EL PRIMER TÍTULO DE LA TEMPORADA

Superagonía

Un Messi magistral y Pedro, en el último suspiro, dan la quinta Supercopa de Europa ante un gran Sevilla

JORDI TIÓ / TIFLIS (Enviado especial)

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Era la Supercopa de Messi y Pedro se acabó metiendo en ella a lo grande, como siempre han sido sus irrupciones en el primer equipo desde que Pep Guardiola lo rescató de Tercera. Especialista en marcar en todas las finales, este martes lo hizo de nuevo cuando el equipo andaba ahogado y a Messi ya no le quedaba gasolina.

Pero mientras el argentino tuvo combustible, evidenció lo que todo el mundo sabe. No hay otro jugador como él, por lo que hace y por lo que influye en el equipo. No solo en Tiflis, sino en cada partido desde aquel Gamper de hace 10 años en el que maravilló a la Juve de Fabio Capello, primero, y luego al universo. En Georgia, no estaba toda la humanidad, imposible porque en el Dinamo Arena solo caben 54.000, pero la gente que acudió sabía a lo que venía: jugaban Messi y dos equipos.

Un seguro de vida

Por eso el argentino ya fue aclamado al salir su cara en el videomarcador e igualmente retumbó su nombre cuando se puso ante la pelota para ejecutar la primera falta. Y Leo no les falló. Cómo iba a hacerlo si nunca (o casi) lo hace. Y menos en una final, con la cabeza metida en el reto del sextete y el quinto Balón de Oro a punto para recogerlo en enero (cuánto habrá maldecido Cristiano Ronaldo el aullido que lanzó en la gala de la FIFA y el reto que le lanzó a la cara con descaro).

Puede que agradecido a la devoción messiánica de la afición georgiana, Leo quiso regalarle otro golazo. Esta vez la pelota quedó algo más lejos, pero el disparo, más fuerte, acabó entrando de nuevo para desespero de Beto. El Dinamo Arena lo agradeció haciendo la ola, vamos, como si fuera el Camp Nou. Y lo pareció casi todo el partido, ya al saltar el equipo azulgrana al terreno de juego y también antes de que rodara la pelota con gritos de "Barça, Barça, Barça".

Solo tras la gesta sevillista de empatar, la grada agradeció la entrega con un "Sevilla, Sevilla". Pero duró poco. Fue volver Leo a tener la posibilidad de marcar de falta, en el último minuto, y empezar a surgir el grito de "Messi, Messi". Y no la clavó por centímetros, llegando incluso la pelota a tocar la cruceta.

Pocas 'estelades'

Hubo otro grito que también recordó el Camp Nou. "In-inde-independència" sonó tímidamente en el minuto 17 y 14 segundos del primer tiempo, dejando claro que los culés desplazados eran, más que pocos, poquísimos. De ahí la irrupción testimonial de banderas independentistas, apenas dos o tres, acompañadas con enseñas de Irak, turcas, una brasileña y otra del Kurdistán (a franjas roja, blanca y verde, con un sol amarillo en el centro). Pertenecía a un grupo de culés kurdos de Irak que no solo se deleitan por Messi y el equipo de Luis Enrique, sino que también aplauden el proceso soberanista en Catalunya. Es lo que tiene este club universal, catalán y catalanista.

Fue la Supercopa de Leo, de Pedro y también de Iniesta. No había mejor manera de estrenar capitanía que levantando una copa, como había deseado Alves. Y Andrés se estrenó en esa faceta. Veterano y listo como es, no cometió el error de Xavi en la Champions, que se quedó detrás y acabó engullido por sus compañeros sin que se le viera. A Iniesta se le vio, con el trofeo en lo alto, igualando los 25 títulos de Xavi, y una inmensa cara de felicidad. Allí, en el palco de honor, reían todos, pero hacía muy poco que los rostros eran de sufrimiento, agotamiento y una enorme agonía.

Es a lo que llevó al Barça la reacción de un inmenso Sevilla, que lo hizo todo para acabar con el maleficio que pesa sobre su entrenador, que sigue sin poder ganar a su bestia negra y al genio infalible que lo atormenta. Estuvo más cerca que nunca, pero Unai Emery acabó sucumbiendo de nuevo ante los azulgranas (20 partidos, 14 derrotas, 6 empates) y a la magia infinita de Messi (24 goles ha marcado el astro al equipo andaluz en 24 partidos). Casi nada.

Luis Enrique, cuatro de cuatro

En cambio, Luis Enrique parece certificar que tiene una flor similar a la de Johan Cruyff Pep Guardiola. Suma ya cuatro títulos de cuatro, por más que este martes debiera ver muy complicado esto de sellar el sextete. Cerrada la Supercopa de Europa, y sin respiro, aguarda el Athletic en San Mamés, el próximo viernes. El equipo llegará tras un largo viaje y fundido físicamente, pero la exigencia pide ganar también la Supercopa de España. Y luego el Mundial de Clubs. Sería imposible sin Messi. La suerte es que juega en el Barça.