La resaca del clásico de Copa

Orgullo y pataleta

El Barça celebra la clasificación mientras el Madrid dice sentirse reforzado pero vuelve a cargar contra el árbitro

DAVID TORRAS / BARCELONA
ANTONIO MERINO / MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cómo han cambiado las cosas en el Madrid. Ahora resulta que una eliminación es celebrada casi como una victoria, en una reacción que recuerda a los viejos tiempos en el Barça, acompañada como siempre por el pataleo contra el arbitraje. Nada nuevo con Mourinho de por medio. Y, qué cosas, de un día para otro, el vestuario blanco ha pasado de ser un criadero de topos a una especie de hermandad que ayer vivió un sainete. Casillas y Sergio Ramos, los dos capitanes y al mismo tiempo dos de los que están más bajo sospecha por su crítica actitud, le regalaron al técnico una tarta para celebrar sus 49 años: «Felicidades míster». Y ahí está Mou soplando las velas como si tal cosa, como si tuviera algo que celebrar, un día después de ser despojado del único título que el club ha ganado en tres años. Y otra vez, frente al Barça de Guardiola.

En el Camp Nou, no hubo pastel. El Barça asume que flirteó con el desastre, pero apela al valor global de la eliminatoria y al orgullo que exhibió en los momentos difíciles. Tampoco hay quejas a pesar de que en el vestuario se recuerda que también sufrió decisiones arbitrales desfavorables, entre ellas, la clara expulsión que mereció Lass antes del descanso y que hubiera hecho mucho más difícil la reacción blanca.

VETAR A TEIXEIRA / Pero en Sant Joan Despí tienen claro que, por mucho que desde Madrid se esfuercen en hacer una lectura positiva, lo que vale es seguir adelante en la Copa. «Salimos reforzadísimos. Lo raro sería no sufrir contra el Madrid e históricamente este club cuando pasaba por una situación así, palmábamos, siempre se perdía, y ahora hemos sacado el orgullo», proclamaba Cesc.

El mensaje del Barça es el de siempre. Todo se reduce al campo y al juego. En el Madrid, todo es muy distinto y el discurso se mueve entre la autoestima recuperada por la gran actuación y la indignación por el arbitraje de Teixeira. Tanto en el campo como en el túnel de vestuarios, los jugadores lanzaron graves comentarios contra el colegiado que este no reflejó en el acta. Mourinho fue más allá y le increpó en el aparcamiento. El club estudia solicitar que Texeira no vuelva a pitar al conjunto blanco en lo que resta de temporada, lo cual parece tener decidido ya el Comité Técnico de Árbitros.

En lo deportivo, el choque deja algunas cosas muy claras. La primera tiene que ver con Mourinho y su mezquino planteamiento en la ida, donde no jugó Özil, el mejor madridista en el Camp Nou. Algo que aún deja en peor lugar al portugués después de comprobar que el Madrid puede jugarle al Barça sin miedo y con el sistema que propugnan los propios futbolistas. «Hoy hemos jugado al fútbol. Nos quitamos la ansiedad y el temor ante el Barcelona. Nos dimos cuenta de que les podemos ganar», declaró Arbeloa. «Esta vez arriesgó Mourinho», dijo Butragueño tras el 2-2 del Camp Nou, como si esperase otro planteamiento conservador pese a tener que ir a ganar al feudo azulgrana.

OTRO PLANTEAMIENTO / También el madridismo espera que el técnico portugués haya entendido de una vez que el Madrid no puede volver a medirse a los azulgranas con un carro de precauciones defensivas y un fútbol basado en el patadón. Es decir, que se espera que haya un antes y un después del choque del miércoles.

Con todo ello, pocas veces una derrota dio tantos dividendos. Lo que se presumía como el colofón a una eliminatoria plagada de fiascos, con la gran brecha abierta en el vestuario, el enfrentamiento de parte del Bernabéu con Mou y la vergüenza por el pisotón de Pepe a Messi, se ha convertido en un golpe de moral. Todos se unieron también en las críticas a Teixeira. «Hicimos un buen partido hasta que nos dejaron. Los pequeños detalles del árbitro nos mermaron», dijo Arbeloa.

Ayer, Sergio Ramos felicitaba al club por recurrir la segunda amarilla que le costó la expulsión. «Aunque algunos no paran de revolcarse, ni le toco», escribió en su twitter el central blanco, en alusión a Busquets. Una película conocida. Quejas y más quejas.