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Supercopas para guiris

Unas aficionadas extranjeras vibran con el Barça durante el torneo Joan Gamper

Unas aficionadas extranjeras vibran con el Barça durante el torneo Joan Gamper / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA / BARCELONA // ÁLVARO RAMÍREZ / SEVILLA

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La presencia catalana este martes en el estadio Boris Paichdze de Tiflis (Georgia) será prácticamente testimonial: los jugadores surgidos de la cantera, los directivos, los medios informativos desplazados desde Barcelona y los habituales aficionados que acostumbran a seguir al Barça en cualquier partido europeo; los que viajan asiduamente en el vuelo que ocupan los futbolistas. ¿Adónde han ido a parar las 1.200 localidades adquiridas por seguidores azulgranas? Muy lejos del Camp Nou y más allá de las fronteras españolas. Casi todos los hinchas azulgranas que estarán en las gradas georgianas en la final de la Supercopa de Europa son extranjeros y residentes en varios países europeos.

La UEFA, evidentemente, no ha ayudado a la hora de escoger a la ciudad de Tiflis como sede de la final del torneo, ya que el desplazamiento en coche es prácticamente imposible --48 horas de conducción ininterrumpida, con 4.584 kilómetros a través de Francia, Italia, Eslovenia, Croacia, Serbia, Turquía y Georgia-- y el desplazamiento aéreo es caro, con la obligación de efectuar al menos una escala (preferentemente Estambul).

Esta situación ha provocado el desencanto de los seguidores azulgranas que no se han volcado tanto en este partido como en finales de Supercopa precedentes cuando se disputaban en el estadio Luis II de Mónaco, hasta el 2012, con un desplazamiento desde Catalunya mucho más cómodo y atractivo, a través de la Costa Azul francesa.

Noruega y Macedonia

Las próximas finales tampoco atraerán mucho a los seguidores del Barça. En el supuesto de que el conjunto azulgrana gane las Champions del 2016 y el 2017 se deberá jugar la Supercopa en Trondheim (Noruega) y en Skopie (Macedonia); todavía un viaje más complicado que el noruego.

El estadio Boris Paichdze, con una capacidad para 54.000 personas, rodeado de una pista de atletismo, estará, sin embargo, lleno, ya que la final ha despertado una gran expectación en Georgia, donde ha funcionado la reventa con precios desorbitados. Y se verán camisetas azulgranas en los graderíos, aunque quienes las portarán serán aficionados que han comprado las entradas que correspondían al Barça ante la falta de interés de los socios del club que, en un agosto vacacional, han preferido quedarse en sus lugares de descanso y Tiflis tampoco les ha seducido como destino turístico.

El Barça no tiene datos oficiales para establecer un retrato del seguidor que estará mañana en Tiflis, aunque sí tiene constancia de que no serán los habituales que acuden al Camp Nou. Habituales, a excepción del mes de agosto. En el trofeo Gamper hubo una mayoría de extranjeros en el estadio, un hecho que se repetirá el martes, día 17, en la Supercopa de España, ante el Athletic, ya que el encuentro no forma parte del abono anual de socio y son los turistas quienes se están volcando a la hora de adquirir las localidades.

Medio millar de sevillistas

Por el lado andaluz es la final que cuenta con menos presencia de todas las disputadas por el club. No serán ni medio millar, en la previsión más optimista, los aficionados sevillistas que se han atrevido a recorrer buena parte de Europa en la final más oriental de todas las organizadas por la UEFA.

Hasta Tiflis hay 5.500 kilómetros desde Andalucía, las horas de vuelo que supone el desplazamiento, el desembolso económico y el reciente e importante gasto que supuso para los aficionados del Sevilla la final de Varsovia han restado afluencia al choque. También se une el hecho de la peculiaridad del viaje oficial. La expedición partió el viernes desde la capital andaluza, donde ya no regresará hasta después del partido ante el Barça. El viaje empezó en Atenas, donde el sábado jugaron un partido amistoso ante el AEK de Atenas (1-1). El viaje, que ha costado mil euros, ha supuesto cinco días fuera de casa con el obligado requisito de ir a Georgia estando de vacaciones.

El resto de sevillistas se ha subido a alguno de los vuelos que unen la Costa del Sol con Tiflis y que parten desde Sevilla, con unas tarifas por vuelo de alrededor de 300 euros. Otros 'atrevidos' han aprovechado la sede de la final de la Supercopa para intentar conocer un poco Georgia desde el pasado fin de semana y otros, con tarifas aéreas algo superiores, han hecho escala en Estambul, el lugar más habitual en el tránsito aéreo.