OPINIÓN
El mensaje de Tito
El entrenador del Barça ha asomado la cabeza antes de hora para animar a los demás
Emilio Pérez de Rozas
Periodista
Licenciado en Ciencias de la Información por la UAB. Hijo de Carlos Pérez de Rozas, sobrino de Kike y Manolo Pérez de Rozas, integrantes de una auténtica saga de fotoperiodistas. Trabajó en Diario de Barcelona, fundador de El Periódico de Catalunya en 1978 también formó parte de la redacción en Catalunya del diario El País. Colaborador del diario deportivo Sport y vinculado al departamento de Deportes de la cadena COPE, que dirige Paco González. Emilio suele completar muchas de sus informaciones con sus propias fotos, en recuerdo a lo aprendido junto a su padre y tíos.
EMILIO PÉREZ DE ROZAS
Es la esperanza. Es divisarlo y sentir que el cuerpo se te refresca. Es verlo aparecer junto asu hijo Adrià y tener la sensación de que nunca ha dejado de ser feliz. Es contemplar su figura de campechano jugador de pádel, el deporte de moda, y tener la impresión de que intenta decirle al mundo que no hay que desfallecer. Es verlo aparecer por la Ciutat Deportiva Joan Gamper y pensar que uno nunca deja solos a los suyos, ya sea la familia, los amigos, el equipo o los miles, millones, de personas que se han interesado por él.
Es la esperanza de mucha gente. Porque uno llega a la conclusión de que, en la figura deTito Vilanova, vemos reflejado a aquel enfermo nuestro que pelea con todas sus fuerzas y las de la medicina para salir adelante, para superar, parasobrevivir a esa enfermedadcuyo nombre todos maldicen y que jamás quieren oír.
Pero todos, todos, han escuchado la maldita palabra en la boca de un médico o de cualquier familiar. No hay casa donde no hayan temblado las paredes ante el pronunciamiento de esa plaga. Porque todos, todos, hemos perdido por el camino a más de un ser querido. Aunque todos, sí, tenemos aún pegaditos a nosotros, rozándonos cada día, a alguien nuestro que, como Tito,ha peleado, con sus fuerzas y las de la medicina, ahora maltratada por la crisis, para salir adelante. Y ha salido, sí.
Por eso esa imagen esla esperanza de mucha gente. Cierto, podría ser la imagen de cualquiera de los supervivientes, pero es la imagen de Tito. Ahí plantado, entero, animado, padre y colega a la vez, deportista al fin, junto al sanote Adrià, prometiéndole meterle otra paliza en la resbaladiza pista de pádel. O ese otro Tito, cazado en plan 'paparazzi' en su ciudad deportiva, subiendo las escaleras de su acristalada oficina para empezar a preparar conJordi Roura la alineación, la estrategia, delderbi del domingo frente al Espanyol.
Yo creo que Tito ha asomado la cabeza antes de hora para animarnos a los demás, para alentar a los enfermos, para hacernos creer que es posible y que la medicina, si la dejan sana, si paran los recortes, seguirá ayudándonos a superar los malos momentos, que son muchos, demasiados. Yo creo que ha vuelto para alegrar las caras de los que un día oyeron retumbar las paredes de sus hogares. No ha vuelto, no, por sus jugadores. Casi no lo necesitan. Golean sin él. Golean a través de su móvil.Ha vuelto por los demás enfermos del mundo. Y yo, que he perdido a padres y hermanos, se lo agradezco. Y mucho.
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