Los Juegos Olímpicos de invierno

«Me falta subir un escalón»

Javier Fernández ya piensa en los Juegos del 2018 para resarcirse de la «lección» de Sochi

Javier Fernández, a la espera de la puntuación, ayer..

Javier Fernández, a la espera de la puntuación, ayer..

INMA GONZÁLEZ

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«Por una tontería estoy fuera del podio». Así resumió Javier Fernández su buen pero decepcionante cuarto puesto en Sochi. Una tontería porque él, el rey de los saltos

-es capaz de clavar tres cuádruples en un mismo ejercicio-, falló en el segundo cuádruple salchow, que dejó en triple, y ese error lastró todo el ejercicio. Cierto es que el deportista madrileño ha conseguido éxitos para el patinaje español que nadie antes había logrado, entre ellos dos oros europeos y un bronce mundial, pero quedarse con la miel en los labios duele mucho más que una caída sobre el hielo.

Superjavi, como lo llaman sus amigos, esperaba volver a Toronto, donde vive y entrena desde el verano del 2011, con una medalla olímpica en el bolsillo, pero ahora tendrá que aguardar hasta el 2018. Afortunadamente, solo tiene 22 años y muchas competiciones por delante para seguir creciendo. «Soy joven y en cuatro años [desde Vancouver 2010, donde acabó 14º] he subido 10 posiciones. Es bastante. Ojalá que siga mejorando para que en los Juegos de Pyeongchang suba, por lo menos, el escalón que me ha faltado», dijo resignado tras verse apartado del bronce.

Su objetivo es patinar cuatro años más y retirarse tras la próxima cita olímpica para dedicarse a entrenar. Hasta entonces no entra en su planes volver a España, donde apenas hay una quincena de pistas de hielo (solo en Toronto hay más de 200). «Subir a lo más alto un deporte como el patinaje artístico en un país donde hay tantos otros de gran nivel es muy difícil. No creo que con una medalla olímpica se hubieran construido más pistas, pero es cierto que ahora tenemos muchos más seguidores que antes. Y poco a poco iremos consiguiendo más y más», subrayó, convencido de que lo único que le falta a esta disciplina para salir de la clandestinidad en España es que «los patinadores sigan haciendo un buen papel en las competiciones para que la gente siga animando».

Y levantarse de nuevo tras cada caída, aunque sea de tamaño olímpico. «Así es el deporte. Son experiencias que aprendemos todos los deportistas y que nos hacen más adultos, deportiva y personalmente. No creo que esta sea la decepción más grande de mi vida, aunque tampoco he tenido muchas decepciones en mi carrera. Me lo tomo como una lección. De todo se aprende, hay que seguir trabajando, seguir aprendiendo y seguir mejorando», subrayó.

A su lado tiene dos buenos ejemplos: su entrenador, Brian Orser, plata en Sarajevo 1984 y Calgary 1988, y el flamante campeón en Sochi, Yuzuru Hanyu, pupilo también del técnico canadiense y a quien Fernández no olvidó felicitar. «Estoy muy feliz por Yuzuru. Se lo merece», dijo con sinceridad.