El drama de Fashanu

el delantero inglés se suicidó a los 37 años tras convertirse en 1990 en el primer futbolista relevante que anunció su homosexualidad

Justin Fashanu, en un partido del Nottingham Forest, el 6 de noviembre de 1981.

Justin Fashanu, en un partido del Nottingham Forest, el 6 de noviembre de 1981.

RAÚL PANIAGUA
BARCELONA

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Compartía varias coincidencias con Jason Collins. Era negro, un deportista profesional importante y anunció su homosexualidad en una exclusiva. Como el pívot de la NBA, Justin Fashanu (Londres, 1961-1998) pasó a la historia en 1990 por convertirse en el primer futbolista relevante que salió del armario sin tapujos. «Soy gay», afirmó en el diarioThe Sun. A nadie le sorprendió. Era un secreto a voces en el fútbol británico. Pero esa confesión cambió su vida. Cayó en una espiral de incomprensión, desprecios y mentiras, y acabó ahorcándose en un garaje. A oscuras, en un maldito suburbio londinense, el delantero inglés de origen nigeriano cortó de raíz su sufrimiento.

El drama de Fashanu se resume en ese lamentable final, pero antes hubo muchos episodios que cimentaron ese desenlace. Desde una infancia difícil hasta una vida ajetreada en la que no faltaron escándalos y reprimendas. Justin pasó sus primeros años en el orfanato Barnardo's, junto a su hermano menor John, otro de los tristes protagonistas de la historia. Sus padres se separaron cuando solo tenía 6 años y fueron adoptados.

A Justin siempre le gustó el boxeo, pero pronto se decantó por el fútbol. El Norwich fue su primer gran club y en 1980 ganó el premio al mejor gol de la temporada por un espectacular tanto al Liverpool. El Nottingham Forest se fijó en sus cualidades y Brian Clough le fichó como sustituto de Trevor Francis en 1981. El doble campeón de Europa pagó un millón de libras por él, una cifra jamás desembolsada antes por un jugador negro. El polémico técnico descubrió pronto los gustos de Justin. Harto de que su delantero visitara discotecas de gais se encaró con él y le soltó:«¿Adónde vas si quieres una rebanada de pan? Al panadero, supongo. ¿Adónde vas si quieres una pata de cordero? Al carnicero. Entonces, ¿por qué sigues yendo a esos malditos clubs de maricones?». Ahí comenzó el derrumbe.

Clough le apartó del equipo y le prohibió incluso entrenarse. Los aficionados tampoco le apoyaron y buscó refugio en el Southampton y el Notts County. Una grave lesión de rodilla hundió aún más su carrera en un ambiente de hostilidad insoportable. Por eso decidió marcharse a Estados Unidos, aunque en 1989 regresó a la Premier con el Manchester City y el West Ham como destinos.

Cansado de vivir recluido, dio el paso definitivo y, en una extensa entrevista, proclamó su homosexualidad. Desveló que había mantenido relaciones con otros futbolistas, estrellas del pop y un diputado conservador casado.«Le conocí en un bar gay de Londres y acabamos juntos en la cama de su piso».Nunca dio nombres, pero el cataclismo en la sociedad británica fue brutal. Ya nada fue como antes. Sus compañeros le hicieron el vacío y su hermano, también futbolista en activo, acusó a Justin de ser un«paria que había manchado el nombre de su familia».En una cruel nota exigió que«no le confundiesen» con él y pidió a los clubs que se olvidarán de él.

Denuncia por violación

Justin siguió jugando en busca de un destino feliz que jamás encontraría. Pasó por Escocia, Suecia, Australia y Nueva Zelanda hasta que colgó las botas en EEUU en 1997. Jugó en 22 equipos en 19 años. Sumido en deudas y en una profunda depresión, su vida privada también fue noticia por su relación con la actriz bisexual Julie Goodyear, pero el episodio que marcó su adiós fue la denuncia de un menor de 17 años, que le acusó de abusos sexuales en Maryland después de una juerga, el 25 de marzo de 1998. La policía le tomó declaración y se rumoreó que acabaría siendo detenido.

Atormentado por las habladurías, Fashanu regresó a Inglaterra. Una mañana, cuando volvía de una sauna, finiquitó su tormento. Se ahorcó en un garaje abandonado dejando una nota:«Me he dado cuenta de que ya he sido condenado como culpable. No quiero ser más una vergüenza para mis amigos y mi familia. Espero que el Jesús que amo me dé la bienvenida y finalmente encuentre la paz».

El suicidio se produjo el 3 de mayo de 1998. Cuatro meses después, la investigación mostró que no existía ninguna orden de detención contra él. La policía americana, finalmente, acabó desestimando la acusación por falta de pruebas. Pero ya no había remedio.