El rival de los azulgranas

Al filo de lo imposible

JOAN DOMÈNECH
YOKOHAMA / ENVIADO ESPECIAL

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Alcanzada ya la máxima aspiración de meterse en la semifinal, el Al Sadd afronta como un premio el enfrentamiento contra el Barça. Pocas aspiraciones tiene su entrenador, el uruguayo Jorge Fossati. El veterano técnico uruguayo, de 58 años, confía en «el 10% de la ilógica del fútbol» para que el equipo dé la campanada más sonora de la temporada. «Tenemos que soñar con que sí es posible», sostiene Fossati.

La fuente de inspiración, el asidero al que se agarra el entrenador del once catarí, es el Getafe. El único equipo que ha derrotado al Barça

desde el mes de mayo, cuando los azulgranas cayeron en Anoeta en plena marcha triunfal hacia la tercera Liga consecutiva. «De 10 veces, el Barcelona ganaría nueve, pero se dio una y ojalá Dios nos ayude», dijo Fossati. Necesitarán esa mano celestial. El Al Sadd ni siquiera alcanza el nivel del club madrileño, ni los jugadores están habituados a competir al nivel que les exigirá el Barça. El triunfo en el clásico por 1-3 ha borrado las dudas que pudieran tener los hombres de Guardiola. Y también las de Fossati. «Les he pedido a los directivos que hablen con Blatter para poder jugar con 15 o 16 futbolistas», bromeó el entrenador tras eliminar al Esperance de Túnez.

Expectativas colmadas

El triunfo ya fue una sorpresa para las expectativas del Al Sadd, que el lunes ya viajó a Yokohama y ayer hizo el primer entrenamiento. Figurar entre los cuatro mejores del mundo rebasa las pretensiones del equipo en su estreno en el Mundial de Clubs. Es el único representante de Catar que no solo ha conquistado dos veces el campeonato asiático (la versión de la Champions europea) sino que participa en la competición de Japón. Por esa razón, Fossati se toma el envite ante Guardiola como «un premio» que alivia un par de espinas que aún lleva clavadas.

La primera data del 2006. Era el seleccionador de Uruguay, máximo reto para cualquier técnico del país. Una irregular fase clasificatoria para el Mundial condujo a los charrúas a jugar un partido eliminatorio frente a Australia. Los celestes cayeron por penaltis y Fossati renunció ante el fracaso. «Estuve cinco días de luto sin salir de casa», admitió, avergonzado por el desastre. La segunda se produjo apenas hace un año. En mayor del 2010, fue destituido del Internacional de Porto Alegre por razones que él aún no se explica. O no las ha entendido. El club brasileño le contrató para ayudar a conquistar la Copa Libertadores, pero le despidió cuando estaba en la semifinal.

El lunes subrayó su satisfacción por haber eliminado al campeón de África, el Esperance. Una ironía alusiva a la eliminación del Inter, el año pasado, ante el Mazembe de la República del Congo en el Mundial de Clubs.

Pero ahora el trotamundos Fossati (ha entrenado en Argentina, Uruguay, Catar, Ecuador, Brasil y Arabia Saudita) se siente un poco renacer ante una jornada emocionante. Ante el premio que se han ganado él y sus chicos, a quienes nadie esperaba tan lejos de Catar. Ni siquiera ganó la Liga ni la Copa nacionales. Sus últimos títulos datan del 2007, en la primera etapa de Fossati en el Al Sadd: disputó la Champions League asiática como invitado, superó la liguilla y eliminó en la semifinal al Suwon surcoreano (uno de los favoritos), y en la final derrotó al Jeonbuk Hyundai, también surcoreano, en los penaltis y en campo ajeno.

Separados por un mundo

«Ahora pasar a la final ganando al Barcelona parece más una utopía que una posibilidad real», admitió en su penúltima comparecencia antes de instalarse con el equipo en el hotel Internacional de Yokohama. Está a muy pocos metros del que hospeda al Barça, pero hay un mundo entre ambos equipos.

El Al Sadd está hecho sobre una base de jugadores catarís y solo cuenta con cuatro extranjeros; el central Jung Soo Lee (31 años, internacional con Corea del Sur); el lateral argelino Nadir Belhadj (29), de quien hace años se habló de que era pretendido por el Barça, y los dos delanteros, que hicieron carrera en Francia y se erigen en el mayor problema azulgrana: Mamadou Niang (32 años) fue campeón de Liga en el 2010 con el Marsella y máximo realizador del campeonato, pero recaló en el Fenerbahçe antes de acabar con sus huesos en Catar para gritar los últimos goles de su carrera. El otro atacante es el marfileño Abdul Kader Keita (30), que también buscó acomodo en Turquía (Galatasaray) tras marcharse de Francia (Lyón) para buscar el retiro dorado en el Golfo Pérsico. Aún les queda alguna gran batalla, como la de mañana.