Análisis

Apasionado, duro, locuaz

ANDRÑES JIMÉNEZ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Recuerdo perfectamente el debut deManel Comascomo ayudante de Aítoen el mítico Cotonificio de Badalona porque casi coincidió con mi propio debut. Sucedió en uno de los primeros partidos de esa Liga de finales de los 70.Manel,sentado junto aAíto en el banquillo, no paraba de hablar. Es más, poco a poco se fue animando y comenzó a gritar jugadas, a dar ánimos e incluso a proferir alguna que otra bronca a los jugadores que estaban en la pista. En esasAíto pide un tiempo muerto yManel, que ya iba algo embalado, sigue dando instrucciones sin parar. «Tú corta aquí, tú bloquea allí, tú pasa dentro...» yAítocallado. Pero hacia la mitad del tiempo muertoAítomira aManel,le hace un gesto de silencio con el dedo y le dice: «Oye, tú, aquí no se radian los partidos». Y a partir de ese momento el bueno de Manel ya no volvió a abrir la boca en todo el encuentro.

Y es que delsheriffhay para escribir un libro de anécdotas de veintipico volúmenes. Su apodo le viene porque en la Penya, su primer equipo grande como entrenador, ya puso firme a toda la plantilla nada más llegar. Eso sí, consiguió ganar la Korac.

Pasado el tiempo, y por esas casualidades de la vida, coincidí de nuevo con él en mi última etapa como jugador.Manel fichó por el Barça para sustituir precisamente a su mentor,Aíto. Sin embargo, en esa ocasión la suerte no estuvo demasiado de su lado. Ni aDjordjevic, Mustaf,Nicola ni a un servidor se nos olvidará nunca el famosohorario Michelin,que consistía en que si perdías un partido, la siguiente semana como castigo te pasabas ocho horas al día entrenando como un poseso. Es decir, las mismas que trabajaba un empleado de la famosa casa de neumáticos. Y es que, pasado el tiempo tiene hasta su gracia porque así eraManel, un gran apasionado del básquet, impulsivo, con reputación de duro y algo locuaz en algunos momentos, pero con una personalidad siempre divertida. Sin duda, otro símbolo de la historia de nuestro deporte.