NATACIÓN

Jèssica Vall: «Espero que mi medalla inspire a los más jóvenes»

Vall observa la medalla mientras es llevada por su marido, Alberto, en el aeropuerto de Barcelona.

Vall observa la medalla mientras es llevada por su marido, Alberto, en el aeropuerto de Barcelona. / periodico

JOAN CARLES ARMENGOL / BARCELONA

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Jèssica Vall es una chica muy apreciada. Salta a la vista. Su llegada ayer al aeropuerto de Barcelona, luciendo la medalla de bronce que conquistó en los Mundiales de natación de Kazán (Rusia), fue un festival de abrazos, besos y risas abiertas. Todo el mundo -su club, compañeros, amigos, familiares, hasta su perro- quisieron estar con ella, con esta nadadora ya veterana (nació en el barrio de Horta, en Barcelona, en 1988) que, a punto de cumplir 27 años, está consiguiendo sus mejores resultados. De hecho, solo ella y su amiga Ona Carbonell (plata y bronce en solo de sincronizada) subieron al podio en un campeonato con muy pocas satisfacciones para la natación española, que pasó de las 12 medallas de Barcelona 2013 a las tres logradas en la ciudad rusa a escasamente un año de los Juegos Olímpicos de Río 2016.

-¿Qué significa esta medalla de bronce en los 200 metros braza?-Es más que un sueño para mí. Cuando entré en la final mi entrenador [Jordi Jou] me dijo que podía estar ahí, luchando por las medallas, entre las mejores, que tenía que ser muy fría gestionando la carrera pero que, sobre todo, tenía que creérmelo. Y así fue.

-Ante los Juegos de Río, su cotización ha subido como la espuma...-Me llevo de Kazán esta experiencia de haber podido estar en el podio, pero sabiendo que he compartido el bronce con otras dos nadadoras. Fui tercera, pero podría haber sido quinta, así que cara a los Juegos de Río no tengo nada ganado. Hay muchas nadadoras que están trabajando también por estar en una final de los Juegos. En seguida me pondré yo también manos a la obra.

-Una vez pisado podio en un Mundial, y tras el bronce del año pasado en los Europeos de Berlín, se le pedirá que no se baje de él, ¿no?-Eso es lo primero que debo gestionar. No quiero tomármelo como una exigencia, una responsabilidad, sino que lo quiero seguir mirando como una ilusión. Sé que se me exigirá estar en la final olímpica, pero yo no he estado nunca en unos Juegos y lo primero que tengo que hacer es conseguir el pasaporte para ir. Luego ya hablaremos de finales.

-Por cierto, ¿qué le pareció estar en un podio tan poblado como el de Kazán, con cinco chicas ahí arriba?-Fue una situación curiosa, y muy especial para mí, sobre todo porque compartí el bronce con la danesa Rikke Moller Pedersen, que es mi referente, casi mi ídolo, en la braza. Nos fijamos mucho en ella cuando analizamos el estilo en el CAR de Sant Cugat con Andreu [Roig], el biomecánico, y estar con esa persona tan especial en el podio significó mucho para mí.

-¿Debemos preocuparnos por los flojos resultados, en general, de la natación española en Kazán?-No, para nada. El equipo está muy animado, está trabajando muy duro y con coraje para llegar a Río y hacerlo bien. Muchos de los nadadores se han acercado a sus mejores registros, aunque es verdad que hemos encontrado a faltar un poco a Mireia Belmonte.

-¿Es importante la presencia de una líder como ella, una nadadora que pueda ganar medallas?-No es imprescindible, pero sí que su presencia lo hace todo más fácil. Si ves a una persona ganar medallas, eso anima a otra gente a intentar hacer lo mismo.

-Entonces, ¿espera que su medalla tenga un efecto parecido?-Sí, espero que mi medalla inspire a mucha gente, sobre todo a los más jóvenes, de mi club, el Club Natació Sant Andreu, y de otros clubs, para que puedan llegar hasta aquí. Que vean que con ilusión y con trabajo podemos estar donde queramos.

-Mireia suele nadar siempre muchas pruebas en todos los campeonatos. ¿Puede ser eso también una inspiración para usted?-Sí. Tenemos el ejemplo de Mireia, que es capaz de nadar muchas pruebas, así que nadar dos, y del mismo estilo, no debe ser difícil para mí. Debo sentarme con mi entrenador y hablar a fondo de la planificación para Río, con el objetivo de estar lo más arriba posible, pero con calma. No se me pueden subir los humos o dejar de tocar con los pies en el suelo. Debo seguir siendo la misma y saber que debo seguir trabajando para mantenerme en el sitio en el que estoy ahora.

-¿Va a entrenarse más? Eso debe ser muy difícil...-No haré más horas. Ahora me entreno de 6 a 9 de la mañana y de 3 a 7 de la tarde. Pero puedo mejorar la calidad y controlar mejor todos los aspectos de la preparación, incluídas cosas como la alimentación y el descanso, que son muy importantes.

-Actualmente trabaja de técnica de laboratorio en el Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona. ¿Se plantea dejarlo para centrarse en la natación?-Debo sentarme y pensarlo bien. Ese trabajo me impide descansar más, pero por otro lado me permite cambiar el chip y hacer que lo lleve mejor mentalmente. Quiero pedir consejo a mi entrenador y a Jordi Segura, mi jefe en el IMIM, y después tomaré una decisión.

-Usted explotó tarde porque en su día priorizó su carrera, de Biología Humana, a la natación. ¿Aconsejaría hacer lo mismo a otros nadadores?-Cada persona es un mundo. Yo puedo poner mi ejemplo y explicarlo por la situación que vivía entonces. No sé qué hubiera hecho si, en el momento de decidir ir a la universidad, hubiera estado en la selección española o cerca de ir a unos Mundiales.

-Dedicó parte de su medalla a su marido, que había estado enfermo.-Sí, sufrió un trastorno de la coagulación de la sangre, pero ya está bien. Fue duro, pero eso también ayuda a madurar y a tomarte las cosas de otra manera.