extiendes la mantequilla en la tostada», dice orgulloso y firme el mejor Lorenzo.