Eufemiano, el doctor Astérix

Es, con toda seguridad, el médico deportivo más famoso de España. Lástima que esa celebridad se haya fraguado a partir de las dos operaciones contra el dopaje más grandes del deporte español: la operación Puerto y la operación Galgo. En las dos, sobre todo en la primera, planea el nombre de Eufemiano Fuentes (Las Palmas de Gran Canaria, 1955). Estudiante de expediente notable, Fuentes destacó en paralelo como atleta, llegando a ser campeón de España universitario de 400 metros vallas. Su entrenador de entonces, Manuel Pascua Piqueras, le introdujo en la Federación Española de Atletismo.

Hizo carrera, tuteló a su mujer Cristina Pérez, velocista de élite, y llegó a ser el médico del atletismo español en Barcelona-92. Un oscuro positivo de Pérez, aún hoy poseedora del récord de España de 400 metros vallas con una marca del año  1988, empezó a desvelar que Fuentes era un excelente estudioso, y no solo de las mejores prácticas. El médico canario no dudó en ir a hacer un master sobre preparación biológica a la meca del dopaje en la Europa comunista: Alemania del Este, Polonia y Checoslovaquia.

Cuando se apartó del atletismo halló en el ciclismo un campo abonado para lo que él siempre ha llamado «dopaje terapeútico», con el fin de evitar males mayores a los deportistas. El Orbea, el ONCE y el Kelme fueron sus clientes, y también tuvo en su consulta a estrellas como Hamilton, Ullrich y Basso. O equipos de fútbol como la Real.

Todo su entramado saltó por los aires con su detención en mayo del 2006 a raíz de la operación Puerto, el mayor escándalo de dopaje en España. Astérix, ese era su nombre en clave en la trama, fue castigado el pasado mayo tras un enrevesado proceso judicial con un año de cárcel y cuatro de inhabilitación como médico deportivo. Mejor salió del otro caso en el que estuvo implicado, la operación Galgo, que se inició con la sonada detención de la atleta y senadora Marta Domínguez. Una jueza de Madrid lo archivó al no haber indicios de dopaje.