EL ABIERTO DE ESTADOS UNIDOS DE GOLF

Esperando a Tiger Woods

El segundo grande del año apuesta por McIlroy, Spieth o Mickelson ante la improbable reacción del exnúmero 1

Tiger Woods, entrenándose en uno de los hoyos de Chambers Bay.

Tiger Woods, entrenándose en uno de los hoyos de Chambers Bay. / periodico

JOAN CARLES ARMENGOL / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Algún día tiene que suceder, pero ese momento aún se ve lejano. Algún día, Tiger Woods tiene que volver a ser (o al menos intentarlo) ese jugador que ostentó durante muchos años el número 1 del mundo y que logró un número récord de grandes, nada menos que 14 títulos en torneos del Grand Slam. Pero Woods, a sus 39 años, acabado de separar (en abril) de su compañera sentimental de los últimos tres años (la esquiadora Lindsey Vonn) y que llega de hacer su peor vuelta como profesional (85 golpes en el Memorial), lo tiene difícil para acaparar protagonismo en el Abierto de Estados Unidos, el segundo major de la temporada, que arranca este jueves, y se juega hasta el domingo, en el campo de Chambers Bay, en el estado de Washington. Es la primera vez que el US Open se disputa tan al noroeste del país, con vistas al Pacífico, y en un campo tipo links, más típicos de las Islas Británicas, por lo que es de suponer que golfistas como Rory McIlroy se encontrarán más cómodos que los propios norteamericanos.

Y Woods, 17º en el Masters de Augusta (su único resultado entre los 25 primeros en los cinco torneos que ha jugado este año en el circuito americano), será probablemente uno de los que estará incómodo, a pesar de su tradicional optimismo en los días previos. Inmerso en un nuevo cambio de swing, el Tigre no renuncia a volver a las alturas, a meter salidas en calle o a entrar en el green en regulación, con los golpes que tocan. «Las cosas se están empezando a poner en su sitio poco a poco. Estoy metido en el gran cambio de mi juego y solo necesito jugar más torneos. Quiero competir y volver a ganar», asegura el hombre que durante 15 años atemorizó a todos sus rivales (ahora lleva siete sin ganar un grande, desde el 2008).

Ya no es el caso. Ahora, ese papel se lo reparten otros jugadores. Un elegido puñado de nombres. En las previas surgen siempre los del propio McIlroy (el nuevo número 1 del mundo), el de Jordan Spieth (ganador con autoridad del último Masters de Augusta, a sus 21 años), el de Phil Mickelson (ganador de cinco grandes, aunque le falta el Abierto de EEUU) o el de Martin Kaymer, el alemán que defiende título y que en el 2010 ganó otro grande, el Campeonato de la PGA. Rickie Fowler (un eterno aspirante) y Justin Rose (campeón en el 2013) también salen en las apuestas.

En busca del primero

Fowler, ganador este año del considerado alegóricamente quinto grande, el TPC de Ponte Vedra, es uno de estos jugadores reconocidos que aún persiguen su primer grande. Está en la categoría, pues, del castellonense Sergio García, que es uno de los dos únicos españoles participantes. El otro es el veterano Miguel Ángel Jiménez, aún muy competitivo a sus 52 años.

Pero el duelo, en buena lógica, estará entre Spieth y McIlroy. El primero llega en mejor condición: este año ha ganado dos torneos, ha sido tres veces segundo y lleva nuevo top 10 en 16 torneos disputados. «Puedo ganar mi segundo Open y llevarme el quinto grande de mi carrera», asegura convencido el norirlandés McIlroy, a sus 26 años el golfista más triunfal del último lustro. El año pasado conquistó el Abierto Británico y el PGA, pero en este 2015 se le escapó el Masters (fue cuarto) y no ha pasado el corte del segundo día en sus dos últimos torneos.

Mickelson, por su parte, puede convertirse a sus 45 años, cumplidos el martes, en el segundo más vetrano en ganar, tras Hale Irwin.

TEMAS